La dura vida de Pérez-Reverte como corresponsal de guerra entre África y Balcanes
El reputado escritor pasó más de dos décadas entre Eritrea, El Salvador o Nicaragua y conoció su cruda realidad

Arturo Pérez Reverte, en un collage. | Gtres
Arturo Pérez-Reverte ha tenido una vida llena de retos, marcada, sin lugar a dudas, por su vocación como escritor. Y es que los libros se han convertido en una parte indispensable, no solamente de su parcela profesional, sino de la personal. Pérez-Reverte ha conseguido que todas las experiencias de las que ha sido testigo, con el paso de los años, condicionan su narrativa. Entre ellas, su etapa como corresponsal de guerra que marcó un antes y un después también en su obra literaria. Una época que el escritor ha recordado en infinidad de ocasiones, poniendo en valor su labor como informante en zonas de conflicto antes de triunfar con sus bestsellers.
Pérez-Reverte comenzó su carrera periodística en la década de los años 70. Tras licenciarse en Ciencias Políticas y Periodismo, ingresó en Televisión Española (TVE) en 1973, donde empezó cubriendo información nacional e internacional. Casi veinte años más tarde anunció su despedida del ente público al enterarse de que pretendían «abrir un expediente por justificar gastos en zonas de guerra con facturas falsas». Un tiempo antes, se sintió atraído por los escenarios de conflicto, donde la realidad extrema ponía a prueba tanto la técnica periodística como la condición humana. Esa vocación por narrar la guerra desde el terreno lo llevó a convertirse en corresponsal en activo durante 21 años.
Los años más duros de Pérez-Reverte entre África, Nicaragua y Sudán
Durante su trayectoria, cubrió más de una veintena de guerras y conflictos armados en distintas partes del mundo. Estuvo presente en Líbano, Eritrea, Chad, El Salvador, Nicaragua, Mozambique, Sudán, Angola, Croacia, Bosnia, y el Golfo Pérsico, entre otros escenarios. En Beirut, durante la guerra civil libanesa, vivió algunos de los episodios más duros de su carrera. También cubrió la guerra de las Malvinas y la guerra de Bosnia, donde fue testigo directo de la brutalidad y el sufrimiento de la población civil.
Pérez-Reverte siempre destacó por su estilo sobrio y directo en los reportajes; prefería mostrar los hechos sin adornos, dejando que la crudeza del conflicto hablara por sí misma. Su trabajo no solo consistía en narrar batallas, sino en retratar a las personas atrapadas en medio del caos; soldados, refugiados, médicos, madres y niños. Esa mirada humana y moral —no sentimental, pero sí compasiva— caracterizó su periodismo.
La experiencia acumulada en los campos de batalla dejó una huella profunda en su personalidad. Pérez-Reverte ha dicho en varias entrevistas que la guerra le quitó cualquier ilusión sobre la bondad innata del ser humano. De ahí proviene su visión moral compleja y su desconfianza hacia los discursos ideológicos o patrióticos. Para él, la guerra revela lo que somos en esencia; seres capaces de la mayor nobleza y la mayor crueldad. Esa visión, nacida del contacto directo con la violencia, impregna toda su obra literaria posterior. En novelas como Territorio comanche, La piel del tambor o El pintor de batallas, la figura del reportero o del testigo aparece como un alter ego del propio autor, alguien que observa la tragedia desde dentro, con una mezcla de lucidez, dolor y cinismo.
El día que decidió abandonar el periodismo de guerra
En 1994, tras cubrir la guerra de Bosnia, Pérez-Reverte decidió abandonar el periodismo de guerra. Su salida no fue repentina, sino el resultado de un desgaste acumulado. Él mismo explicó que había visto «demasiados muertos» y que ya no podía soportar seguir presenciando la barbarie sin volverse insensible. Ese mismo año publicó Territorio comanche, una novela breve y amarga que funciona como testamento de su experiencia en los conflictos bélicos y como crítica a la cobertura mediática de la guerra. Después de dejar el periodismo activo, se dedicó por completo a la literatura. Sin embargo, nunca se desligó del todo de su identidad como reportero: su narrativa conserva el ritmo, la precisión y la mirada ética del periodista que se juega la vida para contar lo que ve.
Pérez-Reverte pertenece a una generación de periodistas españoles que abrieron el camino del periodismo internacional en lengua española. Su figura ayudó a consolidar la imagen del corresponsal como testigo y narrador moral, no solo como transmisor de noticias. Su estilo influyó en muchos reporteros posteriores y en la forma de entender la profesión en el mundo hispano. Hoy en día, él mismo se refiere a esa etapa como una «escuela de vida y de escritura». En sus entrevistas suele confesar que «la guerra enseña más sobre el ser humano que cualquier universidad». Su pasado como corresponsal no es solo un antecedente biográfico: es el eje central de su pensamiento y de su literatura.
Su despedida de TVE fue especialmente difícil y, a través de su libro, Territorio comanche, les dedicó un revelador «que os den morcillas». En 2022, como recogen en Vanitatis, en una entrevista con El Mundo, confesó cuáles habían sido las verdaderas razones de su salida. «Coincidió mi fatiga del periodismo con mi éxito como novelista, y yo pude adelantar mi jubilación gracias a que la literatura me dio una independencia económica que no había tenido sin ella. Mi éxito como novelista me permitió irme antes del periodismo», apostilló. En infinidad de ocasiones, Pérez-Reverte se ha sincerado sobre cómo fueron esos años de guerra a través de su columna en XL Semanal, desde donde ha hecho un retrato, casi perfecto, de cómo fueron esos años de conflicto.
«Las guerras no eran entonces lugares tan frecuentados como ahora, las oenegés no existían y los testigos exteriores de aquellas tragedias eran muy pocos. A menudo, en África, Asia o Hispanoamérica, un enviado especial debía buscarse la vida en soledad durante semanas o meses. No era un mundo fácil», apostilló en una de esas columnas. Todas estas experiencias de vida le han proporcionado, a Pérez-Reverte, un conocimiento completo y, sobre todo, una gran capacidad para dar su opinión sobre las situaciones que más preocupan actualmente a la sociedad.
