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La vida moderna y anónima de la duquesa de Medinaceli en Nueva York que todos deseamos

Victoria de Hohenlohe vivió un antes y un después de la muerte de su padre cuando heredó su marquesado

La vida moderna y anónima de la duquesa de Medinaceli en Nueva York que todos deseamos

Victoria de Hohenlohe, en una imagen de archivo. | Gtres

Victoria de Hohenhole lleva la vida que muchas quisiéramos tener. La duquesa de Medinaceli se pasea por Central Park, come con sus amigos en el SoHo, pasa tiempo con su marido en su apartamento, se dedica a su faceta laboral y, también, tiene tiempo para desarrollar sus hobbies por las calles de Nueva York. Victoria forma parte de una de las casas nobiliarias más antiguas y extensas de España. La joven es hija de Marco de Hohenlohe-Langenburg, anterior duque de Medinaceli, y de Sandra Schmidt-Polex, de origen alemán. Nació en marzo de 1997 y, tras la separación de sus padres, se trasladó hasta Alemania, donde pasó la mayor parte de su infancia y de su adolescencia junto a su madre y su hermano pequeño, Alexander.

Esta doble raíz hispano-alemana marcó profundamente su carácter; una mezcla de tradición española y formación europea más pragmática, discreta y cosmopolita. La muerte de su padre en 2016 supuso un punto de inflexión en su vida. Con apenas 19 años, Victoria heredó la mayor parte de los títulos históricos de la Casa de Medinaceli, convirtiéndose en la aristócrata con más títulos reconocidos en España, e incluso en Europa. Entre ellos se encuentran varios ducados —como el de Medinaceli, Denia y Santisteban del Puerto— además de numerosos marquesados, condados y vizcondados. Su posición la coloca en la cúspide de la nobleza española, con un número excepcional de grandezas y un peso simbólico que muy pocas figuras ostentan en la actualidad.

Quién es Victoria de Hohenlohe, duquesa de Medinaceli

La duquesa de Medinaceli junto a su marido en Madrid. | Gtres

A nivel académico, Victoria ha sido siempre una joven disciplinada y orientada hacia su formación. Estudió Relaciones Internacionales en Madrid y más tarde completó un máster en Londres, lo que reforzó su perfil internacional. Profesionalmente se ha especializado en el ámbito de la consultoría estratégica y las finanzas, con interés por áreas modernas como la sostenibilidad, la inversión responsable y los entornos globales. Esta trayectoria contrasta con la imagen tradicional de la aristocracia distante del mundo laboral: Victoria ha optado por un camino profesional propio, alejado del mero mantenimiento del linaje.

En su vida personal mantiene un perfil discreto. En octubre de 2023 contrajo matrimonio con Maxime Corneille Iribarren, financiero de origen franco-argentino. La boda, celebrada en Jerez de la Frontera, reunió tradición y sobriedad, reflejando bien la personalidad reservada de la duquesa. Tras el enlace, la pareja fijó su residencia en Nueva York debido a compromisos laborales, lo que ha reforzado aún más su condición de figura global, más cercana al mundo empresarial contemporáneo que a la vida social aristocrática tradicional.

Su papel como heredera de la Casa de Medinaceli

Su papel como heredera de la Casa de Medinaceli, sin embargo, ha estado acompañado de tensiones y disputas familiares. La gestión de los bienes históricos de la familia —como palacios, archivos, colecciones y fundaciones— ha sido objeto de desacuerdos y procesos judiciales entre distintos miembros del linaje. Aunque Victoria ha heredado los títulos, el patrimonio material se gestiona a través de una fundación que ha experimentado conflictos internos, lo que ha complicado la relación entre los títulos y los activos asociados. Esta dualidad —ostentar el peso simbólico de una de las casas más antiguas pero no tener el control pleno de su patrimonio— constituye uno de los matices más singulares de su trayectoria.

Victoria junto a Rafael Medina y Laura Vecino. | Gtres

Desde su matrimonio con Maxime Corneille Iribarren en 2023, Victoria de Hohenlohe ha fijado su residencia principal en Nueva York, ciudad donde su marido desarrolla su carrera en el ámbito financiero. Para la duquesa de Medinaceli, la vida en Estados Unidos representa una etapa marcada por la independencia profesional y la discreción personal, muy alejada del foco mediático español y de los compromisos tradicionales asociados a su linaje. En Nueva York, Victoria lleva una vida enfocada en su actividad laboral, vinculada al mundo de la consultoría, la estrategia corporativa y sectores con alcance global, campos que encajan con su formación en Relaciones Internacionales y su perfil cosmopolita. La ciudad le ofrece un entorno profesional dinámico y competitivo, donde puede desarrollar una carrera por méritos propios, sin la carga simbólica que implica ser la cabeza de una de las casas nobiliarias más antiguas de España.

Una vida cosmopolita y discreta en Nueva York

La duquesa mantiene un estilo de vida sobrio y reservado. No frecuenta el circuito social aristocrático ni eventos públicos, y se integra más en el ambiente internacional de Manhattan, donde predominan perfiles jóvenes, profesionales y multiculturales. En este sentido, Nueva York le da un anonimato relativo del que carecería en España, permitiéndole moverse con naturalidad, estudiar, trabajar y viajar sin la atención mediática que a menudo acompaña a su apellido.

A nivel personal, su vida en la ciudad está marcada por un equilibrio entre su crecimiento profesional y la construcción de su nueva etapa matrimonial. La pareja mantiene un perfil bajo y, según lo que se conoce públicamente, vive centrada en sus responsabilidades laborales y en una vida cotidiana muy alejada de los clichés aristocráticos: actividades culturales, vida urbana, viajes de trabajo y una rutina más cercana al ámbito ejecutivo que al social. A pesar de residir en Estados Unidos, Victoria sigue vinculada a España por motivos familiares e institucionales. La gestión de la memoria y el legado de la Casa de Medinaceli —especialmente a través de la fundación que administra el patrimonio histórico— requiere que siga en contacto con los temas relacionados con su linaje, aunque ella participe desde un papel más moderno y profesionalizado, acorde a su vida actual.

Victoria, en el día de su boda. | Gtres

Uno de los momentos más importantes de su vida reciente fue su boda con Maxime Corneille Iribarren, un financiero de origen franco-argentino. La ceremonia tuvo lugar en Jerez de la Frontera, en la histórica iglesia de San Miguel, manteniendo un equilibrio entre tradición aristocrática y un estilo moderno y discreto, acorde con la personalidad de la duquesa. La celebración reunió a familiares cercanos, amigos y algunas figuras del mundo social y empresarial, aunque de manera controlada para preservar la privacidad de los novios. La boda se destacó por su sobriedad elegante: Victoria optó por un vestido de corte clásico, evitando ostentaciones excesivas, reflejando su estilo reservado y moderno, mientras que Maxime lució un traje formal adaptado a la solemnidad del acto.

Quién es Maxime, el financiero con quien se casó en 2023

El enlace no solo simbolizó la unión matrimonial, sino también un nuevo capítulo en la vida de Victoria, marcando su transición hacia una vida más internacional, ya que tras la boda la pareja se trasladó a Nueva York, donde residen actualmente. Este cambio de residencia refleja tanto su independencia como su interés por compaginar los compromisos nobiliarios con una carrera profesional en el ámbito global. Maxime es un profesional del sector financiero de origen franco-argentino, y aunque no pertenece a la aristocracia, se ha vinculado a círculos internacionales por su actividad laboral.

Su perfil es principalmente discreto, y no suele aparecer en los medios más allá de los eventos relacionados con su matrimonio o la vida social de la duquesa. El joven ha desarrollado su vida en el mundo de las finanzas y la consultoría, participando en empresas y en proyectos relacionados con el mundo internacional. Su relación con Victoria refleja una conexión moderna entre aristocracia y profesionales cosmopolitas, alejada de matrimonios estrictamente nobiliarios.

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