El barrio de Madrid donde vive Maxi Iglesias es empresarial, moderno y lleno de rascacielos
El actor se compró un bonito y amplio piso en 2020 en el mismo edificio donde ha residido siempre junto a su madre

Maxi Iglesias, en una imagen de archivo. | Gtres
Maxi Iglesias es uno de los rostros más conocidos de nuestro país. El actor se hizo famoso gracias a Física o química, una serie que marcó el presente de una gran generación que todavía recuerda, con mucho cariño, todo lo que sucedía en el interior del Zurbarán. La salida de la serie se produjo de forma escalonada y le dio la posibilidad a sus actores de buscar una nueva experiencia laboral de la mano de la actuación. Es el caso, por ejemplo, de Úrsula Corberó, quien se convirtió en una estrella mundial gracias a La casa de papel o Maxi, quien ha ido encadenando pequeños papeles tanto en la pequeña como en la gran pantalla.
Maximiliano Teodoro Iglesias Acevedo, conocido artísticamente como Maxi Iglesias, nació el 6 de febrero de 1991 en Madrid, España. Creció junto a su madre, Mercedes, ya que su padre falleció cuando él era apenas un niño, una pérdida que marcó profundamente su vida. Esa ausencia, según ha contado en entrevistas, lo volvió más introspectivo y sensible. Fue hijo único, y al pasar tanto tiempo entre adultos desarrolló una gran capacidad de observación. Cursó sus estudios en el Colegio Cardenal Spínola de Madrid, donde mostró interés por el deporte, especialmente por el fútbol, llegando a formar parte de equipos federados en su juventud.
La carrera y la vida tranquila de Maxi Iglesias
Su debut en el cine llegó sorprendentemente temprano: con solo seis años participó en la película La pistola de mi hermano (1997). Aun así, después de esa experiencia, decidió centrarse en los estudios y dejó temporalmente la actuación. A los 14 años regresó al mundo de la televisión con pequeños papeles en series españolas muy conocidas como Hospital Central, Amar en tiempos revueltos y Cuéntame cómo pasó. Estas apariciones le sirvieron para ganar experiencia en el medio y para darse a conocer poco a poco en la industria televisiva española.
El gran reconocimiento público le llegó en 2008 con la serie juvenil Física o Química, emitida por Antena 3, donde interpretó al carismático estudiante César Cabano. Su personaje, atractivo, rebelde y sensible, se convirtió rápidamente en uno de los favoritos del público adolescente. Gracias a ese papel, Maxi Iglesias se transformó en un ídolo juvenil en España y Latinoamérica. Sin embargo, esa etapa no fue fácil; hace unos días confesó que vivió momentos complicados en el rodaje, pues algunos compañeros le hacían bullying debido a su popularidad y a las portadas que protagonizaba en revistas. A pesar de ello, considera esa experiencia como una de las más importantes de su vida profesional.
Tras el éxito de Física o Química, Maxi buscó diversificar su carrera para no quedar encasillado en el papel de «galán adolescente». Participó en series de distinto tono, como Los Protegidos, Toledo, cruce de destinos y Velvet, donde interpretó a personajes más maduros y complejos. En el cine trabajó en títulos como Mentiras y gordas (2009), After (2009) y El diario de Carlota (2010). Con el tiempo amplió su alcance internacional al participar en producciones de Netflix, entre ellas Ingobernable (México) y Valeria (España), donde interpretó a Víctor, uno de los personajes más queridos de la serie.
Fuera de la actuación, Maxi Iglesias se ha mostrado como una persona inquieta y polifacética. Es amante de la música electrónica y, bajo el nombre de DJ Max, ha participado en varios eventos como DJ. También ha trabajado como modelo, siendo imagen de diversas marcas. En lo sentimental, mantuvo una relación muy comentada con la actriz peruana Stephanie Cayo, con quien compartió proyectos profesionales y personales. A pesar de su fama, suele mantener su vida privada con discreción y evita exponer demasiado sus relaciones o su círculo más cercano. En los últimos días, se ha comentado que el actor podría estar saliendo con la también actriz Susana Abaitua, con quien ha coincidido en su último proyecto laboral.
Se compró una casa hace unos años en el barrio que le vio crecer
Lo cierto es que el actor lleva una vida especialmente tranquila en el centro de Madrid. Es más, hasta hace unos años residía en la misma casa que le vio crecer, junto a su madre. Fue hace cinco años cuando decidió comprarse un bonito —y caro— piso en la zona de Castilla, que pertenece al distrito de Chamartín. Un barrio especialmente comercial, donde nos encontramos con algunos de los edificios más icónicos de la capital. El barrio de Castilla forma parte del distrito de Chamartín, en la zona norte de la ciudad de Madrid. Su centro neurálgico es la Plaza de Castilla, un punto muy emblemático y de conexión, tanto por su carácter urbano como por sus vías principales. El barrio está limitado por el paseo de la Castellana al oeste, la calle de Mateo Inurria al sur, la estación de Chamartín al este, y la misma plaza de Castilla.
Durante gran parte de su historia, los terrenos del barrio pertenecieron a los duques de Pastrana, dentro del antiguo municipio de Chamartín de la Rosa. Más tarde, esos terrenos fueron donados a los jesuitas, y también estuvieron vinculados al Canal de Isabel II. Por otro lado, por esa zona pasaba antiguamente la llamada «carretera de Francia», lo que le daba una conexión estratégica. El crecimiento urbano moderno de Castilla comenzó hacia finales de los años 50. A día de hoy es considerado uno de los barrios más caros de Madrid. En Castilla conviven edificios de distintas épocas y estilos: hay construcciones modernas, torres de oficinas y bloques más tradicionales residenciales.
Así es el barrio de Castilla que aúna grandes empresas con la vida residencial
Uno de los rasgos más emblemáticos es la presencia de las Torres KIO (Puerta de Europa) en la Plaza de Castilla, dos rascacielos inclinados que son un icono arquitectónico de la ciudad. También resalta el diseño urbano posbélico con conjuntos de viviendas peculiares, como los llamados «Nichos», construidos para empleados de la EMT, con una forma exterior distintiva. Se trata, además, de un nudo muy potente en cuanto a comunicaciones. Por un lado está la estación de Chamartín, que ofrece trenes de cercanías y de larga distancia. Según datos recientes, Castilla tiene una población relativamente moderada para su tamaño —de unas 16.600 personas según Plaxes—.
Debido a su carácter residencial y su buena conectividad, es un barrio atractivo tanto para familias como para profesionales. El precio medio de la vivienda es alto; Plaxes estima un valor elevado por metro cuadrado, lo que coincide con su reputación de zona bienestante. Castilla cuenta con buenos servicios; tiene centros de salud, bibliotecas y también colegios, lo que lo convierte en una zona cómoda para vivir. En cuanto al ocio, aunque no es un barrio «turístico» y hay una oferta variada con restaurantes, cafés, y espacios para pasear. Además, está muy cerca del Parque Norte.

A pesar de su prestigio, Castilla no es totalmente homogéneo; hay partes muy residenciales y tranquilas, pero también zonas con bastante tránsito por su papel como enclave de comunicaciones. El proyecto Madrid Nuevo Norte —antes conocido como Operación Chamartín— va a impactar directamente en esta zona, ya que una parte del desarrollo está muy cerca, lo que puede transformar aún más el barrio en términos de oficinas, vivienda y zonas verdes.
Maxi Iglesias, acostumbrado a un ritmo de vida activo, moderno y con conexión tanto a la vida cultural de Madrid como a proyectos internacionales, encontraría en Castilla un entorno muy adecuado. El barrio combina tranquilidad residencial con acceso directo a las zonas más dinámicas de la ciudad. Desde su posible piso con vistas a las Torres KIO o cerca de la Plaza de Castilla, disfruta de una vivienda moderna, luminosa y bien comunicada, algo que se ajusta al perfil de un actor que viaja constantemente y valora la privacidad.
Además, uno de los aspectos que más valora es la discreción. Maxi siempre ha procurado mantener su vida privada lejos del foco mediático, y Castilla le ofrece justo eso; una zona con poca presión social, segura, y con vecinos de perfil similar —como profesionales, diplomáticos o figuras públicas que buscan anonimato—. Además, fijar su residencia allí representa un equilibrio entre su vida profesional y personal. La zona tiene un aire elegante, ordenado y algo introspectivo; un contraste con la energía intensa de los rodajes o las giras. Desde su balcón, viendo la puesta de sol sobre las torres inclinadas de la Puerta de Europa, podría encontrar inspiración para escribir, leer guiones o simplemente desconectar. Además, la cercanía al distrito de Chamartín, lleno de historia y de tradición madrileña, le permite conectar con la ciudad donde creció y empezó su carrera.
