El Emérito, en sus memorias: «Mi relación con Corinna fue una debilidad propia de un hombre»
La editorial ha compartido nuevos extractos del libro del rey Juan Carlos en los que habla de su familia y su etapa militar

El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. | Gtres
Quedan dos días para que las memorias del rey Juan Carlos vean la luz. Reconciliación —cuyo nombre en francés es Reconciliation— quiere ser un libro que reescriba la historia del Emérito, quien se marchó a Abu Dabi hace cinco años. De la mano de Laurence Debray, y como hemos podido saber en estos últimos días, Juan Carlos hará un repaso a los momentos más importantes de su vida personal y profesional. Y es que, además de valorar el 23-F, su relación con Franco o con la reina Letizia, el Emérito también hablará del nacimiento de su hijo Felipe y de su paso por el Ejército, tal y como ha podido conocer THE OBJECTIVE.
Y es que, en estos nuevos fragmentos que han visto la luz, el monarca valorará, con más profundidad, el porqué del nombre del rey Felipe y cómo fue su etapa en Zaragoza, Marín y San Javier, cumpliendo con su formación como jefe del Estado, una etapa que ahora está viviendo su nieta, la princesa Leonor. Tanto el rey Juan Carlos como Felipe han querido resaltar, siempre, la importancia y el buen momento que vivieron en su etapa militar, de la que siempre han hablado a las mil maravillas.
El rey emérito dedica sus memorias a «su familia»

«En esta obra, el rey Juan Carlos nos ofrece un relato de varios acontecimientos cruciales de su vida y de la historia de España. Dedicada a los miembros de su familia y a ‘todos aquellos que le acompañaron en la transición democrática», explican desde la editorial. En sus primeras páginas, el monarca recoge cómo fue su llegada a España «tras una infancia en el exilio». «Mis padres me acompañaron a la estación de tren de Lisboa. Ya era de noche el 8 de noviembre de 1948, e intenté con todas mis fuerzas ocultar mi miedo y mi tristeza. En el andén, mi padre le gritó a mi madre: ‘María, despídete de Juanito porque no sabemos cuándo lo volveremos a ver’. Al oír sus palabras, sentí un nudo en el estómago, ya muy preocupado por ir a ese país que era mío pero que no conocía, cuyo idioma apenas hablaba, sin mi familia, a una escuela nueva que me aterraba», narra Juan Carlos.
Cómo fue su etapa militar
El Rey llegó a España en un tren nocturno que «conectaba Lisboa con Madrid». De su formación militar, Juan Carlos no habla hasta la página 129, donde confiesa que fue Franco quien le insistió a su padre que el Emérito se formara en «tres academias militares españolas». Concretamente, y como se sigue haciendo hora, en el Ejército, la Marina y las Fuerzas Aéreas. «Es excepcional recibir una formación así; lo habitual es seguir un solo programa de estudios. Esto implicaba que Franco tenía planes para mí, pero nada era explícito ni estaba garantizado. Al finalizar mis prácticas, había considerado y planificado cuidadosamente mi formación. Lo descubrí hace poco al encontrar por casualidad unas cartas que le había escrito a mi padre, correspondencia cuya existencia desconocía», escribe el Rey.
Cómo fue el nacimiento del rey Felipe: «Me emocionó profundamente»

De su hijo Felipe, Juan Carlos habla en la página 179, donde explica que llamaron Felipe «en honor a Felipe VI, el primer Borbón español». «Mi abuela, la reina Victoria Eugenia, me pidió que fuera su madrina, lo cual me llenó de alegría; y su padrino fue mi padre, don Juan. Estas decisiones no fueron insignificantes: se trataba de reforzar la continuidad monárquica. […] El bautizo, que tuvo lugar en la intimidad de la capilla de la Zarzuela el 8 de febrero de 1968, reunió excepcionalmente a tres generaciones de Borbones en suelo español. Esto no había sucedido desde la proclamación de la República. Me emocionó profundamente», explica el Emérito.
Su relación con Corinna fue «una debilidad propia de un hombre»
También, el monarca ha valorado su relación con Corinna Larsen, que la califica como un «error» que lamenta «profundamente». «Puede parecer trivial; muchos hombres y mujeres se han cegado ante lo evidente. Para mí, tuvo un impacto perjudicial en mi reinado y en mi vida familiar. Erosionó la armonía y la estabilidad de estos dos aspectos esenciales de mi existencia, llevándome finalmente a tomar la difícil decisión de abandonar España. Manchó mi reputación ante el pueblo español. En esta caza de brujas, fui presa fácil. Pero esta debilidad es propia de un hombre. Nunca interfirió con mis preocupaciones como Rey para con su patria», apostilla el monarca.
«La princesa Leonor está magnificamente preparada»

También, el Emérito ha querido mencionar a su nieta, la princesa Leonor, en un capítulo en el que valora la monarquía actual y la democracia. «España no es automáticamente monárquica. Es responsabilidad del Rey moldear la monarquía día a día. No se sustenta en siglos de tradiciones y costumbres que la apoyen y justifiquen. Nuestra monarquía no posee la misma profundidad histórica ni continuidad, ni una base emocional ni una solidez simbólica comparables a las de la monarquía británica u otras monarquías europeas», escribe. Además, afirma que la monarquía es «más recomendable gente y frágil», pero, igualmente, «valiosa». «Haré todo lo posible para asegurar que mi hijo, el rey Felipe, suceda al frente de nuestra institución, y que su hija, la princesa Leonor, que está magníficamente preparada, le suceda en su debido momento. Confío plenamente en que el destino de la Corona se encuentra en sus manos. Repito: la democracia es frágil, hay que preservarla y defenderla. En España como en el mundo», insiste.
«Suelo actuar sin titubear»
Sobre su abdicación, Juan Carlos declara que su hijo estaba «más que preparado» para tomar el relevo. «Durante mucho tiempo, me jacté de poder contar con el príncipe heredero mejor preparado de Europa. Era hora de que Felipe tomara las riendas. No quería que se consumiera esperando su momento, y yo ya no tenía la fuerza física para asumir esta ardua responsabilidad. Medité esta decisión durante mucho tiempo sin consultarlo con nadie. Una vez tomada, era irrevocable. Suelo actuar sin titubear», apostilla el rey emérito. Y es que algunas personas intentaron «disuadirle» tras tomar la decisión, «pero estaba profundamente convencido de que actuaba por el bien del país». «Y con la conciencia tranquila, sabiendo que había cumplido con mi deber. La España que dejaba, a pesar de sus contratiempos temporales, no se parecía en nada a la España que había heredado en 1975. No tenía por qué avergonzarme de ello. Podía comenzar una nueva etapa de mi vida con tranquilidad», concluye el Emérito.
