Vicente Vallés, a sus 62 años: «A mí me cocinan, pero hacer dos huevos fritos sí se me da bien»
El presentador de Antena 3 ha subido a ‘El purgatorio’ para sincerarse sobre a qué dedica su tiempo libre

Vicente Vallés, en 'El purgatorio'. | Foto: Víctor Ubiña
Vicente Vallés sabe desenvolverse perfectamente frente a las cámaras. Lleva más de dos décadas sentándose, día tras día, en un plató de televisión, dando las noticias más importantes y, sobre todo, siendo el rostro de una de las cadenas más importantes de nuestro país. A pesar de todo, Vicente Vallés se confiesa como una persona tímida, con una vida personal organizada —que comparte con su mujer y su hijo— y sin dotes en la cocina. Es más, tal y como ha contado en El purgatorio, no es un ‘as’ preparando sus propios platos, aunque sí que tiene alguna que otra elaboración que se le da muy bien.
«Hacer dos huevos fritos sí se me da bien y hasta ahí», explica el periodista. Lo cierto es que han sido contadas las ocasiones en las que Vallés se ha pronunciado sobre su vida personal, aunque sí que ha admitido que forma un dúo fantástico junto a su mujer, Ángeles Blanco, lo que le ha permitido criar y formar a su hijo en común, Daniel. Ambos hacen todo lo posible para poder compaginar su carrera profesional con la personal, algo que no está siendo nada fácil, teniendo en cuenta sus horarios coincidentes. Pero, además de a la televisión, ¿a qué dedica Vicente su tiempo libre?
Vicente Vallés y su poca maestría en la cocina
Desde que finaliza su jornada al frente de los informativos, Vicente Vallés valora muy especialmente pasar tiempo en casa con su pareja, la también periodista Ángeles Blanco. Según ha contado, «llego a las 22.30 horas y paso un rato de relax con mi mujer». Su tiempo libre inmediato se dedica a desconectar un poco del trabajo. Es decir, ver juntos El hormiguero o simplemente conversar. En cuanto a deporte, Vallés ha explicado que mantiene una rutina considerando lo exigente de su trabajo. Específicamente, hace boxeo contra saco y sale a correr siempre que tiene ocasión, para liberar tensiones y mantener buena forma física. Esta práctica deportiva le ayuda tanto a nivel físico como mental, siendo una válvula de escape de su profesión muy intensa.
Además, como decíamos, también se confiesa como una persona aficionada al running, una práctica que realiza a primera hora de la mañana —sobre las siete—, momento en el que aprovecha para escuchar la radio con las últimas noticias. Otra faceta de su tiempo libre es la escapada a la que llama su «refugio» en las islas Canarias. En una entrevista contó que, junto a Ángeles y su hijo, encontraron un lugar en la localidad de Abades (en Tenerife) «para poder tener un sitio al que ir habitualmente». Allí, dice, «el buen tiempo» y el otro ritmo de vida le permiten desconectar del día a día de Madrid.
A qué dedica su tiempo libre: el deporte y la lectura
Aunque las conversaciones de trabajo son inevitables en su entorno, Vallés afirma que tanto él como Ángeles procuran no dedicar demasiado tiempo a hablar del trabajo en casa: «Lo último que te apetece es hablar de todo lo que ha pasado durante el día». Esa decisión muestra que el periodista distingue claramente entre sus horas laborales y su espacio personal. Finalmente, también ha confesado que disfruta escuchando música o revisando informativos, haciendo zapping por curiosidad profesional. En una entrevista dijo que «vemos los suyos, vemos los míos, los periódicos, las radios… echas un vistazo siempre» cuando vuelve al hogar.

De la misma forma, Vallés dedica parte de su tiempo libre a escribir. Es más, ahora está centrado en la promoción de su última novela, La caza del ejecutor. Él mismo ha explicado que la escritura es para él una forma de reflexión y de análisis pausado frente al ritmo acelerado de la actualidad televisiva. Escribe por las mañanas, cuando tiene la mente más despejada, o los fines de semana, y lo hace con un método casi artesanal; a mano primero, y luego pasando el texto al ordenador.
Sus libros se centran en la política, los medios y las relaciones de poder. Vallés no escribe ficción, sino ensayos de divulgación en los que combina su experiencia periodística con su capacidad analítica. Su primer gran éxito fue Trump. Y la caída del imperio Clinton (2017), en el que explicó las claves mediáticas y sociales que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca. Más adelante publicó El rastro de los rusos muertos (2021), centrado en la influencia rusa y la desinformación global, y Operación Kazán (2023), un thriller político con base en hechos reales.

Vallés ha contado que escribir es para él una manera de desconectar mentalmente de la televisión y de «ordenar ideas». Cuando no está preparando el informativo, suele aprovechar los momentos de calma para avanzar en sus textos. Lo hace sin prisa, a menudo en casa, acompañado de música suave y un café, según ha dicho en entrevistas. También señala que la lectura de libros de historia y política internacional es parte esencial de su proceso de inspiración. Sin duda alguna, sus libros reflejan su forma de ser; sobria, rigurosa y clara. Escribe con precisión, evitando adornos o dramatismos. Le interesa más el razonamiento que la retórica. Los críticos destacan que su narrativa logra explicar fenómenos complejos —como la propaganda o el poder mediático— con un tono accesible, sin dejar de lado la profundidad. En este sentido, su estilo literario es una extensión natural de su trabajo en televisión.
La faceta literaria de Vicente Vallés ha sido muy bien recibida; sus libros han estado entre los más vendidos del género de ensayo político en España, y ha participado en conferencias y ferias literarias, como la Feria del Libro de Madrid. Aunque no publica con frecuencia —dice que solo escribe cuando tiene «algo que aportar»—, ha confirmado que sigue trabajando en nuevas ideas, posiblemente centradas en los desafíos democráticos y tecnológicos del siglo XXI.
