El padre de Meghan Markle encara una amputación sin reconciliarse aún con su hija
Thomas Markle lucha por recuperarse tras una amputación de urgencia mientras su relación con Meghan sigue rota
Meghan Markle | Gtres
Thomas Markle, padre de Meghan Markle, de 81 años, tuvo que ser sometido el pasado miércoles a una intervención quirúrgica de urgencia que terminó con la amputación parcial de su pierna izquierda. Según se ha revelado, un coágulo de sangre le interrumpió la circulación y provocó que la extremidad se volviera negra, obligando a los médicos a actuar con rapidez para salvarle la vida.
La operación, que se prolongó durante aproximadamente tres horas, concluyó con la amputación del pie y la parte inferior de la pierna. Su hijo, Thomas Jr., ha confirmado la gravedad de lo sucedido: «Mi padre está siendo muy valiente. El pie se le puso azul y luego negro. Pasó todo muy rápido. Lo llevé a un hospital local, le hicieron unas tomografías y una ecografía y dijeron que había que amputarle la pierna».
El padre de Meghan Markle pierde la pierna
El padre de la duquesa de Sussex fue trasladado en ambulancia a un hospital de Cebú, en Filipinas, ciudad a la que se trasladó a principios de este año con la intención de iniciar una nueva etapa y dejar atrás el distanciamiento con su hija. «No había otra opción. Me dijeron que tendrían que amputarme la pierna y que era cuestión de vida o muerte», explicó su hijo.
Los médicos han informado de que aún deberá someterse a un nuevo procedimiento para eliminar un coágulo en el muslo izquierdo. Su hijo Thomas Jr., quien ejerce de apoyo y cuidador, asegura que el equipo sanitario sigue «extremadamente preocupado» por su bienestar, motivo por el que permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos, estable pero vigilado: «Uno de sus médicos dijo que los próximos dos o tres días son críticos. Les preocupaba que se produjera una infección, como sepsis o gangrena. La piel estaba negra».
Meghan Markle no se ha pronunciado
Un portavoz de Meghan Markle se ha negado a hacer comentarios sobre la hospitalización y el estado de salud de su padre. Durante su infancia y adolescencia, la duquesa mantuvo una relación cercana con su progenitor. Sin embargo, tras la separación de sus padres, fue Thomas quien asumió gran parte de su crianza y la acompañó en sus primeros pasos en el mundo artístico. Gracias a su experiencia como director de iluminación, él mismo la ayudaba con sus actuaciones escolares y apoyó la vocación interpretativa de su hija desde muy joven.
El vínculo entre ambos, no obstante, comenzó a deteriorarse en 2018, poco antes de la boda real, cuando Thomas protagonizó una polémica sesión pactada con paparazzi con la que obtuvo beneficios económicos. Ese episodio, sumado a declaraciones públicas consideradas dañinas para la imagen de Meghan y de la Casa Real británica, provocó una ruptura definitiva. Según la propia duquesa, la confianza se vio quebrada y ya no hubo manera de reconstruirla.
Desde entonces, la distancia entre ellos ha sido prácticamente insalvable. Tanto es así que Thomas no asistió a la boda de su hija, no conoce a sus nietos y la relación apenas ha tenido contacto en los últimos años. Meghan y Harry han priorizado su bienestar emocional y familiar, manteniéndose alejados de cualquier situación que pudiera generarles inestabilidad. A día de hoy, los problemas de salud de Thomas no han supuesto un acercamiento entre ellos.