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La casa de verano de Ana Botín en Santander donde hace yoga y contempla la bonita bahía

La presidenta del Banco Santander y su familia poseen una vinculación y un nexo muy especial con la ciudad cántabra

La casa de verano de Ana Botín en Santander donde hace yoga y contempla la bonita bahía

Ana Botín, en una imagen de archivo. | Gtres

Ana Botín es una de las mujeres más ricas del mundo. Su actividad y su legado es incontable pero, sobre todo, está dejando una profunda huella en el mundo empresarial internacional y, sobre todo, en la consolidación de las mujeres en ambientes que, hace muchos años, no eran para ellas. Su largo bagaje profesional ha hecho que Botín cuente con un impresionante nivel económico que se traduce con varias casas repartidas por todo el país y, también, una en Londres, como ya contamos en THE OBJECTIVE. Aunque eso sí, sin duda, una de las más importantes es la que se encuentra en la ciudad de Santander.

Ana Botín tiene una finca veraniega muy significativa en Carriazo, un pequeño pueblo perteneciente al municipio de Ribamontán al Mar, situado justo en la orilla opuesta de la bahía de Santander. Este enclave costero y rural le permite escapar del ajetreo urbano y conectar con la naturaleza durante los meses estivales. La propiedad no es algo reciente; Botín y su marido, Guillermo Morenés, llevan más de dos décadas con una finca en ese lugar. Pero en 2016 hicieron una compra clave: adquirieron una parcela adicional de aproximadamente 74.000 metros cuadrados colindante con su finca original. Esa ampliación les permitió ganar aún más privacidad y proteger las vistas hacia la bahía de Santander.

Así es la impresionante casa de Ana Botín y su familia en Santander

Ana Botín junto a Guillermo Morenés. | Gtres

El terreno tiene un carácter bastante natural y mantiene zonas verdes sin edificar, con praderas y monte bajo, lo cual contribuye a su aislamiento y carácter íntimo. Además, entre los vecinos se comenta que esta finca colindante se compró para evitar «vecinos incómodos». Desde esa finca, las panorámicas son muy privilegiadas; se divisa la bahía de Santander, lo que aporta una sensación de calma y un paisaje muy valorado por la familia. Además, la zona de Carriazo está muy conectada con otros parajes naturales: en pocos minutos se alcanza la playa de Somo, entre otros rincones costeros. 

En su retiro cántabro, Ana Botín aprovecha para desconectar practicando yoga, paseando tranquilamente y alejándose de las obligaciones propias de su vida profesional. Por su parte, su marido es aficionado al surf, lo que encaja muy bien con la costa cántabra y su cercanía a olas. Más allá del valor económico, para Botín esa finca es también un refugio sentimental; ella misma ha dicho en varias ocasiones que «su casa es Cantabria». Es un sitio donde la tradición familiar y su historia personal se mezclan con la naturaleza y la tranquilidad de la región.

Ana Botín junto a su marido en el verano de 2023. | Gtres

Un dato histórico interesante es que la familia Botín tiene otro inmueble emblemático en Santander: el Promontorio, una casa-palacio de estilo regional montañés, obra del arquitecto Javier González de Riancho, que domina la bahía. Ese edificio familiar está vinculado a la Fundación Botín, que hoy lo usa para actividades culturales. Finalmente, la finca familiar de Botín también ha sido destacada por su valor medioambiental. Según medios locales, algunas partes cuentan con vegetación autóctona conservada, lo que refuerza la idea de que no se trata solamente de un lujo, sino también de un espacio con respeto por el entorno natural.

Su especial conexión con la ciudad cántabra

La ciudad de Santander. | Turismo de Cantabria

Su casa en Santander, sin duda, es una muestra más de su impresionante conexión con la ciudad cántabra. En primer lugar, la familia Botín ha sido conocida principalmente por su liderazgo en Banco Santander, fundado en 1857. Desde sus inicios, la familia ha tenido un papel central en la expansión y consolidación de la entidad, que ha pasado de ser un banco regional a uno de los grupos financieros más importantes del mundo. La sede principal del banco siempre se ha mantenido en Santander, lo que refleja un compromiso directo con la ciudad. La presencia física de la familia en la ciudad, tanto en oficinas como en propiedades, simboliza un arraigo que va más allá de la gestión empresarial.

Pero la conexión no es solo económica. Los Botín han desarrollado una profunda vinculación con la vida cultural y social de Santander. Por ejemplo, han patrocinado iniciativas culturales, exposiciones de arte y fundaciones que promueven el desarrollo educativo y artístico. La más emblemática de estas iniciativas es la Fundación Botín, que tiene su sede en Santander y que impulsa proyectos culturales, educativos y de emprendimiento social tanto en Cantabria como a nivel internacional. Esto ha consolidado la imagen de la familia como promotora del desarrollo social y cultural de la región.

En cuanto al patrimonio físico, los Botín poseen varias residencias históricas en Santander y sus alrededores, algunas con valor arquitectónico notable. Estas propiedades han servido como símbolo de la familia y como lugares donde se mezcla la vida privada con eventos de carácter público o cultural. Además, la familia ha sabido mantener un perfil discreto, respetando la privacidad de la ciudad, mientras su influencia económica y cultural sigue siendo evidente.

La familia Botín y la ciudad de Santander están muy unidas. | Ayuntamiento de Santander

A nivel simbólico, la relación con Santander se ve también en el sentido de responsabilidad social y localismo. A lo largo de décadas, la familia ha contribuido al desarrollo urbano, social y económico de la ciudad, fomentando la educación, la cultura y la infraestructura local. Muchos ciudadanos perciben a los Botín no solo como banqueros, sino como actores clave en la vida de Santander, vinculados a su identidad y proyección internacional.

En definitiva, la unión de la familia Botín con Santander es una combinación de historia, economía, cultura y patrimonio. Su presencia ha marcado la evolución de la ciudad, mientras que la ciudad, a su vez, sigue siendo un espacio central para la familia, que considera a Santander no solo su sede profesional, sino también su hogar y su legado.

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