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El modesto barrio de Madrid donde se mudó Paloma Rocasolano tras su divorcio de Jesús Ortiz

La madre de la reina Letizia se compró un pequeño piso en la capital donde también residió la mujer de Felipe VI

El modesto barrio de Madrid donde se mudó Paloma Rocasolano tras su divorcio de Jesús Ortiz

Paloma Rocasolano, en una imagen de archivo. | Gtres

Paloma Rocasolano está feliz en Murcia. La madre de la reina Letizia se mudó, hace un año, a una localidad muy cercana a la ciudad de Cartagena junto a su novio, Marcus Brandler. Dejó atrás su vida en Madrid, la ciudad que la vio crecer, y que también abandonó cuando se mudó a Asturias. En sus años de vida, Paloma ha dividido su vida entre la capital y Oviedo, donde nacieron sus tres hijas y donde, también, vivió los años más felices de su matrimonio. Cuando Letizia era adolescente, la familia se mudó a Madrid, donde se establecieron en Rivas-Vaciamadrid y, más adelante, una Paloma ya divorciada se instaló en uno de los barrios humildes de la capital.

Paloma Rocasolano nació el 15 de abril de 1952 en Madrid. Aunque parte de su juventud la pasó en Asturias, donde se formó como enfermera, su vida se consolidó posteriormente en la capital. Tras trasladarse con su familia, se estableció en el extrarradio madrileño —en Rivas-Vaciamadrid— cuando su marido, Jesús Ortiz, periodista, recibió un destino profesional. En Madrid, Paloma continuó ejerciendo la enfermería, muy comprometida con su trabajo. Además, se implicó activamente en el sindicalismo; fue delegada del Sindicato de Enfermería (SATSE). Su vida profesional siempre ha estado marcada por su sentido del deber, su constancia y su vocación por la sanidad pública.

El barrio de Madrid donde vivió Paloma Rocasolano tras su divorcio

Paloma Rocasolano, el año pasado, en los premios Princesa de Asturias. | Gtres

Cuando su matrimonio con Jesús Ortiz se rompió —se separaron en 1998—, Paloma quedó sola con sus hijas —Letizia, Érika y Telma— y vivió en un piso muy modesto en Madrid; una buhardilla de unos 37 metros cuadrados. Esa vivienda reflejaba su perfil sencillo y trabajador, muy alejado de lo que hoy se podría esperar de la madre de una reina. A pesar de las dificultades, siempre transmitió a sus hijas valores como el esfuerzo, la perseverancia y la humildad. La vida de Paloma en Madrid dio un giro radical cuando su hija Letizia contrajo matrimonio con el entonces príncipe Felipe. El enlace real aumentó considerablemente su visibilidad, su poder adquisitivo y su presencia en ambientes más selectos.

A pesar de todo, Paloma siguió haciendo vida en su barrio de siempre; Moratalaz. Tras su divorcio, la mujer se compró un piso en esta zona de Madrid. Moratalaz no es solo un lugar donde vivió Paloma; es parte del contexto familiar donde creció políticamente su relación con sus hijas. Según Lecturas, cuando ella se trasladó a Moratalaz, Letizia vivió con su madre allí por un tiempo. El barrio representa una etapa de su vida más modesta, antes de su vinculación más estrecha con la Casa Real. Su vida en Moratalaz refleja su perfil de madre trabajadora y sindicalista, no alguien que desde el principio vivió en el lujo o el foco mediático.

Moratalaz, un barrio humilde con mucha personalidad

El barrio de Moratalaz se encuentra en el sureste de Madrid y es uno de los 21 distritos administrativos de la capital. Su historia moderna comienza en la década de 1950, cuando pasó de ser una zona de huertas y descampados —con pequeñas viviendas rurales y chabolas— a convertirse en un gran núcleo residencial dentro del plan de expansión urbana del franquismo. En esa época se construyeron numerosas viviendas de protección oficial, destinadas a familias trabajadoras que llegaban a Madrid desde otras provincias en busca de empleo.

Las lonjas de Moratalaz. | Ayuntamiento de Madrid

El diseño original de Moratalaz fue pionero: se planificó como una «ciudad dormitorio», con amplios espacios abiertos, avenidas rectas y zonas verdes, algo poco común entonces en los barrios obreros de la capital. Por eso, en comparación con otros distritos periféricos, Moratalaz destacó por su buena organización urbanística. Moratalaz está dividido en varios barrios administrativos: Pavones, Horcajo, Marroquina, Media Legua, Fontarrón y Vinateros. Cada uno tiene su carácter, pero comparten una estructura parecida: bloques de pisos de media altura, amplias avenidas arboladas y zonas comerciales de barrio.

La avenida de Moratalaz es su eje vertebrador. En torno a ella se concentran comercios tradicionales, cafeterías, colegios y servicios públicos. También destacan las zonas del Parque de la Cuña Verde de O’Donnell, que conecta con el Retiro y sirve de gran pulmón verde, y la Plaza del Encuentro, punto neurálgico y social del distrito. A pesar de su urbanización masiva en los años 60 y 70, Moratalaz mantiene un equilibrio entre espacios residenciales y zonas ajardinadas, lo que le da una calidad de vida notable dentro del paisaje madrileño. Históricamente, Moratalaz ha sido un barrio de clase media y trabajadora, con una fuerte identidad vecinal. En los años 70 y 80, surgieron en sus calles movimientos asociativos y culturales que reclamaban mejores infraestructuras y equipamientos públicos. Esa tradición comunitaria se mantiene: hay asociaciones de vecinos muy activas, centros culturales y una red sólida de colegios, bibliotecas y centros deportivos.

La historia de Moratalaz y su buena conexión con Madrid

La población de Moratalaz ha envejecido en parte, pero el distrito sigue atrayendo a familias jóvenes que buscan tranquilidad, buena conexión con el centro y precios más asequibles que los de barrios más céntricos. A nivel cultural, Moratalaz cuenta con equipamientos destacados como el Centro Cultural El Torito, el Auditorio de la Cuña Verde y la Biblioteca Pública de Moratalaz, además de múltiples espacios deportivos —como el polideportivo de la calle Doctor García Tapia—. También es conocido por su ambiente local: terrazas, bares tradicionales y pequeñas tascas donde aún se conservan las costumbres de barrio madrileño clásico.

Una imagen del barrio. | Idealista

Aunque no es un distrito turístico, ha sido mencionado en canciones y obras literarias por su carácter cotidiano y genuino. Su atmósfera recuerda al Madrid popular y amable, de convivencia tranquila, sin los precios ni la presión turística de otras zonas. Moratalaz está excelentemente comunicado con el resto de Madrid. Cuenta con varias líneas de metro—(la 9, con estaciones como Vinateros o Estrella— y un buen número de autobuses de la EMT que lo conectan con Atocha, Conde de Casal o Goya. También tiene acceso directo a las autovías M-30 y A-3, lo que facilita el transporte privado.

Hoy, Moratalaz combina el espíritu del barrio tradicional con un aire más moderno. Muchos de sus antiguos edificios se han rehabilitado, se han instalado comercios ecológicos, academias y cafeterías de nueva generación, pero sigue conservando ese «alma de barrio» que lo distingue; la gente se conoce, los vecinos conversan en las plazas y los niños siguen jugando en los parques.

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