Juan del Val se emociona al hablar de sus padres y de lo mal que lo han pasado con él
Juan del Val ha querido matizar por qué agradeció el premio Planeta a sus padres

Juan del Val | Gtres
En las últimas semanas, Juan del Val se ha convertido en uno de los nombres más comentados del panorama literario y de la crónica social. El motivo no es otro que su reciente triunfo en el Premio Planeta, obtenido el pasado 15 de octubre por su novela Vera, una historia de amor.
Tan solo un día después, el escritor fue entrevistado en el programa en el que colabora, El hormiguero. Entre bromas y complicidad, Juan habló con naturalidad de lo que suponía recibir uno de los premios literarios más prestigiosos del país. No dudó en mostrar el trofeo ante las cámaras —reconociendo entre risas que lo había «tomado prestado» para enseñárselo a sus compañeros— y tampoco evitó comentar con humor el importe del galardón: «La mitad se va para Hacienda, pero no me quejo», dijo entre risas. «Estoy muy feliz por todo lo que ha pasado. Este premio me ha hecho feliz a mí y a la gente que quiero. Lo demás es secundario», añadió, haciendo referencia a las críticas que ha recibido por ganar el citado premio
El lado más personal: su relación con sus padres
Durante la gala del Planeta, Del Val tuvo un recuerdo muy especial para sus padres, a quienes quiso agradecer el apoyo incondicional que le han brindado durante toda su vida. «A mis padres, porque, tengamos la edad que tengamos, siempre seguimos siendo ese niño que quiere que sus padres estén orgullosos de él», dijo.
El escritor explicó en el programa que esa dedicatoria tenía un significado profundo. Sus padres, de avanzada edad —su padre tiene 90 años y su madre, 85—, pudieron vivir junto a él este reconocimiento, algo que considera un auténtico regalo. «Al día siguiente de ganar el premio, llamé a mi madre y lo primero que me dijo fue: “Con lo que hemos pasado tú y yo…”», recordó con emoción.
Juan del Val nunca ha ocultado que su adolescencia fue complicada. «Cuando era niño no era conflictivo, pero fácil tampoco. Fui un fracaso escolar estrepitoso en una familia donde los estudios lo eran todo», explicó. El escritor relató que crecer en un entorno donde el progreso académico se consideraba la única vía de éxito le generó una presión enorme. «Pensaba que mi fracaso era también el de mis padres. Eso me marcó mucho y me llevó por caminos difíciles», reconoció.
Entre los 14 y los 18 años, aquella sensación de frustración lo llevó a buscar ayuda profesional. «Llegué a ir al psiquiatra. Recuerdo que me dijo con humor: ‘Hay que ver el esfuerzo que has tenido que hacer para no aprobar ni una’», contó entre risas, demostrando que hoy puede mirar atrás con perspectiva.
Más en serio, admitió que estuvo sometido a un proceso de psicoanálisis durante cinco años, una experiencia que, según él, le cambió la vida: «Fue un camino duro pero liberador. Me enseñó a no huir de mí mismo, aunque todavía sigo aprendiendo a hacerlo».
