La otra mujer más importante en la vida de Juan del Val más allá de Nuria Roca y su hija Olivia
El ganador del Planeta ha hablado de los grandes apoyos que ha tenido en su vida y la ha definido como «estratosférica»

Juan del Val junto a Nuria Roca, en una imagen de archivo. | Gtres
Juan del Val sigue siendo noticia. El escritor ha publicado su libro, Vera, una historia de amor, donde narra la vida de una joven sevillana que se enamora en la ciudad hispalense. La novela ha recibido infinidad de críticas, en estos últimos días, desde que viera la luz el pasado miércoles, y desde que se anunciara que se llevaba el premio Planeta, que han hecho que el nombre de Juan del Val esté de plena actualidad. En todo este tiempo, el colaborador de televisión ha querido agradecer el apoyo de su familia, especialmente de su mujer, Nuria Roca, y, también, de su madre, Ángeles.
Ángeles es la mujer más importante en su vida, además de Olivia y su mujer y quien siempre ha estado, de forma incondicional, a su lado. Como ha contado en varias ocasiones el escritor, la mujer nació en España en un entorno humilde, en la posguerra, sin grandes recursos. Su trayectoria se forjaría en un contexto de esfuerzo y de superación personal. Según su hijo, empezó su labor social cuando él tenía aproximadamente 10 años, lo que implicaba que ella ya llevaba años de actividad altruista cuando su hijo era todavía pequeño.
Ángeles, la mujer más importante en la vida de Juan del Val
Desde esos inicios, se dedicó al voluntariado y acompañamiento de personas privadas de libertad, lo cual marcaría su vida. Ángeles es conocida por su implicación durante más de cuatro décadas en labores de reinserción social de personas privadas de libertad. Es fundadora y dirige la asociación APROMAR —Asociación Pro-Recuperación de Marginados—, establecida en Madrid en 1981. Su labor incluye visitar prisiones, gestionar pisos de acogida, hacer seguimiento y acompañamiento de internos y ex-internos, para facilitar su integración en la sociedad tras cumplir condena. En sus propias palabras: «Tengo 6 pisos de acogida en Madrid, voy 3 días por semana a la cárcel, veo a 150 presos de 3 cárceles a día de hoy».
Gracias a esta labor, muchas personas han podido rehacer su vida a través de trabajo, apoyo psicológico y un entorno de acompañamiento. La figura de Ángeles ha tenido un impacto muy significativo en la vida de Juan del Val; él la describe como «un ser estratosférico» y considera que gran parte de sus valores, sensibilidad y vocación social derivan de ella. Durante su infancia, la convivencia con la labor de su madre —ver que su madre iba a visitar presidiarios, recibía permisos y gestionaba pisos de acogida— le ofreció una visión diferente de la vida, más empática, más abierta y menos convencional. En entrevistas ha contado que, cuando era pequeño, se despertaba en su casa y podía encontrarse con alguien que su madre había acogido tras su salida de prisión.
Ha dedicado su vida a gestionar pisos de acogida
Esa experiencia contribuyó a su formación; entendió desde joven que «al margen hay personas que necesitan una mano», y que la reinserción es un valor. A lo largo de los años, Ángeles ha sido descrita en medios como «la ‘abuela del millar de presos’» por la cantidad de personas que han pasado por su acompañamiento. Su labor, aunque admirable, no ha sido fácil; implicarse en el mundo de la reinserción conlleva burocracia, recursos limitados, visitas de riesgo, gestión emocional de personas con grandes cargas y el propio desgaste que significa sostener una ONG desde hace décadas. En varias entrevistas ha insistido en que «siempre hay esperanza» pase lo que pase, y ese es uno de los lemas que transmite.
A su vez, su hijo ha destacado que gracias a ella pudo enfrentarse a sus propias dificultades —con una adolescencia difícil y tratamiento psiquiátrico— reconociendo que su madre estaba ahí firme. A nivel personal, Ángeles ha conjugado su trabajo social con su rol de madre de tres hijos —entre ellos Juan—. Juan ha contado que en su casa «la potencia» era su madre, lo que generaba también una sensación de presión para «no fallar». Su legado se plasma en la continuidad de su labor, en la influencia que ejerce sobre sus hijos y sobre otros tantos que han pasado por su acompañamiento. Su trabajo es silencioso, fuera de los focos mediáticos en comparación con figuras públicas, pero ha tenido un impacto real y prolongado. Como ha dicho Juan: «Mi madre ha sido la persona que en cierto modo les ha dado una segunda oportunidad de vida».
Al recibir el premio Planeta 2025, Juan la mencionó explícitamente en su discurso con palabras que revelaron cierta gratitud y dependencia emocional: «Gracias, papá, por… Gracias, mamá, por enseñarme que pase lo que pase, siempre hay esperanza». Esa frase sintetiza cómo él ve a su madre: como quien le dio una enseñanza fundamental de vida, más allá de lo meramente emocional. Él la define con entusiasmo: «Es un ser estratosférico», ha dicho de ella. Esa expresión, sin duda, muestra admiración plena, casi reverencia. No es solo que la quiera, sino que la considera fuera de lo común, alguien que trasciende lo habitual en la relación madre-hijo.
Ha reconocido que sin ella no sería quien es: «Yo soy yo por mi madre», comentó en una entrevista, aludiendo a que muchas de sus actitudes, valores y hasta su modo de ver la vida tienen su raíz en ella. Esa admisión da cuenta de que la importancia de su madre no es solo afectiva, sino formativa; ella ha sido clave en su identidad personal. También ha compartido una reflexión sobre la exigencia de tenerla de referente: «Mi madre es la potencia», dijo, y añadió que por eso «tuve la sensación de que no podía fallar». En ese matiz aparece la cara más seria de su relación: ella no solo le apoya, sino que le inspira un nivel de responsabilidad y superación, lo cual ha marcado su vida profesional y personal.
En varias ocasiones, Juan ha confesado que su madre «es la persona que, de cierto modo, les ha dado una segunda oportunidad en la vida». Este reconocimiento público hacia su madre conecta su propia biografía con la de ella y destaca que su importancia no está únicamente en su vida privada, sino en su impacto social también.
