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La parte privada de Liria de los duques de Huéscar es una joya francesa sin minimalismo

El lugar es uno de los tesoros del centro de Madrid y sigue conservando los muebles y el estilo de la duquesa de Alba

La parte privada de Liria de los duques de Huéscar es una joya francesa sin minimalismo

Los duques de Huéscar, Sofía Palazuelo y Carlos Fitz-James Stuart. | Gtres

Los duques de Huéscar, Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo, no han abandonado, del todo, el hogar familiar. La pareja reside en el mismo edificio que Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini, en el centro de Madrid, en una de las propiedades que tiene su progenitor, muy cerca del Palacio de Liria. Este lugar abrió sus puertas hace un año, con una exposición de la artista Joana Vasconcelos, y quisieron darle una nueva vida a aquel hogar que dejó atrás la duquesa de Alba. El palacio se puede visitar y, en estos últimos meses, se ha convertido en una de las zonas más bonitas, mejor decoradas y con mayor gusto de la capital. Y es que, allí, como explican desde El País —en su suplemento Icon Design—, los duques de Huéscar cuentan con una zona privada, decorada en estilo «francés» y donde no existe la palabra «minimalismo».

Fernando Fitz-James Stuart, cuyo nombre completo es Fernando Juan Fitz-James Stuart y de Solís, es el 17.º duque de Huéscar y heredero directo de la Casa de Alba. Su familia es una de las más poderosas y emblemáticas de la nobleza española. La casa de Alba combina un impresionante patrimonio histórico, artístico y cultural con una historia muy arraigada en la política y la aristocracia española. Por su parte, Sofía Palazuelo proviene de otra familia aristocrática aunque más moderna: su madre es Sofía Barroso —descendiente de figuras destacadas— y su tía es la conocida diseñadora Teresa Palazuelo. 

La historia tras el Palacio de Liria

Invernadero del siglo XIX del Palacio de Liria. | Foto: Winnie | The Objective.

Fernando y Sofía se conocieron en 2013 durante sus estudios en The College for International Studies en Madrid. Ambos compartían intereses por la cultura y el arte, algo que se convirtió en uno de los pilares de su relación. Durante esos años de noviazgo, construyeron una conexión basada no solo en su herencia aristocrática, sino también en proyectos personales y valores compartidos. La boda fue un evento muy mediático en el mundo de la aristocracia española: el enlace tuvo lugar el 6 de octubre de 2018, en los jardines del Palacio de Liria —la residencia histórica de la Casa De Alba—. Fernando vistió el uniforme de gala de maestrante de Sevilla, y Sofía llevaba un vestido diseñado por su tía Teresa Palazuelo, con un estilo sobrio y moderno, sin tiara tradicional.

Tras casarse, la pareja se mudó a un apartamento muy cercano al Palacio de Liria. Esta cercanía no es casual: Liria es uno de los palacios más emblemáticos de su familia, y representa el centro patrimonial e histórico de la Casa de Alba. El Palacio de Liria fue mandado construir en el siglo XVIII por Jacobo Fitz-James Stuart y Colón, el III duque de Berwick y duque de Liria y Jérica, descendiente directo del rey Jacobo II de Inglaterra y de Cristóbal Colón. Las obras comenzaron en 1767, siguiendo los planos del arquitecto francés Louis Guilbert, y posteriormente continuadas por Ventura Rodríguez, uno de los grandes arquitectos del neoclasicismo español. El propósito era levantar una residencia palaciega urbana que reflejara el prestigio y el poder de la Casa de Alba, una de las familias más antiguas e influyentes de Europa.

Fue destruido durante la Guerra Civil y se reconstruyó en el siglo XX

El palacio fue concebido en un estilo neoclásico francés, influido por los grandes hôtels particuliers de París. Su fachada se caracteriza por la simetría, las columnas clásicas y la elegancia sobria, muy diferente de los excesos decorativos del barroco tardío.
El edificio tiene tres plantas y un cuerpo central flanqueado por dos alas, que se abren hacia amplios jardines. En su interior, cada sala fue decorada con un gusto refinado que combinaba muebles franceses, tapices flamencos, porcelanas, esculturas y retratos familiares de gran valor histórico y artístico. A lo largo de los siglos, el Palacio de Liria ha sido residencia principal de la Casa de Alba y, al mismo tiempo, centro de mecenazgo artístico y literario. En el siglo XIX, se convirtió en punto de encuentro de la élite cultural y política española. En sus salones se celebraron tertulias, bailes, recepciones diplomáticas y reuniones con artistas, escritores y reyes.
Entre sus visitantes ilustres se contaron la reina Isabel II, Alfonso XIII, Winston Churchill y muchos otros personajes históricos.

De izquierda a derecha, Fernando Fitz-James Stuart, Sofia Palazuelo, Belen Corsini y Carlos Fitz-James Stuart. | Europa Press

Durante la Guerra Civil, el palacio fue destruido. No se reconstruyó hasta el siglo XX, comenzando en los años 40, bajo la dirección del arquitecto Edwin Lutyens, quien diseñó los planos antes de su fallecimiento, y continuó su discípulo Manuel Cabanyes. El resultado fue una fiel recuperación de la fachada original y una reorganización interior más moderna y funcional, adaptada a las necesidades de la familia Alba de mediados del siglo XX. En 1956 se completaron las obras, devolviendo al palacio su antiguo esplendor, pero con una estructura más sólida y moderna. Durante el siglo XX y XXI, el palacio ha seguido siendo residencia principal de los duques de Alba, y desde 1956 también sede de la Fundación Casa de Alba, encargada de conservar su patrimonio. Bajo la duquesa Cayetana de Alba, el palacio vivió una etapa de apertura y modernización, con visitas privadas y actos culturales. Tras su fallecimiento, el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, y su hijo, Fernando Fitz-James Stuart, heredero y duque de Huéscar, han continuado esa labor.

La parte privada de los duques de Huéscar en Liria

El exterior del Palacio de Liria. | Gtres

Han sido los propios duques de Huéscar quienes han querido mostrar los lugares más impresionantes de la parte privada de la que disfrutan. Esta se encuentra en la segunda planta, donde «desaparece la pompa de las estancias abiertas al público» y se entra en una zona «más privada». Allí hay una colección de «salones con molduras y frisos neoclásicos», así como «paredes de vivos colores y sofás estampados». «No es una casa minimalista», ha apostillado el propio Fernando al mencionado diario. «Esta es una casa francesa llena de muebles ingleses, franceses y holandeses, con mucha información, y también un reflejo de la personalidad de mi abuela, que vivió en España y también fuera», aclara el duque de Huéscar. Las habitaciones siempre se han considerado uno de los secretos mejores guardados del Palacio, siguiendo con ese estilo vintage, vivo y con un toque de la duquesa de Alba.

Fue la propia Cayetana junto a su hijo Fernando quien decidió que, tras su reconstrucción, Liria fuera «una casa». «Ella quiso que fuera una casa, que viviéramos en ella y que reflejase sus vivencias», ha explicado Fernando. Así, la mayoría de los muebles fueron comprados por la propia duquesa de Alba, comprados en anticuarios alrededor de Europa, pero sobre todo en París y en Venecia. En las estancias nos encontramos con cortinas antiguas, una bonita silla tapizada o estampados imposibles junto a pintura mural y cuadros de Goya.

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