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Palco real

Presuntas violaciones y un chamán: los frentes que sacuden la Casa Real noruega

La princesa Ingrid Alexandra ha concedido una entrevista al medio NRK, donde aborda su nueva vida en Sídney

Presuntas violaciones y un chamán: los frentes que sacuden la Casa Real noruega

La princesa Ingrid Alexandra de Noruega. | Gtres

La monarquía noruega atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. La princesa Ingrid Alexandra, futura reina de Noruega, es consciente de ello, y desde la Universidad de Sídney, donde estudia actualmente, ha afrontado una entrevista para la televisión pública de su país en la que ha sido preguntada por todas las polémicas que rodean a la Corona y que indirectamente le afectan a ella.

Aunque la delicada salud de su madre, la princesa heredera, que padece fibromialgia pulmonar crónica, ha ocupado parte de la entrevista, han sido sus declaraciones sobre su medio hermano, Marius Borg, hijo de la princesa heredera Mette-Marit de un matrimonio anterior al del príncipe Haakon, las que han acaparado la atención. En un breve comentario, la princesa reconoció que la situación es «muy difícil para toda la familia».

El huracán Borg

Probablemente, lo más sonado en los últimos meses haya sido el caso de Marius Borg. El joven de 28 años se enfrenta a una acusación formal por parte de la Fiscalía, que lo acusa de 32 delitos, entre los que se encuentran: violación, violencia en relaciones de pareja y abusos, amenazas de muerte y tráfico de drogas.

El proceso judicial, previsto para enero de 2026, podría significar para el hijo mayor de Mette-Marit diez años de prisión si es declarado culpable de los cargos más graves. Los hechos se comprenden entre 2018 y 2024, y describen una espiral de violencia y adicciones que ha acaparado la atención de los medios nacionales e internacionales.

El caso se remonta al 4 de agosto de 2024, cuando la policía acudió a una vivienda en el distrito de Frogner, en Oslo, tras recibir una alerta por un incidente violento. Dos días después, Marius fue detenido por presunta agresión. El 14 de agosto, reconoció los hechos en una declaración en la televisión pública. Sin embargo, a medida que avanzaba el otoño, se acumularon nuevas denuncias: violaciones y abusos cometidos contra varias parejas sentimentales.

El 18 de noviembre de 2024 fue arrestado nuevamente, esta vez por violación y quebrantamiento de medidas cautelares. La policía registró su domicilio, una vivienda situada dentro de la finca real de Skaugum, residencia de los príncipes herederos. Este hecho puso el foco en la pareja real y en su posible implicación, encubriendo pruebas y comportamientos presuntamente delictivos de Borg.

A principios de 2025, la investigación se amplió, vinculando a Marius con más de veinte delitos adicionales. El 27 de junio de 2025, la policía remitió el sumario completo a la fiscalía, que finalmente presentó acusación formal el 18 de agosto.

Este ha sido seguramente el frente más preocupante y polémico para la Corona, ya que, si bien Marius no forma parte de la Familia Real, la supuesta implicación de su madre y padrastro ha afectado a la imagen de la monarquía, y sobre todo a la de los herederos de la Corona. 

La otra oveja negra de la familia

La polémica, lejos de terminar con Marius Borg, se extiende a otra rama de la familia, concretamente a la princesa Marta Luisa, hija mayor del rey Harald. El reciente estreno del documental de Netflix al más puro estilo Sussex, Rebel Royals, protagonizado por ella y su marido, el chamán Durek Verrett, ha acrecentado las críticas hacia su estilo de vida.

La princesa, que vivió episodios complicados en su vida sentimental, como el fallecimiento de su exmarido Ari Behn, en 2019, fue criticada al hacerse pública su relación con el chamán estadounidense en mayo de ese mismo año y al anunciar su compromiso en 2022. Este hecho provocó que Marta Luisa se desvinculase de las actividades de la Familia Real. La intensidad de la polémica incrementó cuando la princesa decidió mudarse a Estados Unidos y empezó a utilizar su nombre y título para buscar rédito económico fuera de la Casa Real a través de un negocio de medicina alternativa. 

La boda entre Marta Luisa y Durek Verrett, celebrada en Oslo en el verano de 2024, acaparó titulares por su carácter mediático y la extravagancia de su organización. El enlace, cuya exclusiva fue vendida a la revista Hello!, destacó además por la presencia de la Familia Real al completo, un gesto que sorprendió a muchos, dada la controversia que rodeaba a la pareja.

Un año después de su boda y el anuncio de su nuevo documental, la princesa Marta Luisa se dirigió a los medios el pasado viernes en una entrevista para SVT. En ella, abordó las críticas por utilizar sus títulos reales y su influencia, así como el acoso que ha sufrido en relación con su matrimonio con el chamán estadounidense. La princesa reconoció que «muchas veces la gente me ha pedido que renuncie a mi título. Los escucho, los veo y entiendo sus razones».

Su exposición mediática y su relación con Verrett han contribuido a asociar a la monarquía noruega con el espectáculo y la pseudociencia, un riesgo evidente para una institución basada en la neutralidad y la austeridad.

Una familia de salud delicada y un futuro incierto

Más allá de la salud de la princesa heredera Mette-Marit, la preocupación también se centra en torno al rey Harald, que se vio sometido recientemente a una operación cardiovascular. Esto, sumado a su movilidad reducida a los 88 años, le impide cumplir parte de la agenda real. A diferencia de lo ocurrido en otras monarquías europeas, como la española o la belga, donde las controversias han afectado directamente al propio jefe del Estado y se ha optado por facilitar el relevo generacional mediante una barrera institucional, en este caso el foco de la polémica recae sobre los miembros más jóvenes y activos de la institución.

Según una encuesta de 2024 publicada por Norstat en el periódico Dagsavisen, la popularidad y confianza en el rey Harald es mayor que en su hijo, Haakon, indicando que entre un 35-40 % de los noruegos consideran que el príncipe heredero debería ser el último rey. 

Como si de la Familia Real británica se tratase, los noruegos tiemblan ante nuevos frentes judiciales y acusaciones. Para evitar un mayor deterioro institucional, la joven Ingrid ha abandonado su reino rumbo Australia, donde espera poder tener una formación tranquila, alejada de la prensa, y poder retornar a su país como un dique sólido en el que los noruegos puedan depositar su confianza en el futuro, dando carpetazo a un terremoto institucional que podría significar el fin de la monarquía. 

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