Mar-a-Lago, la 'Casa Blanca de invierno' de Trump en Florida inspirada en el Mediterráneo
El presidente de Estados Unidos lleva ya unas semanas en esta residencia que combina distintas culturas con mucho lujo

Donald Trump junto a Melania. | Gtres
Donald Trump pasa casi más tiempo en Mar-a-Lago que en la Casa Blanca. Y es que el presidente de los Estados Unidos posee una bonita residencia de vacaciones en Palm Beach, Florida, uno de sus destinos favoritos. Trump nunca ha sido muy fan del despacho oval ni tampoco de la casa que lo alberga, en el que ha hecho infinidad de remodelaciones en los últimos tiempos para acabar con la historia que siga viva en la mansión después de tantos siglos. En estos últimos días, además, el líder del partido republicano se encuentra en esta segunda residencia, que decoró, hace muchos años, a su antojo y donde realmente se siente cómodo. También allí toma las decisiones profesionales que tienen que ver con su trabajo como líder del ejecutivo.
Mar-a-Lago es una de las residencias más emblemáticas y lujosas de Estados Unidos. Situada en Palm Beach, Florida, la propiedad se extiende entre el océano Atlántico y un lago interior, lo que inspiró su nombre, que literalmente significa «mar a lago». Su imponente mansión fue construida entre 1924 y 1927 por la heredera y filántropa Marjorie Merriweather Post, quien imaginó un palacio de invierno inspirado en la arquitectura mediterránea y en el Renacimiento español. Arcos de inspiración europea, techos artesonados, mosaicos, salones con lámparas de cristal y jardines amplísimos definen el carácter majestuoso de la propiedad.
Mar-a-Lago, la ‘Casa Blanca de invierno’ de Trump

Tras la muerte de Post, Mar-a-Lago estuvo durante años en una situación incierta; aunque ella quiso donarla al gobierno de Estados Unidos para que se convirtiera en la «Casa Blanca de invierno», los altos costes de mantenimiento hicieron que su proyecto no prosperara. En 1985, la mansión fue adquirida por Donald Trump, quien la transformó en un club privado de élite sin renunciar a usar parte de la propiedad como residencia personal. Bajo su propiedad, Mar-a-Lago se convirtió en un escenario habitual de recepciones, cenas y eventos de alto perfil. Durante la presidencia de Trump, la casa ganó aún más notoriedad, dado que en ella se celebraron reuniones diplomáticas y encuentros oficiales con jefes de Estado.
Hoy, Mar-a-Lago combina dos funciones: sigue siendo un club exclusivo para miembros, con cuotas muy elevadas y acceso limitado, y al mismo tiempo continúa actuando como hogar de la familia Trump. Sus salones ornamentados, sus vistas al mar, sus jardines históricos y su aura de extravagancia la mantienen como uno de los enclaves más singulares y reconocibles del lujo estadounidense contemporáneo. La decoración de Mar-a-Lago es una exuberante mezcla de opulencia europea y fantasía americana, concebida para impresionar desde el primer paso. Su creadora, Marjorie Merriweather Post, diseñó la mansión como un palacio mediterráneo con fuerte inspiración española, veneciana y morisca, y ese espíritu sigue dominando cada rincón.
Una mezcla de culturas inspiradas en el Mediterráneo
El interior combina elementos del Renacimiento español, el Mudéjar y el Barroco, con techos altos, arcos ornamentados y abundancia de detalles artesanales. Buena parte de los materiales y elementos decorativos fueron adquiridos en Europa, incluyendo piezas antiguas provenientes de conventos y palacios. El lugar cuenta con varios salones de recepción que están decorados con techos artesonados de madera tallada y dorada, paredes revístalas en pan de oro, estucos y relieves inspirados en la arquitectura palaciega española. También tiene varias lámparas de araña de cristal europeo que cuelgan de techos altísimos.

También, tienen espejos monumentales con marcos policromadnos y muebles de estilo francés y español. Las baldosas, los frescos y los mosaicos hacen que tenga un ambiente casi teatral. Muchos de los murales y acabados están inspirados en el arte hispano-morisca: patrones geométricos, celosías y motivos florales estilizados. Uno de los rasgos más característicos es la enorme cantidad de artesanías importadas con azulejos y mosaicos europeos de principios del siglo XX. Las puertas y portones están hechos en madera tallada y algunos son de conventos antiguos. También, poseen revestimientos realizados por artesanos especializados en técnicas tradicionales, como el estuco veneciano y el dorado a la hoja.
El Gran Salón es uno de los espacios más famosos y está decorado con un techo inspirado en palacios venecianos, con vigas pintadas y relieves dorados. También, la mansión cuenta con grandes tapices europeos, lámparas gigantes y columnas de mármol. Sin duda es una combinación de colores cálidos, rojos, dorados y ocres, que refuerzan esa estética palaciega. El resultado recuerda a los salones ceremoniales de Europa Central y del Mediterráneo. En el mobiliario, además de un corte tradicional, nos encontramos con sofás y sillones de terciopelo, muebles tallados de estilo neobarroco, así como mesas ornamentadas, biombos y piezas de colección que fueron seleccionadas cuando se construyó y se decoró.

El exterior, además, se continúa la estética mediterránea con patios interiores repletos de fuentes, arcos y azulejos, así como jardines diseñados con palmeras, buganvillas y senderos de piedra. El lugar, también, cuenta con una terraza de estilo hispano-morisca que conecta visualmente el mar con el lago y una piscina rodeada de columnas y de esculturas. El uso del color terracota, la proporción monumental y la integración con la naturaleza dan una sensación de palacio costero europeo transportado a Florida. De esta manera, conocer Mar-a-Lago es una experiencia de lujo ostentoso, abundancia de detalles y una combinación de influencias históricas.
