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La infancia de Nuria Roca en la huerta de Valencia: «Crecí con un Guernica en el salón»

La presentadora creció muy cerca de la capital de Turia en una familia donde sus padres fueron sus grandes pilares

La infancia de Nuria Roca en la huerta de Valencia: «Crecí con un Guernica en el salón»

Nuria Roca junto a Juan del Val, en una imagen de archivo. | Gtres

Nuria Roca es una de las presentadoras más conocidas de nuestra televisión. La arquitecta, muy probablemente, nunca pensó que iba a llevar las riendas de un programa propio ni tampoco se le pasó por la cabeza que acumularía millones de seguidores en sus redes sociales. Sea como fuere, su éxito es una realidad. Mucho de lo que es ahora Nuria tiene que ver con su infancia, su familia y, especialmente, con aquellos lugares en los que pasó los mejores años de su infancia. Pero ¿cómo fue la infancia de la presentadora de televisión?

Nuria Roca nació el 23 de marzo de 1972 en la localidad de Moncada (Valencia), situada en la huerta valenciana, a unos 20 minutos de la capital. Su infancia transcurrió en un entorno residencial más bien tranquilo, con cercanía al campo y a la huerta, lo que le permitió crecer con cierta amplitud de espacio y contacto con la naturaleza. Además, el hecho de que su familia tuviera en el salón familiar una reproducción del Guernica de Pablo Picasso sugiere que desde pequeña estuvo rodeada de estímulos artísticos e intelectuales en su hogar.

Los primeros años de Nuria Roca en la huerta valenciana

En su hogar y en su infancia, Nuria recuerda que ese cuadro del Guernica le llamaba mucho la atención: «Crecí con un cuadro del Guernica en el salón; me fascinaban aquellas figuras entrelazadas y retorcidas», ha contado, en alguna que otra ocasión. A los 12 años decidió hacer una réplica del mismo, concretamente de uno de los caballos que aparece en la obra. La madre de Nuria guardó ese dibujo, lo enmarcó y hoy adorna su casa. Esto revela que desde niña desarrolló una gran sensibilidad creativa, un gusto por el arte y una conciencia de su propio mundo emocional e estético.

La infancia de Nuria también incluyó momentos en los que las inseguridades ocuparon un lugar importante. Por ejemplo, ha hablado en televisión que padeció durante años un complejo respecto a sus orejas: «Me pasé toda la infancia saliendo de la piscina con el pelo para delante» porque las tenía «despegadas». Ha contado que incluso llegó a «pegarse las orejas» con cinta o pegamento para que no se notasen, lo que revela cómo ese aspecto de su físico llegó a marcarla emocionalmente en esos años.

El arte, un punto de inflexión en su infancia

Nuria ha mostrado a través de sus redes sociales —concretamente en su perfil de Instagram— imágenes de su juventud y veranos de infancia con un tono nostálgico, recordando cómo «el verano era eterno». Aparece en fotografías de la playa, todavía niña, usando bañadores de la moda de la época, y en momentos informales en los que se aprecia la naturalidad de una infancia feliz en un entorno mediterráneo. Esta vivencia veraniega forma parte de su relato de infancia como una época alegre, ligera, en la que las preocupaciones eran pequeñas y la libertad mayor.

En 2025, con motivo de su 53º cumpleaños, Nuria publicó una fotografía de su infancia acompañada de un texto reflexivo: «Hola Nuria mayor… Está viejita, arrugada y un poco desgastada, pero qué paralelismo tan preciso… Hasta esa expresión sigue intacta, de entusiasmo, de expectación, de sorpresa, de felicidad». Con esto, no solo recuerda su pasado, sino que conecta esa niña que era con la mujer que es hoy, reforzando cómo su infancia le ha dado rasgos que ha mantenido: la curiosidad, la creatividad, el entusiasmo.

Aunque sus padres se separaron hace muchos años, Nuria recalca que en su casa siempre hubo cariño, humor y respeto. En la celebración del 50º aniversario de boda (de sus padres) —aunque separados— publicó: «En mi casa somos muy de celebrar, pero sobre todo de querernos». También ha mencionado que su padre «siempre estuvo ahí desde que tengo uso de razón televisiva», lo que indica que los apoyos familiares fueron constantes incluso cuando ella empezó a hacerse visible públicamente. Nuria ha señalado cómo ciertos detalles de su infancia siguen marcando su modo de ver la vida. Por ejemplo, el hecho de tener un entorno doméstico con elementos artísticos, reconocer sus propias inseguridades y saber que tenía una red familiar de apoyo le ha ayudado a construir su identidad profesional y personal. Al rememorar el dibujo del Guernica, afirmó: «Hoy una parte de ese Guernica está en mi salón». 

Además, su vivencia en un hogar con separación de sus padres, pero manteniendo el cariño le da una perspectiva madura sobre la familia. Es decir, no como un ideal rígido, sino como un espacio de afecto, evolución y convivencia. Su infancia, sin duda, no fue la misma sin la presencia de su hermana Ruth, con quien siempre ha estado muy unida. En 2016, Ruth fue diagnosticada de un cáncer, lo que hizo que el mundo de la presentadora y su familia se diera la vuelta. El modo en que la familia afrontó esa enfermedad reforzó para Nuria la importancia de los lazos familiares y de la vulnerabilidad compartida.

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