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La acomodada infancia de Alejandra Gere en La Coruña con un padre muy unido al Real Madrid

La mujer de Richard Gere se mudó, desde Galicia hasta Madrid, donde se formó en las escuelas exclusivas y bilingües

La acomodada infancia de Alejandra Gere en La Coruña con un padre muy unido al Real Madrid

Alejandra junto a Richard Gere. | Gtres

Antes de ser Alejandra Gere, la mujer del archiconocido actor, era Alejandra María Silva, una mujer sencilla, con una vida acomodada y vinculada a infinidad de causas sociales. Ahora, todavía siguen quedando muchos de estos propósitos que, actualmente, lleva a cabo junto a Richard Gere, quien se ha convertido en su mejor compañero de vida. Mucho de lo que es hoy, además, se lo tiene que agradecer a su familia, quien le dio una infancia de lo más sencilla y sin faltarle de nada entre La Coruña y Madrid, donde criaron a una Alejandra con unos valores muy cercanos a la solidaridad y el buen hacer. Aunque eso sí, siempre fue una afortunada, nunca le faltó de nada.

Alejandra nació en La Coruña en 1983, dentro de una familia acomodada y muy vinculada al mundo empresarial y social. Su madre procede de una familia conocida en Galicia, y su padre, Ignacio Silva, ocuparía años después un cargo directivo relevante en el Real Madrid. Ese entorno hizo que Alejandra creciera rodeada de estabilidad económica y de una red social amplia. Aunque no se conocen detalles íntimos sobre su vida de bebé o de primera infancia, sí se sabe que su niñez transcurrió en un ambiente seguro, con acceso a educación privada y actividades propias de familias de su estrato social.

Los primeros años de vida de Alejandra Gere entre La Coruña y Madrid

Alejandra Gere vivió una infancia entre Madrid y Galicia. | Gtres

Cuando aún era pequeña, la familia se trasladó a Madrid. Ese cambio condicionó gran parte de su identidad, pues prácticamente se crio en la capital. Allí ingresó en colegios privados de prestigio, primero Saint Louis y más tarde Mater Salvatoris. Estos centros suelen caracterizarse por una educación bilingüe, disciplina académica fuerte y un círculo social formado por hijos de empresarios, profesionales de alto nivel y figuras públicas. Su infancia estuvo marcada por un entorno educativo estructurado, de buenos recursos y con muchas oportunidades extracurriculares, aunque no se han hecho públicos hobbies específicos de esa época.

Al llegar a los 15 años, vivió un cambio importante; se trasladó a Dorset, en el Reino Unido, para cursar estudios avanzados equivalentes a los A-levels. Este paso suele darse en familias que buscan una formación internacional o que valoran que sus hijos adquieran independencia temprana. Aquellos años en Inglaterra la expusieron a nuevas culturas, al inglés de manera intensiva y a un tipo de convivencia menos familiar y más autónoma. Esa etapa suele describirse, en general, como formativa y determinante para el carácter de quienes estudian fuera tan jóvenes, desarrollando madurez, responsabilidad y una perspectiva más amplia del mundo.

Estudió, también, en Londres

Tras terminar su formación en Reino Unido, Alejandra regresó a Madrid para iniciar estudios universitarios. Eligió la carrera de Publicidad y Marketing, alineada con un perfil creativo, social y orientado a la comunicación. Esa elección, aunque común en personas que buscan un futuro laboral flexible, también encajaba con el tipo de entorno en el que había crecido, donde las relaciones sociales y la imagen tienen un valor notable. Completada la universidad, inició sus primeros pasos profesionales realizando prácticas en una agencia de publicidad, integrándose en el sector desde una posición humilde pero necesaria para adquirir experiencia real.

Aunque Alejandra es hoy una figura mediática y forma parte de la crónica social internacional, su infancia —al contrario que la de otros personajes públicos— se ha mantenido bastante protegida. No existen testimonios públicos sobre anécdotas personales, vivencias íntimas, conflictos familiares o rasgos específicos de carácter durante esos años. Lo que sí puede afirmarse es que creció en un entorno económicamente privilegiado, con una educación de alto nivel, movilidad geográfica y una clara orientación a la formación internacional, lo que marcaría su vida adulta y su manera de desenvolverse en contextos globales.

Todo esto le creó la necesidad de desempeñar causas benéficas

Todo esto hizo que se construyera en ella unos posos que le lanzaron a distintas causas benéficas. Ya de vuelta en Madrid, Alejandra comenzó su etapa universitaria estudiando Publicidad y Marketing. Esta fase marcó su paso definitivo de la adolescencia a la edad adulta. En la universidad se movió en entornos creativos y sociales, donde la comunicación, la estrategia publicitaria y el trabajo en equipo formaban parte del día a día.

Tras graduarse, Alejandra empezó a trabajar como becaria en una agencia de publicidad. Este tipo de inicio es común en el sector, donde el acceso a campañas reales, clientes y dinámicas internas requiere adquirir experiencia desde abajo. Su rol habría sido, dentro de lo que se conoce públicamente, el propio de un aprendizaje: coordinación básica, documentación, apoyo en producción creativa y tareas de organización. Aunque breve, este período fue importante porque le permitió comprender cómo funciona una empresa desde dentro y cuál era la parte del sector que más la atraía.

Con el tiempo, empezó a interesarse, no solamente en la comunicación, sino, también, en la gestión de iniciativas humanitarias y sociales. Su vida adulta fue tomando un rumbo menos centrado en la publicidad estricta y más orientado a causas solidarias, especialmente vinculadas al ámbito internacional. Este interés la llevó a colaborar en campañas y proyectos destinados a mejorar condiciones de vida en comunidades vulnerables. Su activismo fue creciendo a la par que su presencia en eventos de carácter social y benéfico, un ámbito donde comenzó a consolidar su identidad pública más allá del entorno empresarial.

La importancia de su infancia y de su familia en su educación

Durante esos años, Alejandra se movió en entornos de alto perfil social, tanto por el estatus de su familia como por su propio trabajo y sus aficiones. Esto la llevó a asistir a eventos, galas y espacios de networking donde coincidía con empresarios, deportistas, aristócratas y figuras públicas. Aunque siempre ha intentado mantener cierta discreción, su vida social la situó de manera natural en la órbita de personalidades con presencia mediática. Este tipo de círculo influyó en su carrera posterior, abriendo puertas a proyectos, amistades y relaciones que más tarde serían relevantes en su vida.

Su infancia y adolescencia también estuvo muy marcada por el trabajo de su padre dentro del Real Madrid. Ignacio Silva Botas formó parte de la estructura directiva del club merengue durante la presidencia de Lorenzo Sanz, un período en el que se buscaba modernizar el club y reforzar su peso internacional. Su presencia no fue meramente simbólica; llegó a ocupar un puesto relevante dentro del organigrama, lo que implica que participaba en decisiones estratégicas, reuniones de alto nivel y en la gestión interna del club.

Su padre fue vicepresidente del Real Madrid

Silva Botas desempeñó el cargo de vicepresidente del Real Madrid, una de las posiciones de mayor responsabilidad después de la presidencia. En ese puesto tenía funciones vinculadas a la administración y supervisión de diferentes áreas del club. El papel de un vicepresidente en esa época incluía apoyar al presidente en decisiones deportivas, institucionales y económicas, así como representar al club en actos oficiales cuando era necesario. Su periodo en la directiva coincidió con una etapa de grandes éxitos deportivos para el Real Madrid, especialmente en el fútbol, donde el club logró títulos importantes, incluida la conquista de la Liga de Campeones después de una larga espera. Aunque su función no era deportiva en el sentido técnico, sí formaba parte del entramado ejecutivo que acompañaba esas decisiones y celebraciones. Esto lo situaba dentro de un entorno de alta visibilidad y relevancia.

Tras el cambio de presidencia y el fin de la etapa de Lorenzo Sanz, Ignacio Silva Botas dejó su puesto directivo en el Real Madrid. A partir de entonces, su relación con el club quedó relegada al ámbito del recuerdo y del vínculo histórico; no se conoce que haya tenido un papel posterior dentro de la institución. Sin embargo, su paso por la vicepresidencia lo convirtió en una figura recordada dentro del periodo directivo al que perteneció.

La posición de Silva Botas en el Real Madrid contribuyó a situar a su familia en un entorno social de alto perfil. Para Alejandra, crecer mientras su padre ocupaba un cargo tan visible implicó contacto con un mundo marcado por la élite deportiva, eventos institucionales y un tipo de ambiente social muy determinado. Aunque ella ha mantenido su vida personal con bastante discreción, este vínculo paterno es una de las razones por las que su nombre estuvo siempre asociado a círculos influyentes.

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