Ángeles, la madre-coraje de Juan del Val: «Voy tres días por semana a la cárcel»
Ángeles Pérez creó la asociación APROMAR con el objetivo de reinsertar a reclusos dentro de la sociedad

Juan del Val junto a Nuria Roca, en una imagen de archivo. | EP
Juan del Val ha tenido una vida muy marcada por sus padres. Fue su progenitor el que le enseñó infinidad de cosas de la vida mientras que su madre ocupó un lugar fundamental en su día a día. En la narrativa de Juan del Val, la figura de su madre siempre aparece como un pilar emocional fundamental. El escritor suele referirse a ella como «una mujer de carácter fuerte, práctica y muy ligada a la vida cotidiana de barrio». Es una presencia que marcó profundamente su infancia, especialmente en los años en que él creció en un ambiente humilde, lleno de vida y de realismo social, un entorno que más tarde se convertiría en materia literaria para él.
Juan del Val ha explicado en varias entrevistas que su madre encarna una mezcla de ternura directa y exigencia vital. Es la típica mujer que se enfrenta al día a día sin dramatismos, resolviendo lo que había que resolver y transmitiendo a sus hijos una visión muy concreta del esfuerzo, la responsabilidad y la autenticidad. Es más, no aparece idealizada en su obra; aparece real, con sus contradicciones, su fortaleza y su humanidad palpable.
El trabajo de Ángeles, la madre de Juan del Val, en la cárcel

Su madre también representa, para él, la raíz emocional de muchos de sus libros. Del Val suele reconocer que buena parte de la sensibilidad que impregna su escritura —esa mezcla de crudeza, humor y amor sin adornos— procede precisamente de haber vivido bajo la influencia de una mujer que nunca rehuyó la realidad. La forma en que describe los afectos, los vínculos familiares y la vida cotidiana tiene su origen en la educación emocional que recibió de ella.
Otro elemento que Juan del Val destaca cuando habla de su madre es su visión clara y sin artificios de la vida. Por lo que él cuenta, es una mujer de opiniones directas, que no se dejaba impresionar por el éxito, la fama o los discursos grandilocuentes. Esta actitud se refleja en el propio escritor, que a menudo dice que sus raíces le han vacunado contra la impostura y el exceso de importancia personal. Siempre, la figura de su madre aparece como un referente afectivo permanente en su vida adulta. Aunque Juan del Val ha construido una carrera pública muy visible, llena de proyectos y exposición mediática, su vínculo con ella —al igual que con el resto de su familia de origen— funciona como un recordatorio de sus inicios, de su identidad más profunda y de aquel mundo del que provienen tanto sus historias como su manera de mirar la realidad.
«Yo no era una voluntaria que quisiera hacer una horita al día»
«Gracias, mamá, por enseñarme que pase lo que pase, siempre hay esperanza», recordó cuando ganó el premio Planeta. Y en los años 80, Ángeles Pérez creó la Asociación Pro-Recuperación de Marginados, una ONG en la que sigue siendo presidenta a sus más de 80 años, como confirman en la revista Vanity Fair. Antes de comenzar más en serio con la reinserción, Ángeles empezó a ayudar a los presos a través de una capellanía. Iba sola a la cárcel «unos tres días por semana», sacaba a los presos de permiso y los llevaba a un apartamento pequeño, cercano a El Retiro. También, en otras ocasiones, les llevaba a su casa, tal y como contó el propio Juan del Val en El hormiguero en una ocasión.
«Yo no era una voluntaria que quisiera hacer una horita al día, quería hacer algo que mereciera la pena. Lo que yo quería era ayudarles y lo plantee en la parroquia de La Estrella», explicó la propia Ángeles en una entrevista junto a Susanna Griso. Cuando estuvo decidida, Ángeles quiso rodearse de un gran grupo de trabajo que ayuda a la reinserción de presos, en la que ella sigue muy volcada y con la que ha conseguido infinidad de objetivos. Además de su actividad dentro de APROMAR, la madre de Juan del Val es directora del programa Y después de la cárcel, ¿qué?, a través del que se encarga de coordinar las tareas del equipo, planificar y supervisar el trabajo de los voluntarios en el día a día, como explican dede el mencionado portal.
«Yo voy a ver al que me llama. A mí me da igual que sea de aquí, que de allí que del otro lado y que tengan el delito que tengan. Yo si me llaman voy a verlos y si puedo les ayudo», contó en Espejo público. Su día a día, además, sigue centrada en las cárceles, donde visita hasta a 150 reclusos, quienes han convertido a Ángeles en su «madre». «Nosotros somos tres hermanos, tiene tres hijos, pero el Día de la Madre, ella recibe decenas de llamadas de presos que han rehecho su vida y que evidentemente la consideran su madre porque ha sido la persona que en cierto modo les ha dado un segunda oportunidad de vida», contó Juan del Val, quien siempre se ha deshecho en halagos hacia ella.
Su asociación, APROMAR
En diversas entrevistas, Del Val ha señalado que su madre ha sido un pilar emocional constante. Su manera de vivir, sus valores y su carácter práctico marcaron la visión que él tiene sobre la vida, enseñándole desde joven la importancia de la responsabilidad, la honestidad y la constancia. Esa influencia se refleja en su forma de enfrentar retos y en la forma en que aborda sus relaciones personales y profesionales. Juan del Val ha contado que su madre le transmitió una visión de la vida muy realista: saber enfrentar dificultades sin dramatizar, priorizar lo importante y aprender de los errores. Esta forma de ver el mundo le ha dado herramientas para superar momentos difíciles, incluida su etapa juvenil complicada, y para mantener un equilibrio emocional frente a la exposición pública derivada de su trabajo como escritor y periodista.

Aunque no escribe directamente sobre ella, Del Val reconoce que muchos de los personajes y situaciones de sus libros nacen de la observación de su entorno familiar. La forma de hablar, las actitudes y la manera de resolver conflictos que él aprendió de su madre alimentan su sensibilidad narrativa, su humor y la manera de explorar los vínculos humanos en su literatura. Aunque Juan del Val ha alcanzado notoriedad y ha construido una vida muy pública, su madre sigue siendo un punto de referencia privado y estable. La manera en que ella ha combinado firmeza y afecto, práctica y sensibilidad, le ha ofrecido un modelo de equilibrio emocional que permanece en su vida adulta, influyendo en sus decisiones, relaciones y proyectos creativos.
