Ena, la reina 'moderna' que vivió un atentado el día de su boda y transmitió hemofilia a sus hijos
TVE estrena la serie ‘ENA’, protagonizada por Kimberley Tell y Joan Amargós, que narra la vida de la mujer de Alfonso XIII

Una imagen de la serie 'ENA'. | TVE
TVE estrena, este mismo lunes, una serie que narra la vida de Victoria Eugenia de Battenberg, más conocida como Ena. La que fuera reina nació el 24 de octubre de 1887 en el Castillo de Balmoral, en Escocia. Era hija de la princesa Beatriz del Reino Unido y del príncipe Enrique de Battenberg, lo que la convertía en nieta directa de la reina Victoria de Inglaterra. Su infancia transcurrió rodeada de la estricta educación y el ambiente formal de la corte británica, donde recibió una formación cultural completa, con especial atención a la música, las artes y los idiomas. Desde joven mostró sensibilidad artística, inteligencia y una marcada disciplina personal, características que luego definirían su papel como reina consorte.
En 1906, Victoria Eugenia contrajo matrimonio con el rey Alfonso XIII de España. La boda fue un momento histórico, marcado por la emoción, pero también por la tragedia; durante la celebración se produjo un atentado que puso de manifiesto la inestabilidad política de España y dejó una profunda impresión en la joven princesa. Tras la boda, Ena tuvo que adaptarse a un país muy distinto a su Inglaterra natal, enfrentando la presión de la corte española, las críticas de sectores conservadores por sus costumbres modernas y la necesidad de asumir un rol público muy exigente.
La historia de María Eugenia de Battenberg, Ena

La vida de reina no estuvo exenta de desafíos personales. Uno de los más dolorosos fue la transmisión de la hemofilia a sus hijos varones, lo que generó tensiones familiares y un profundo sufrimiento personal. A pesar de estas dificultades, Ena destacó por su labor social; se implicó activamente en la Cruz Roja española y en otras obras de caridad, ayudando a consolidar estas instituciones y promoviendo la asistencia a enfermos y necesitados, especialmente durante los años de guerra y crisis sanitaria.
Durante su reinado, España vivió momentos convulsos: la Primera Guerra Mundial, la crisis sanitaria de la gripe española, tensiones políticas internas y la creciente agitación social. Ena tuvo que navegar estas turbulencias con prudencia y discreción, siempre intentando proteger a su familia y mantener la dignidad de la corona. Su papel como reina no fue solo ceremonial; también ejerció influencia en la vida política y social de su tiempo, aunque de manera discreta y limitada por las convenciones de la época.
El momento más crítico de su vida llegó en 1931, con la proclamación de la Segunda República Española. La Familia Real se vio obligada a exiliarse, y Ena tuvo que abandonar España, un país al que había dedicado gran parte de su vida. El exilio la llevó a residir en diferentes lugares de Europa, donde mantuvo siempre un perfil discreto, evitando el protagonismo mediático y dedicándose a la educación de sus hijos y a su labor humanitaria. Victoria Eugenia falleció el 15 de abril de 1969 en Lausana, Suiza, tras una vida marcada por la tragedia personal, la dedicación al servicio público y la adaptación a circunstancias históricas extremadamente difíciles. Su figura representa a una mujer extranjera que asumió la corona de un país complejo, enfrentó crisis políticas y familiares, y dejó un legado de discreción, compromiso social y modernidad en la monarquía española.
Su matrimonio con Alfonso XIII
Uno de los aspectos que más marcó la vida de Ena fue su relación con Alfonso XIII. El matrimonio entre Victoria Eugenia y Alfonso comenzó en 1906, cuando Ena tenía apenas 18 años. La boda fue organizada como un gran acontecimiento político y social: unía a la monarquía española con la familia real británica, reforzando los lazos internacionales. Sin embargo, desde el principio estuvo marcado por tensiones y dificultades. Durante la ceremonia, un atentado con pistola dirigido contra el rey puso de manifiesto la inestabilidad política de España y marcó el inicio de una vida en la que el peligro y la intriga serían constantes.
En los primeros años de matrimonio, Ena tuvo que adaptarse a la vida en la corte española, que difería enormemente de su educación británica. La princesa, acostumbrada a un entorno más liberal y discreto, encontró costumbres y protocolos estrictos, además de la presión de la opinión pública y de la alta sociedad. Su carácter refinado y su educación la ayudaron a cumplir con sus obligaciones, pero siempre mantuvo un aire de independencia y modernidad que a veces chocaba con las expectativas tradicionales. Sin duda alguna, como decíamos, uno de los momentos más sensibles de su vida fue cuando le trasmitió la hemofilia a sus hijos.

Este hecho generó tensión en la relación con Alfonso XIII, además de sufrimiento personal. La pareja tuvo que enfrentarse a la fragilidad de sus hijos y al estigma social de la enfermedad, lo que incrementó la presión sobre su vida familiar y añadió un componente de tristeza y responsabilidad constante. El matrimonio también se vio afectado por la inestabilidad política de España. Alfonso XIII fue un rey con un papel activo en la política, a veces polémico, lo que obligó a Ena a vivir en un entorno cargado de tensiones y rumores. La reina tuvo que ejercer su rol con discreción, protegiendo la imagen de la monarquía y la estabilidad de su familia, mientras enfrentaba intrigas palaciegas y la hostilidad de sectores políticos que cuestionaban tanto a Alfonso como a ella.
Siete hijos y una hemofilia heredada
A pesar de las dificultades, el matrimonio mantuvo un vínculo profundo. Ena y Alfonso compartieron momentos de cercanía, especialmente en la educación de sus hijos y en la vida familiar. La reina apoyó al rey en sus deberes, y él reconocía su inteligencia, discreción y capacidad de gestión de la corte. Sin embargo, la vida juntos estuvo marcada por la tensión entre los deberes públicos y la vida privada, y nunca pudieron disfrutar plenamente de una existencia tranquila. El exilio también marcó un antes y un después en su vida en pareja.
Victoria Eugenia y Alfonso XIII tuvieron siete hijos en total, cuatro hijos varones y tres hijas, nacidos entre 1907 y 1919. Su descendencia estuvo marcada por la tragedia y la responsabilidad, ya que la hemofilia transmitida por Ena afectó a varios de sus hijos varones, condicionando tanto su salud como la vida familiar. El primer hijo, Alfonso, nació en 1907 y recibió el título de príncipe de Asturias, heredero de la corona española. Desde muy joven tuvo que lidiar con la hemofilia, lo que generó enorme preocupación a sus padres. La enfermedad condicionó su vida personal y social, limitando su actividad física y convirtiéndolo en un constante foco de cuidado y protección por parte de la familia.
El segundo hijo, Jaime, nacido en 1908, también padeció hemofilia. Su enfermedad fue aún más grave que la de su hermano Alfonso, y con el tiempo perdió una pierna debido a complicaciones derivadas de la enfermedad. Jaime pasó gran parte de su vida fuera de España y su historia estuvo marcada por la enfermedad y la dificultad para encontrar un papel social y familiar en la monarquía. Su tercer retoño, Beatriz, nació en 1909. Beatriz tuvo una vida más tranquila en comparación con sus hermanos varones, dedicándose a tareas más discretas dentro de la familia y al apoyo a sus padres. Se casó con un príncipe europeo, manteniendo la tradición de alianzas entre casas reales, y tuvo descendencia que fortaleció los vínculos dinásticos internacionales de los Borbones españoles.
El cuarto hijo, Juan, nació en 1913. Juan se convirtió en una figura central después del exilio, ya que heredó la línea sucesoria tras la muerte de Alfonso XIII y el fallecimiento de sus hermanos mayores sin descendencia que pudiera continuar la línea. Juan tuvo un papel importante en la reconstrucción de la monarquía española y es conocido como Juan de Borbón, padre del actual rey Felipe VI. Su quinto bebe, María Cristina, nació en 1911. Se mantuvo discreta y dedicada a su familia y a labores de caridad, siempre con un perfil muy bajo, pero siguiendo el ejemplo de su madre en compromiso social y apoyo a causas humanitarias.
El sexto hijo, Jaime, es mencionado a veces como el hijo con hemofilia más conocido, pero la numeración varía según las fuentes; en cualquier caso, los varones siempre estuvieron marcados por la enfermedad hereditaria, lo que condicionó sus decisiones vitales y su movilidad fuera de España. Finalmente, el séptimo hijo, Margarita, nació en 1919. Al igual que su hermana María Cristina y Beatriz, tuvo una vida más tranquila, alejada de los riesgos físicos que sufrieron sus hermanos varones. Margarita se dedicó a la familia y al cuidado de los lazos dinásticos, siempre bajo la sombra del exilio y las dificultades políticas de la familia real.
Su vida reflejó una vida marcada por privilegios y tragedias: la riqueza y la posición real contrastaban con las enfermedades, las pérdidas y las exigencias políticas. Los varones, afectados por la hemofilia, vivieron vidas restringidas y protegidas, mientras que las hijas tuvieron un papel más discreto, centrado en la familia y las alianzas europeas. Esta descendencia también muestra la fragilidad de la monarquía frente a los cambios históricos de España, desde la Primera Guerra Mundial hasta la proclamación de la Segunda República y el exilio posterior.
Así es ‘ENA’, la nueva serie de TVE
La serie que hoy ve la luz en la televisión pública, bajo el título de ENA, se centra en la vida de Victoria Eugenia de Battenberg, la reina consorte de Alfonso XIII. Se trata de una ficción de seis capítulos, dirigida por Anaïs Pareto y Estel Díaz, que pretende mostrar no solo su papel como monarca, sino también la dimensión íntima y personal de su vida. El proyecto está basado en la novela homónima de Pilar Eyre. El guion lo firman Javier Olivares —también productor ejecutivo—, junto con Isa Sánchez, Daniel Corpas y Pablo Lara Toledo. Olivares es una figura destacada en la ficción española, conocido por series como El Ministerio del Tiempo. La actriz Kimberley Tell interpreta a Victoria Eugenia, Ena, y Joan Amargós da vida a Alfonso XIII. El reparto también incluye nombres como Elvira Mínguez, Lucía Guerrero, Juan Gea o Joaquín Notario, lo que aporta peso dramático e histórico al retrato de la corte de principios del siglo XX.
Quién es Kimberley Tell, la actriz que interpreta a María Eugenia
Kimberley Tell nació en 1989 en Lanzarote, aunque su familia se trasladó a Gran Canaria, y tiene raíces danesas —por parte de padre— e inglesas —por parte de madre—. Su formación es muy artística; estudió Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, lo que le dio una base creativa sólida antes de lanzarse completamente a la interpretación. En cuanto a su carrera como actriz, Tell empezó a destacar en la televisión española. Uno de sus primeros papeles importantes fue en la serie Velvet, donde interpretó a Grace de Mónaco. Después, encadenó roles en series como Algo que celebrar, en la que dio vida a Rose McGregor, y en Buscando el norte, donde interpretó a Ulrike Ruiz.
Uno de sus papeles más relevantes llegó con la serie Hierro de Movistar+, donde interpretó a Pilar Díaz. Este personaje le dio visibilidad en el drama televisivo y consolidó su reputación como una actriz muy versátil. También ha participado en otras producciones como 45 revoluciones, y recientemente ha asumido papeles protagonistas en series como Operación Barrio Inglés y El Centro. En cine, ha trabajado en varias películas. Según su filmografía, participó en La mina (The Night Watchman) y ha formado parte de otros proyectos cinematográficos, mostrando que su talento no se limita solo a la televisión. Además de actuar, Kimberley Tell tiene una faceta musical muy potente. Su salto como cantante empezó cuando varias de sus composiciones aparecieron en la serie Élite: su canción Lo que no me dices tuvo un gran impacto y le abrió camino en el mundo musical.
Su música ha seguido creciendo: ha publicado sencillos como Dime y Emoji, que formaron parte de la banda sonora de Élite, lo que consolidó su presencia no solo como actriz sino también como compositora. Además, ha actuado en directo con conciertos que combinan su voz, su sensibilidad musical y su formación artística. Tell también ha trabajado en teatro musical: por ejemplo, participó en Drac Pack, un espectáculo dirigido por Fernando Soto, lo que demuestra su capacidad para moverse entre diferentes artes escénicas.
