«Thank you»: La barrera del idioma que la reina Sofía no ha podido romper con su hijo Felipe VI
Al imponerle el Toisón de Oro, la reina emérita respondió a su hijo con un gesto de cariño y unas palabras en inglés

La reina Sofía, en el momento en el que su hijo le impuso, el viernes, el Toisón de Oro. | Gtres
La reina Sofía vivió, la semana pasada, uno de los momentos más felices de su vida. Después de más de cuatro décadas dedicadas a la Corona, la mujer del rey Juan Carlos recibió el Toisón de Oro, el mayor reconocimiento que se puede otorgar en nuestro país, de manos, además, de su hijo. El momento, de lo más emotivo, se sucedió en el Palacio Real, cuando se le impuso esta condecoración que llegó a emocionar a la reina emérita. Un gesto con el que Sofía respondió con un escueto «thank you» —«gracias»— a su hijo, ante la atenta mirada de sus nietas, a quienes le brillaban los ojos de la emoción.
Llama especialmente la atención que la reina se dirija a su hijo en inglés, un idioma con el que, sin ninguna duda, tanto Sofía como Felipe están más que familiarizados. Y que parece que, después de tantos años, se ha convertido en el idioma vehicular entre ambos. Y es que hay que tener en cuenta que la reina Sofía pasó la mayor parte de su tiempo viviendo en Londres, a donde se exilió junto a su familia, sus padres y sus hermanos. Allí se quedó a vivir su hermano Constantino, hasta su muerte, mientras que la princesa Irene de Grecia estuvo dando tumbos por el mundo hasta que en los años 80 recaló en Zarzuela.
La reina Sofía habla en inglés con su familia

Han sido contadas las ocasiones en las que la reina emérita ha hablado en público. Es más, de las pocas veces que hemos podido escuchar su discurso en español, nos hemos dado cuenta que Sofía no se siente del todo cómoda con el idioma con el que tampoco tiene mucha soltura. Pero para entender el porqué de su predilección por la lengua inglesa, tenemos que echar un vistazo a su vida y dónde transcurrió esta. La reina emérita nació a finales de los años 30 en Grecia, en el palacio de Tatoi, y su vida infantil estuvo marcada por los vaivenes políticos que afectaron a su país durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando las tropas alemanas invadieron Grecia en 1941, la Familia Real se vio obligada a abandonar el país. Sofía, apenas una niña, inició entonces un periodo de exilio que la llevó primero a Creta, después a Egipto y finalmente a Sudáfrica. Durante aquellos años, vivió una infancia itinerante, en circunstancias poco habituales para una princesa, adaptándose una y otra vez a nuevos lugares, idiomas y rutinas.
Todos estos viajes hicieron que su idioma vehicular fuera el inglés. Tras el fin de la guerra, la familia regresó a Grecia en 1946. Sofía retomó allí su vida escolar, aunque ya era una niña con una experiencia internacional muy superior a la de los niños de su edad. Su educación posterior estuvo marcada por un equilibrio entre la formación tradicional propia de una princesa europea y un espíritu práctico fomentado por su madre, la reina Federica. Durante la adolescencia, Sofía fue enviada a un internado en Alemania —Schloss Salem— donde continuó su formación académica en un entorno mucho más disciplinado y moderno que el de las cortes reales. Durante su juventud, la reina estudió en la Universidad de Cambridge, donde perfeccionó su nivel.

Tras haber cursado estudios en Grecia y en el internado alemán de Schloss Salem, Sofía amplió su educación en el Reino Unido. Su llegada a Cambridge marcó un cambio importante: pasó de instituciones muy controladas por la corte griega o alemana a un entorno académico más abierto, cosmopolita y profundamente intelectual. Allí convivió con estudiantes de múltiples nacionalidades y disciplinas, lo que reforzó su carácter ya cosmopolita debido a los años de exilio de su infancia.
Su educación inglesa y su paso por Cambridge
En Cambridge, Sofía asistió a cursos en el Fitzwilliam College, una institución reconocida por su ambiente internacional. Aunque su estancia no fue la de una estudiante convencional que siguiera un grado completo, sí participó en formación universitaria en materias vinculadas a artes, humanidades y cultura, áreas que encajaban con el tipo de educación que se esperaba de una princesa europea. Durante este periodo reforzó sus conocimientos de inglés, ya sólidos desde la infancia, y tuvo contacto directo con una vida universitaria que combinaba rigor académico y una apertura social poco habitual en las cortes continentales.
Es por eso que la reina Sofía usa el inglés como idioma de comunicación principalmente por razones diplomáticas y protocolares. Como miembro de la realeza europea y consorte de España, participa en numerosos encuentros internacionales, conferencias, recepciones oficiales y actos culturales donde el inglés funciona como lengua franca. Esto le permite interactuar de manera eficiente con líderes políticos, académicos y representantes de organismos internacionales, sin necesidad de traducción simultánea, lo que facilita el diálogo directo y la transmisión clara de sus ideas.

Otra razón importante es su formación personal y académica. Sofía pasó parte de su juventud en entornos educativos internacionales, incluyendo el internado alemán Schloss Salem y estudios en Cambridge, Reino Unido. Su educación bilingüe o incluso trilingüe —ya que se desenvuelve perfectamente en griego, alemán e inglés— le otorgó un dominio del inglés que le resulta natural y cómodo, especialmente en contextos formales. Por ello, aunque pueda hablar español perfectamente, en situaciones internacionales tiende a usar inglés porque es el idioma más eficaz para comunicarse con interlocutores de diversas nacionalidades.
La infancia ‘a la inglesa’ del rey Felipe
Además, el inglés es también una herramienta de neutralidad y cortesía en la diplomacia. Al hablar en inglés, Sofía evita dar preferencia a un idioma sobre otro, mostrando respeto hacia participantes de distintos países. Esto resulta especialmente útil en la diplomacia europea y en conferencias internacionales donde el español, el alemán o el francés podrían no ser comprendidos por todos los asistentes. De este modo, el inglés se convierte en un vehículo práctico que le permite cumplir con sus obligaciones institucionales de manera elegante y eficiente. Por último, su uso del inglés refleja también una dimensión personal y cultural: Sofía ha sido siempre una mujer cosmopolita, acostumbrada a entornos multiculturales desde su infancia y juventud. Usar el inglés le permite proyectar esa identidad internacional y comunicarse con naturalidad en escenarios que trascienden la esfera española, reforzando su perfil de reina europea con visión global.
La elección de hablar en inglés con sus hijos puede deberse a una tradición y, sobre todo, al interés de que los tres se críen en un ambiente de habla anglosajona. El inglés es la lengua internacional por excelencia y garantiza que sus hijos puedan desenvolverse con facilidad en cualquier contexto global, ya sea académico, profesional o social. Desde pequeños, hablar inglés les permitió adquirir un dominio fluido que luego les sería útil en estudios en el extranjero, viajes oficiales y contactos internacionales. También, como decíamos, puede atender a una razón de herencia familiar y cultural. Sofía proviene de un entorno aristocrático y cosmopolita, donde el inglés era un idioma natural para la comunicación entre familias reales europeas y diplomáticos. Utilizarlo en casa no solo facilitaba la comunicación en un contexto internacional, sino que también les conectaba con una tradición de educación europea, bilingüe y cosmopolita, en la que varios idiomas coexisten de manera cotidiana.
