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Un año de la mayor crisis de los Reyes: cómo han ‘salvado’ la imagen que se vio en la dana

Felipe y Letizia viajaron hasta la localidad de Paiporta en un momento de máxima tensión que estalló con los afectados

Un año de la mayor crisis de los Reyes: cómo han ‘salvado’ la imagen que se vio en la dana

Felipe y Letizia, el 3 de noviembre de 2024 en Paiporta. | EP y Gtres

El 3 de noviembre de 2024 es un día que los Reyes no olvidarán nunca. Tampoco los vecinos de Paiporta y las demás zonas afectadas de la dana que fueron testigos de la visita de Felipe, Letizia y Pedro Sánchez y como ambos monarcas acabaron con el rostro y la ropa llenas de barro. Y es que, en ese momento, después de más de 200 muertos con, aún, desaparecidos y mucha tensión e incertidumbre, algunas de las personas allí presentes decidieron expresar su malestar al jefe del Ejecutivo y al del Estado. Fueron Letizia y Felipe quienes intentaron conversar con los afectados, expresándoles su punto de vista y cómo estaban viviendo la situación. Se convirtió, sobre todo, en un grito de desesperación.

Y en una imagen que, sin duda, pasará a la historia. Sí que es cierto que los Reyes —en condiciones normales— suelen ser recibidos entre vítores y aplausos en aquellos lugares a los que llegan. Es por eso que la tensión vivida en Paiporta desescaló en una Letizia con el rostro totalmente desencajado, la cara llena de barro y un rey Felipe que, también manchado por el fango que asolaba las viviendas y las calles de la localidad, intentaba mantener una conversación con los allí presentes. El momento —frame a frame— fue captado por los medios de comunicación con unas instantáneas que, todavía, se recuerdan.

Cómo vivieron los Reyes su visita a Paiporta en noviembre de 2024

La reina Letizia en Valencia. | Gtres

Sin duda alguna, ese momento evidenció una crisis de comunicación que los Reyes, con mucho empeño, han conseguido salvar. Desde THE OBJECTIVE hemos hablado con Ana Jiménez, experta en marca personal, para entender cómo sucedió todo y cómo han trabajado los monarcas en este año. «La marca personal de los Reyes de España ha demostrado en el último año una capacidad destacable de consolidación y coherencia. Tras la dana que afectó a la Comunidad Valenciana en 2024, su imagen institucional se vio sometida a una exposición pública intensa. La situación, marcada por un clima social de tensión derivado de la catástrofe, situó a la monarquía ante el reto de mantener su papel representativo con equilibrio y serenidad», explica Jiménez.

Y es que lejos de convertirse en «una crisis de imagen prolongada», la gestión posterior «evidenció cómo una marca de autoridad puede reforzarse a través de la coherencia». «Los Reyes optaron por mantener la presencia institucional, escuchar a los ciudadanos y ofrecer apoyo a las zonas afectadas. Esa cercanía prudente, propia de su función, contribuyó a proyectar una imagen de responsabilidad y estabilidad», apostilla la experta en marca personal. Y es que, en la gestión de la marca personal, lo más importante es «eaccionar ante la crítica, sino sostener la integridad del mensaje. Felipe VI y la reina Letizia mantuvieron un tono sobrio y un comportamiento acorde con su papel constitucional; acompañar sin protagonismo, escuchar sin interferir. Esa actitud discreta y constante reforzó la percepción de serenidad y compromiso».

«La empatía puede ser entendida como una forma moderna de autoridad»

«Los Reyes han mantenido su presencia en la Comunidad Valenciana a través de visitas institucionales y encuentros con las familias afectadas. Más que una reacción puntual, se trató de una agenda de seguimiento coherente, que transmitió constancia y sentido del deber. Esa continuidad ha sido, precisamente, el eje sobre el que se ha reconstruido la confianza pública», añade Jiménez. Y es que, en una sociedad que valora la autenticidad, «la empatía puede ser entendida como una forma moderna de autoridad: un liderazgo basado en la presencia, no en la exposición».

La reina, en su visita a Paiporta. | EFE

Así, la marca personal de los Reyes «se apoya, así, en tres principios que se han hecho especialmente visibles tras aquel episodio. El primero es la coherencia, entendida como la capacidad de mantener una línea clara en cualquier circunstancia. El segundo, la autoridad serena, que se manifiesta a través de la estabilidad y la templanza. Y el tercero, la proyección emocional, que permite conectar con la sociedad sin alterar el rol institucional». «Su imagen actual transmite equilibrio y serenidad, proyectando una empatía prudente y medida. La institución emerge de aquel episodio con una narrativa reforzada: la de una monarquía que cumple su papel con estabilidad y coherencia, y que encuentra su fuerza no en la reacción, sino en la constancia», añade la experta en marca personal.

«La autoridad contemporánea se construye desde la autenticidad»

Los Reyes han demostrado que «la autoridad contemporánea se construye desde la autenticidad, la coherencia y la constancia». De esta manera, su liderazgo se «refleja en la capacidad de mantener el rumbo incluso en momentos difíciles, proyectando serenidad y respeto en su papel institucional». «Una marca personal sólida no depende de los aplausos inmediatos, sino de la firmeza y la coherencia sostenida a lo largo del tiempo, que fortalecen la confianza y el vínculo con la sociedad a la que representan», concluye Ana Jiménez.

El Rey, en su visita del 3 de noviembre. | EFE

Fue el pasado 29 de octubre de 2024 cuando una dana asoló la zona sur de Valencia, provocando inundaciones severas en la provincia de Valencia, causando numerosos daños materiales y humanos. El 3 de noviembre, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, acudieron a Paiporta, una de las localidades más afectadas, para mostrar su apoyo a los damnificados y hacerse cargo in situ del alcance del desastre. A su llegada, la comitiva incluía también al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. Desde el momento en que los Reyes y la comitiva accedieron al centro de Paiporta, se encontraron con una recepción muy tensa; vecinos afectados expresaron su enfado y frustración por la gestión de la emergencia. Algunos lanzaron barro y otros objetos contra la comitiva.

Durante la visita, el rey Felipe reconoció explícitamente el enfado y la frustración de los vecinos, señalando que era necesario comprender «lo mal que lo han pasado». En distintos encuentros con afectados, la reina Letizia mostró cercanía, escuchó testimonios y expresó su solidaridad con quienes habían perdido bienes, sufrían la reconstrucción o estaban en espera de soluciones. Las protestas no solo se limitaron a gritos, sino que se produjeron lanzamientos de barro y se vieron escenas de gran carga emocional entre los vecinos, lo cual dificultó el desarrollo tranquilo de la visita.

Aunque la visita tenía un carácter institucional y de acompañamiento al dolor de los afectados, el hecho de que la recepción fuera tan hostil mostró la magnitud de la indignación ciudadana ante la catástrofe y la percepción de que la ayuda o la atención habían sido insuficientes. La presencia de los Reyes buscaba, además de mostrar solidaridad, dar visibilidad a la reconstrucción y movilizar recursos —pero la experiencia evidenció la complejidad de coordinar ese tipo de despliegues en situaciones de emergencia con alta carga emocional—.

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