Pablo Motos y los rasgos de hiperactividad que marcaron su infancia
Creció con una marcada hiperactividad y dificultades de atención que influyeron en su infancia y trayectoria

Pablo Motos | Gtres
Pablo Motos explicó hace unos años que, durante su infancia, fue un niño extremadamente inquieto y con grandes dificultades para mantenerse concentrado. Él mismo ha descrito que esta hiperactividad condicionó su etapa escolar y su relación con el aprendizaje: «Era un niño hiperactivo sin diagnosticar», le confesó al periodista Juan José Millás. Un relato que coincide con experiencias comunes de muchas personas con síntomas relacionados con el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), aunque sin que él haya confirmado públicamente un diagnóstico clínico.
La infancia de Pablo Motos

El presentador ha recordado que no podía estar quieto, que se movía constantemente y que le costaba seguir el ritmo académico. También ha comentado que tuvo problemas de lectura y escritura, rasgos que él ha relacionado con la dislexia y que añadieron dificultad a su trayectoria escolar, recoge Okdiario.
Aunque Motos no ha anunciado tener un diagnóstico formal de TDAH, sí ha hablado de comportamientos y sensaciones que muchas personas identifican con este trastorno: atención dispersa, impulsividad y necesidad constante de actividad. Sus palabras se han utilizado a menudo como ejemplo de cómo este tipo de rasgos pueden acompañar a una persona desde la infancia hasta la adultez, incluso sin haber sido identificados a tiempo.
Con el paso de los años, Pablo Motos ha contado que ha aprendido a gestionar esa energía y la velocidad mental que lo caracterizan. Lo que en su infancia era una fuente de problemas se convirtió en parte de su estilo profesional: agilidad, dinamismo, creatividad y rapidez en el directo televisivo. Estas cualidades han contribuido a definir su personalidad pública y su forma de trabajar frente a las cámaras.
La importancia de visibilizar estas experiencias
Al hablar sin tapujos de sus dificultades infantiles, Pablo Motos ha contribuido a normalizar situaciones que muchas personas han vivido sin comprender. Su historia refleja un patrón habitual en generaciones en las que los trastornos del aprendizaje y la atención no se diagnosticaban con la frecuencia actual. Su testimonio ayuda a abrir conversación y a reconocer que muchas personas han aprendido a manejar sus rasgos sin haber recibido una etiqueta médica en su momento.
En la actualidad, se estima que afecta aproximadamente al 5-7% de niños y entre un 2-4% de adultos a nivel global. El TDAH no tiene una ‘cura’ en el sentido clásico, porque no es una enfermedad puntual, sino una condición que acompaña al desarrollo neurológico. Sin embargo, puede gestionarse eficazmente con estrategias combinadas: intervención psicológica, apoyo educativo, psicoeducación para la familia y, cuando se considera adecuado, tratamiento farmacológico. Con el enfoque correcto, la mayoría de las personas con TDAH pueden llevar una vida plena, desarrollar sus capacidades y transformar ciertos rasgos asociados en fortalezas.
