La sencilla infancia de Sandra, hija de Amancio Ortega y su ex, en un instituto público de Galicia
La mujer ha sido nombrada como una de las personas más ricas de España, junto a su padre, según la revista Forbes

Sandra Ortega, en una imagen de archivo. | Gtres
Marcos y Sandra son dos personas muy importantes en la vida de Amancio Ortega. Los primeros hijos que tuvo con su exmujer, Rosalía Mera, han formado siempre una parte indispensable en su día a día. Es más, su colaboración ha hecho que tanto Amancio como la propia Sandra, se hayan labrado un gran futuro y presente en el mundo textil. Ambos están, también, dentro de la lista Forbes como los más ricos de nuestro país en este 2025. Pero ¿cómo fue la infancia de Sandra y Marcos Ortega Mera?
Sandra nació el 19 de julio de 1968 en A Coruña (Galicia). Creció en un entorno que estaba cambiando; su madre Rosalía Mera era co-fundadora de la empresa que luego se convertiría en Inditex, y su padre Amancio Ortega estaba construyendo su imperio textil. Por tanto, aunque la familia alcanzó una situación económica más acomodada que la media, la exposición pública era limitada porque tanto sus padres como ella misma optaron por la discreción.
La sencilla infancia de Sandra y Marcos Ortega

Desde joven, Sandra asistió a un instituto público —el Ramón Menéndez Pidal en La Coruña— cuando sus padres todavía no tenían una vida plena de lujo sino de trabajo diario. Crecer en Galicia, con esas raíces humildes de su madre que procedía de un barrio popular de A Coruña, y con un padre incipiente empresario, seguramente le marcó una infancia donde conviven dos mundos; el de la familia tradicional gallega y el del crecimiento empresarial. Otra dimensión importante de su infancia es la relación que se generó con su hermano Marcos, que padece parálisis cerebral. Desde sus primeros años, Sandra habría convivido con la realidad de una discapacidad en su entorno familiar, lo que influyó en la responsabilidad que asumió de mayor. Todo esto ha moldeado, dicen las fuentes, su carácter empático y discreto, su elección de llevar una vida «más normal» en lo posible, a pesar de la fortuna que heredó.
Por su parte, Marcos nació en los años 70, siendo el segundo hijo de Amancio Ortega y Rosalía Mera. Desde su nacimiento le fue diagnosticada una grave parálisis cerebral que ha condicionado toda su vida. Por esta razón, su infancia transcurrió de manera mucho más protegida, discreta y al margen de los focos mediáticos. Prácticamente no hay imágenes públicas de él ni detalles extensos sobre su vida escolar o social, lo que la familia ha querido preservar. En su entorno se relata que tuvo cuidadores especializados, y que su hermana Sandra asumió algún grado de tutela o responsabilidad dentro de la familia.
Sandra está casada y tiene tres hijos
Asimismo, la existencia de Marcos parece haber sido un factor clave para la implicación de la familia en proyectos de integración social y apoyo a personas con discapacidad —como la fundación creada por su madre, Fundación Paideia Galiza—. Esto sugiere que su infancia, aunque con las complicaciones que supone su discapacidad, estuvo integrada dentro de un entorno familiar que buscaba apoyo y cuidado, no solo para él, sino para su propia inclusión y dignidad.

El contexto de ambos niños es también importante para entender cómo fue su infancia: sus padres, Rosalía Mera y Amancio Ortega, se divorciaron cuando Sandra era adolescente —aproximadamente unos 16 años—. Este hecho supuso un cambio emocional y organizativo en la familia, y para Sandra en particular una etapa de mayor responsabilidad al acompañar a su madre en sus proyectos y en cuidar de su hermano Marcos. Por otra parte, la familia mantenía una vida muy discreta pese a la riqueza creciente. Sandra optó desde muy joven por seguir una formación en Psicología en la Universidad de Santiago de Compostela. La elección de colegio público para sus hijos también refleja una filosofía que parece haber sido influenciada por los valores transmitidos desde su infancia: normalidad, formación, discreción.
Una de las personas más ricas de España, según la revista Forbes
Hoy en día, Sandra forma parte de una de las grandes fortunas de España y lleva una vida centrada en la inversión, la filantropía y la familia. Profesionalmente, Sandra heredó del fallecimiento de su madre la participación del ~5,053 % en Inditex —a través de la sociedad patrimonial Rosp Corunna— lo que le proporciona una fuente de ingresos muy significativa. Además de esa participación, ha diversificado sus inversiones: inmuebles, hoteles, compañías como PharmaMar, y activos internacionales. Por ejemplo, se detalla que Rosp Corunna alcanzó activos por más de 8.165 millones de euros en un ejercicio reciente. En lo personal, Sandra lleva una vida pública muy discreta, lo que parece acorde con la filosofía de su familia; apartada de los focos mediáticos, aunque con responsabilidades importantes. Tiene tres hijos —Martiño, Antía y Uxía— con los que ya está incorporando la siguiente generación al holding familiar.

En cuanto a compromisos sociales, como decíamos, Sandra está vinculada a la Fundación Paideia Galiza, centrada en la inclusión de personas con discapacidad y cuya existencia tiene conexión directa con la vida de su hermano Marcos. Desde el punto de vista de estilo de vida y comportamiento, no se conocen grandes ostentaciones mediáticas; parece preferir un perfil bajo. No obstante, la gestión de su patrimonio y su papel como empresaria-inversora son evidentes.
