El boscoso pueblo de la infancia de Nuria Roca en Valencia: «Allí no existen tele ni micros»
La presentadora de La Sexta está unida a sus raíces valencianas y suele pasar temporadas en el pueblo que la vio crecer

Nuria Roca, en una imagen de archivo. | EP
Nuria Roca es uno de los rostros más conocidos de nuestra televisión. La valenciana se hizo famosa gracias a varios formatos que ha presentado en nuestro país y, ahora, lleva las riendas de La roca y es una más en la charla-debate de actualidad junto a su marido, Juan del Val, Tamara Falcó y Cristina Pardo. En todos estos años, se ha construido una personalidad y una figura de la propia presentadora que, sin duda, ha estado marcada por su familia y sus raíces. Es más, fue una de las personas más importantes durante la entrega del Premio Planeta a su marido, momento en el que estuvo apoyándole de manera incondicional.
Y es que Nuria siempre tiene muy presente sus raíces valencianas. Aunque la presentadora tuvo que abandonar su casa para comenzar su carrera profesional, siempre ha estado muy ligada a su familia. Es más, cada vez que tiene un momento libre, hace las maletas y se traslada hasta su pueblo, la localidad que le vio crecer y del que siempre se acuerda cuando está fuera de casa. A pesar de esta dependencia, Nuria lleva viviendo en Madrid casi dos décadas y es en la capital donde desarrolla su carrera profesional y donde tiene más oportunidades laborales.
El pueblo de Valencia donde Nuria Roca pasó su infancia
Hay varios lugares de Valencia que, sin duda, han marcado la vida personal y profesional de Nuria Roca. Uno de ellos es Moncada, donde nació su madre, y otro, Náquera, el lugar donde pasó la mayor parte de su infancia. Náquera es un municipio de la provincia de Valencia que pertenece a al comarca del Campo de Turia. Se encuentra en las estribaciones del Sierra Calderona, lo que le aporta un entorno natural montañoso en parte, y está situado a una altitud aproximada de 215-242 metros sobre el nivel del mar. Limita con municipios como Bétera, Segart, Serra, Moncada y otros del entorno valenciano. Dado este medio natural, Náquera combina zonas de huerta, zonas boscosas y urbanización en un entorno intermedio entre lo rural y lo periurbano.
El nombre de Náquera proviene de la palabra árabe «naqra» que significa «agujero» o «cueva». Hay indicios arqueológicos de población antigua como restos prehistóricos en cuevas, villas romanas de época romana en el término municipal, junto con el paso por la época islámica —la alquería que existía en el territorio musulmán fue posteriormente incorporada a la corona de Aragón—. Durante mucho tiempo, su economía ha estado ligada a la agricultura de secano, a los cultivos tradicionales y a la actividad forestal. Con los cambios más recientes que se han producido en el municipio se ha experimentado cierta transformación debido a su proximidad a Valencia y, sobre todo, por sus atractivos naturales.
Náquera, una localidad-dormitorio con un gran papel de la naturaleza
La población de Náquera ha crecido de forma notable en las últimas décadas: para el año 2022 contaba con unos 7.728 habitantes. El crecimiento de vivienda también ha sido significativo: por ejemplo, en 2021 se indicó que los precios de vivienda en Náquera subieron unos 29,3 % —entre los mayores incrementos en España— como reflejo de la demanda de entornos más naturales y con buena accesibilidad. Tradicionalmente, Náquera ha estado ligado a una economía que está basada en la agricultura, sobre todo al cultivo de cítricos, almendros y olivos. Hoy en día, su atractivo es, sobre todo, residencial, como una localidad-dormitorio. También, tiene mucho turismo de naturaleza y hay varias rutas de senderismo que hacen que el municipio combine su paso agrícola con un dinamismo orientado hacia lo residencial y los planes outdoors.

Náquera destaca por su entorno dentro de la Sierra Calderona con bosques, barrancos, zonas de pinar, miradores con vistas al mar y la huerta próxima. Algunos puntos de interés son la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, la ermita de San Francisco, la Cova dels Estudiants —la cueva con restos históricos— y el Pi del Salt, un pino centenario con vistas. Como muchos municipios cercanos a grandes áreas urbanas, Náquera afronta retos como la gestión del crecimiento residencial, la compatibilidad entre la conservación del entorno natural y la expansión urbana, la necesidad de servicios adecuados —sanitarios, transporte, educación—, y la preservación de su identidad rural-natural ante la presión de la ciudad-satélite.
Han sido varias las ocasiones en las que Nuria se pronunciado sobre su pueblo de la niñez, del que guarda buenísimos recuerdos. «En ese lugar no existe tele, no existen focos, no hay micros y es todo fantástico», contó, sobre la experiencia que vive cada vez que pasa temporadas allí, donde puede escapar del mundo mediático.