La debilidad de Isabel Gemio por su hijo: «Dos palabras cambiaron mi vida; distrofia muscular»
La icónica periodista creó, hace años, su propia fundación para ayudar a las personas que viven lo mismo que Gustavo

Isabel Gemio, en una imagen de archivo. | Gtres
Isabel Gemio es una de las periodistas más reconocidas de nuestro país. Isabel nació el 5 de enero en Alburquerque (Badajoz) y desde muy joven sintió pasión por la comunicación, algo que ha marcado toda su trayectoria profesional. Comenzó su carrera en radio, trabajando en Radio Extremadura cuando todavía era muy joven, y después se trasladó a Cataluña para ingresar en Radio Barcelona con el seudónimo Isabel Garbí. Su salto a la televisión llegó en los años 80, primero con concursos infantiles y magacines en TVE, y más adelante con su verdadero despegue mediático en Antena 3.
Entre sus programas más emblemáticos están Lo que necesitas es amor y Sorpresa, ¡sorpresa!, espacio este último con el que alcanzó una gran popularidad. En la radio, también protagonizó un programa muy largo y cariñoso con la audiencia; Te doy mi palabra, en Onda Cero, que estuvo más de una década en antena. Uno de los momentos más importantes de su vida personal fue el diagnóstico de su hijo Gustavo con distrofia muscular, lo que la impulsó a fundar en 2008 la Fundación Isabel Gemio, para la investigación de enfermedades raras. Este compromiso social se ha convertido en una parte clave de su identidad pública.
Los inicios de Isabel Genio como periodista
En los últimos años ha vivido altibajos profesionales. Hace un tiempo, reconoció que estuvo siete años sin trabajar en medios, en parte por mantener su criterio ante ciertas decisiones. Aún así, ha sabido reinventarse; tiene presencia en plataformas digitales como YouTube y podcasts, y recientemente volvió a la radio y a la televisión con proyectos en RTVE. A nivel de valores, Isabel Gemio ha repetido en entrevistas que para ella el éxito no solo es lo mediático, sino también alinear lo que piensa, lo que dice y lo que hace.
Sin duda alguna, mucho de lo que es hoy es gracias a la infancia que pasó en Alburquerque, un pequeño municipio de la provincia de Badajoz, en Extremadura. Creció en un entorno familiar humilde pero lleno de cariño, en el que desde muy pequeña, se le inculcó la importancia del esfuerzo, la disciplina y los estudios. Su infancia transcurrió en un ambiente tranquilo de pueblo, donde la vida cotidiana estaba marcada por la cercanía de vecinos y la participación en la comunidad local.
Su infancia en un pequeño pueblo de Badajoz
Desde temprana edad, Isabel mostró una gran curiosidad por la lectura y la comunicación. Su interés por escuchar la radio y por narrar historias ya delató la vocación que más tarde la llevará al periodismo y a la televisión. Además, destacó por su carácter observador y reflexivo, lo que le permitió entender rápidamente las emociones de quienes la rodean y desarrollar habilidades de empatía que serían cruciales en su carrera profesional. Durante su infancia también se enfrentó a los retos propios de crecer en un pueblo pequeño de España en los años 60 y 70; la educación no era tan accesible ni diversa como en las grandes ciudades, pero Isabel se esforzó y aprovechó al máximo los recursos disponibles.
A pesar de las limitaciones geográficas y materiales, Isabel Gemio ha forjado una personalidad resistente y determinada, capaz de enfrentarse a los desafíos de la vida adulta y profesional con constancia. La combinación de su entorno familiar, la educación recibida y sus propias inquietudes personales han creado las bases de una mujer que llegó a ser una de las periodistas y presentadoras más reconocidas de España, sin olvidar nunca sus raíces extremeñas.
Su hijo Gustavo y la fundación que le homenajea
La vida personal de Isabel Gemio ha estado marcada por un fuerte equilibrio entre lo familiar y lo profesional, siempre con un carácter muy reservado. Desde joven, Isabel se mostró muy cercana a su familia y mantuvo lazos sólidos con sus padres y hermanos, a quienes considera pilares fundamentales en su vida, y, también, con su pueblo. Esta conexión familiar le ha servido de apoyo constante, especialmente en los momentos más difíciles de su carrera mediática.
Uno de los aspectos más significativos de su vida personal es su maternidad. Isabel tuvo a su hijo Gustavo, quien más tarde fue diagnosticado con distrofia muscular, una enfermedad que cambió radicalmente su vida. Este hecho la impulsó a involucrarse activamente en la investigación y apoyo a personas con enfermedades raras. En 2008 fundó la Fundación Isabel Gemio, destinada a la investigación biomédica de estas patologías, demostrando que su vida personal y familiar está íntimamente ligada a su compromiso social y solidario. La maternidad y la defensa de su hijo se convirtieron en una de las causas centrales de su vida. La periodista ha narrado sus vivencias con esta enfermedad a través de su libro, donde advirtió que «dos palabras» como «distrofia muscular» le cambiaron la vida para siempre.
En la actualidad, Isabel continúa volcada en su familia, su labor social y sus proyectos profesionales. Su experiencia como madre y su lucha por mejorar la vida de personas con enfermedades raras han marcado su día a día, consolidándola no solo como una periodista reconocida, sino también como una persona profundamente comprometida con su entorno y con causas humanitarias.
