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Juan Carlos I confirma que existe un 'club de reyes': «Todos debemos permanecer unidos»

El rey emérito ha confesado en ‘Reconciliación’ que «nos reímos juntos de nuestros respectivos problemas familiares»

Juan Carlos I confirma que existe un ‘club de reyes’: «Todos debemos permanecer unidos»

Juan Carlos I visita Marruecos en 2013 junto al rey Mohamed VI y su hijo Mulay Hasán. | | Europa Press

El libro de memorias del rey Juan Carlos I ya está en las librerías españolas. La versión francesa se publicó hace unas semanas, aportando a la crónica social una ola de titulares y contenidos sobre las intimidades de la monarquía. Este miércoles 3 de diciembre se ha hecho público el texto en nuestro idioma y como se esperaba, cuenta con alguna diferencia significativa con respecto a la original. Los capítulos sobre los miembros de la Casa Real española, sobre sus amigos en el Gobierno y demás influencias en los círculos europeos e internacionales están siendo examinados con lupa en busca de nuevos datos.

Uno de los temas en los que el emérito ha insistido en esta traducción es en su estrecha relación con otros líderes de monarquías e instituciones. Juan Carlos ha desarrollado múltiples amistades en sus 87 años. Muchas de estas nacieron a raíz de sus actividades diplomáticos y otras tantas por sus lazos familiares, que le unen a las dinastías de Grecia, Francia y Reino Unido. En el recién publicado Reconciliación, el emérito confiesa que desarrolló un sentimiento de camaradería con algunos de ellos, una conexión especial que les mantiene unidos en lo familiar y en lo público hasta el día de hoy.

Muere el gran duque Juan de Luxemburgo a los 98 años

Juan Carlos I sobre su «club de reyes»

Llegaron a plantear la posibilidad de crear un «club de reyes». Juan Carlos I y otros monarcas compartirían en este exclusivo círculo sus preocupaciones por sus países y otras vivencias más íntimas, como los escándalos que a menudo sacuden a estas mediáticas familias. Así lo explica el propio emérito en sus memorias: «Yo le había propuesto al gran duque Juan de Luxemburgo que formalizáramos un ‘club de reyes’, para reunirnos en privado con regularidad. Ya se celebran reuniones anuales de los jefes de las Casas Reales europeas para comparar problemas y soluciones, y apoyarse mutuamente».

«Al fin y al cabo, todos nos enfrentamos a los mismos dilemas. Se mostró entusiasmado y me propuso hablar con los demás para hacerlo realidad», recuerda Juan Carlos en el libro. Este «club de reyes» nunca vio la luz de manera formal, «pero existe de facto». «Probablemente no hacia falta formalizarlo mediante una organización», se pregunta a día de hoy, cuando algunos de estos monarcas ya han fallecido. Entre la lista de participantes también se encuentran líderes internacionales, como el rey de Marruecos. «El rey de Marruecos Mohamed VI me llama mi tío», revelando su relación casi paternofilial con su homólogo africano.

El rey Juan Carlos y la reina Sofía junto a la reina Isabel II y el príncipe Felipe de Reino Unido. / EFE

Isabel II, una amiga sincera

La esencia de este club es la fragilidad de la monarquía en los tiempos modernos que perciben sus pocos miembros. «existe un sentimiento de precariedad y fragilidad: si una monarquía europea cae, podría arrastrar a otras con ella. Así que todos debemos permanecer unidos». Hace esta confesión en nombre de otros monarcas: «Me interrogo sobre la longevidad de nuestras monarquías europeas. ¿Continuarán existiendo a lo largo del siglo XXI? No soy el único que se hace esta pregunta. Otros reyes también se la hacen». Entre ellos son capaces de hablar con franqueza y desde la empatía que se profesan por sus pueblos.

Esta misma nobleza le unió a su prima lejana la reina Isabel II de Inglaterra, a quien Juan Carlos siempre ha llamado ‘Lilibeth’. Esta fiel amiga falleció en 2022, creando una ausencia y carencia de complicidad. «La vi por última vez en octubre de 2019. Me comentó, con aire socarrón: ‘Los dos tenemos problemas matrimoniales en nuestra familias’. Enrique y Meghan acaparaban toda la atención mediática en ese momento. Nos reímos juntos de nuestros respectivos problemas familiares». Tal y como explica en el libro, «cada vez que iba a Londres en viaje privado, veía a Lilibeth a solas. Le enviaba una nota con las fechas de mi estancia y ella me invitaba a comer».

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