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Los cuatro años de Silvia Intxaurrondo en TVE: de su bajada de sueldo a su afianzada empresa

La periodista vasca comenzó a presentar ‘La hora de La 1’ en 2021 después de un complicado paso por Telemadrid

Los cuatro años de Silvia Intxaurrondo en TVE: de su bajada de sueldo a su afianzada empresa

Silvia Intxaurrondo, en una imagen de archivo. | TVE

Silvia Intxaurrondo está triunfando en TVE. La presentadora ha conseguido convertir La hora de La 1 en uno de los programas más vistos de la corporación pública, aunque también se ha tenido que enfrentar a ciertas controversias que han tenido que ver con sus condiciones de trabajo. Y es que, en los últimos tiempos, la cadena pública ha llevado a cabo una inspección del trabajo por la que han modificado su salario y le han cambiado las condiciones. Un hecho que ha molestado mucho a la periodista vasca, quien ha decidido emprender acciones legales.

Sea como fuere, la vida de Silvia, desde que llegara en 2021 a TVE, ha cambiado muchísimo. Y es que, en este tiempo, la empresa que tiene junto a su marido, Farouk, ha comenzado a florecer y, también, ha podido consolidarse como una de las presentadoras más vistas de la televisión. Pero ¿qué ha pasado en estos cuatro años?

Los problemas legales de Silvia Intxaurrondo con TVE

Silvia Intxaurrondo llegó a TVE para presentar ‘La hora de La 1’. | Redes sociales

Cuando Silvia Intxaurrondo se integró definitivamente en TVE, su perfil mediático dio un salto muy relevante. Pasó a copresentar y dirigir La Hora de La 1, lo que la colocó en la programación matinal de la televisión pública, con mucha más visibilidad que antes. Este aumento de presencia no solo la ha convertido en una figura más conocida para el gran público, sino que también ha dotado de mayor peso a su voz como periodista de análisis.

Sin embargo, ese cambio no fue solo en lo profesional: también afectó sustancialmente sus condiciones contractuales. Hasta entonces, Silvia trabajaba mediante un contrato mercantil a través de su sociedad, lo que le permitía recibir una retribución muy alta —casi 270.000 € anuales—, con una gran autonomía sobre los contenidos que presentaba. Pero tras una inspección de Trabajo, se concluyó que su relación con RTVE debía considerarse laboral, y pasó a tener un contrato como «personal no fijo», bajo el convenio de RTVE. Eso implicó una caída dramática de sus ingresos, hasta cerca de los 45.000 € anuales según las tablas del convenio. 

Ha perdido beneficios, pero ha ganado en otros aspectos

En lo personal, este cambio contractual también supuso la pérdida de ciertos beneficios que tenía en la etapa anterior; dejó de tener vehículo corporativo para desplazamientos y perdió la plena autonomía editorial que poseía antes, ya que ahora debe ceñirse al Código Ético y al manual de estilo de la cadena. La tensión no solo es laboral, sino también jurídica; Silvia ha presentado una demanda contra RTVE para reclamar que se mantengan sus condiciones anteriores. Argumenta que, aunque han cambiado la forma de su relación —de mercantil a laboral—, sus funciones permanecen iguales —dirige y presenta el mismo programa—, por lo que el recorte salarial no le parece justo. 

Silvia Intxaurrondo junto a Marc Sala. | TVE

Este conflicto ha provocado polémica dentro de la propia RTVE: hay críticas de sindicatos que consideran su demanda como un intento de privilegiarse por encima del resto de la plantilla. Además, el recorte salarial ha puesto sobre la mesa un tema sensible: cómo se contrata a las figuras mediáticas en los medios públicos. En cuanto a su imagen, este proceso ha contribuido a transformar cómo la ve el público. No solo como presentadora con carisma, sino como una profesional que defiende sus derechos laborales, lo que añade una dimensión más combativa a su figura. Al mismo tiempo, ha generado críticas y polémica, lo que implica una mayor exposición personal, más allá de su labor como periodista.

Hace un par de años, Silvia creó, junto a su marido, Sukun Comunicación S.L., que ha utilizado para facturar sus servicios a RTVE, especialmente desde que firmó un contrato mercantil con la cadena. Como ya contamos en THE OBJECTIVE, en 2023, Sukun Comunicación declaró unos ingresos de aproximadamente 78.680 € en solo cuatro meses, lo que indica que parte de ese año fue el inicio real de su facturación vía sociedad. Al año siguiente, en 2024, la empresa reportó ingresos de 241.899 €, lo que supone un salto importante con respecto al tramo anterior. Sí que es cierto que, a pesar de que ha ido creciendo exponencialmente, la empresa registró pérdidas valoradas entre unos 100 y 300 euros.

Está mostrando una faceta más íntima

En los últimos años, además, ha empezado a mostrar una faceta más íntima y humana. Ha admitido que el público la ve muy seria en televisión, pero quienes la conocen en persona la describen como simpática y con sentido del humor. Esa discrepancia entre su imagen pública y su yo privado le ha hecho reflexionar sobre el «daño» que puede provocar proyectar solo una parte de su personalidad. Además, ha hablado con naturalidad de sus pequeñas pasiones; le gusta cantar en la ducha —aunque reconoce no hacerlo bien, como ha contado en directo—, algo que muestra que ha ganado comodidad para compartir su lado más cotidiano y genuino.

Se lanzó al mundo de la escritura

Silvia no solo es periodista; ha dado el paso de escritora. Publicó su primera novela, Solas en el silencio, donde aborda temáticas profundas relacionadas con la violencia silenciosa contra las mujeres. Este salto creativo demuestra que está explorando nuevas formas de expresión y comprometiéndose con causas que la mueven a nivel personal. Aunque ahora tiene más visibilidad, se ha vuelto más consciente del coste personal de estar en una cadena pública. Reconoce que la televisión «le ha hecho daño» a su vida personal: la imagen que proyecta no siempre coincide con cómo es realmente, y eso puede afectar sus relaciones y cómo la perciben fuera del plató. 

En definitiva, su llegada a TVE ha traído éxito y visibilidad, pero también conflictos legales y una restructuración profunda de su relación con la cadena. Su vida profesional ha cambiado mucho: más reconocimiento, pero también más riesgos y menos privilegios contractuales.

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