Los perros de los Eméritos protagonizan su ‘christmas’: Juan Carlos los nombró en su libro
Juan Carlos y Sofía han mandado su tradicional felicitación navideña donde podemos ver a sus mascotas junto a un árbol

Los perros de los reyes eméritos. | Casa Real
Tanto Felipe, Letizia y sus hijas como el rey Juan Carlos y la reina Sofía han hecho públicas sus felicitaciones navideñas. En sendas imágenes, que se han distribuido en la web de la Casa Real, podemos ver grandes diferencias. Mientras que los monarcas actuales han optado por una fotografía, tomada el pasado mes de octubre en el Pueblo Ejemplar de 2025, el rey Juan Carlos y Sofía se han decantado por una imagen de sus cinco perros, quienes posan delante de un árbol de Navidad. Ha sido Zarzuela la que ha confirmado que esta fue tomada en el Palacio, la residencia de la reina emérita. Además, está acompañada por un significativo mensaje: «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo» y sus dos firmas.
Llama especialmente la atención que los reyes eméritos se hayan decantado por una foto de sus animales, ya que, aunque sabemos que los dos están especialmente unidos, normalmente suelen elegir algún retrato un poco más familiar. Sea como fuere, no hay que olvidar que el matrimonio están muy convencidos con los animales. Es más, el propio rey Juan Carlos habló de ellos en las memorias que se publicaron este mismo mes de diciembre en nuestro país. Afirmando que tuvo que dejarlos cuando se marchó a Abu Dabi. Es más, el Emérito mencionó a sus animales en varias ocasiones.
Quiénes son los cinco perros del rey Juan Carlos y la reina Sofía
En uno de sus capítulos, Juan Carlos hace referencia a la Zarzuela, explicando que es «la casa». «Es a al vez nuestro domicilio privado, nuestras oficinas y nuestro lugar de recepción de audiencias públicas, porque, al final, en nuestra función todo está relacionado. Un pequeño parque infantil, utilizado por mis hijos y nietos, linda con al entrada donde recibimos las visitas protocolarias, justo al lado de las perreras que albergan una docena de perros que nos pertenecen a todos nosotros: es una imagen que resume nuestra vida», explica el rey emérito. No solamente Juan Carlos y Sofía tienen una gran pasión por los animales, sino que su hijo Felipe, y sus nietas también comparten esta sensibilidad.
Así, tanto la princesa Leonor como la infanta Sofía tienen dos perritos, que hemos podido ver en varias ocasiones. Una de las últimas fue cuando la infanta se marchó a Reino Unido, momento en el que la Casa Real aprovechó para repartir unas imágenes donde podíamos ver a la joven junto a su mascota, a quien rascaba, cariñosamente, por debajo de la cabeza. Así, sus perros han formado parte fundamental de su vida familiar desde hace mucho tiempo. Juan Carlos I y la reina Sofía siempre han sido grandes amantes de los perros, y sus mascotas han formado parte de su vida familiar durante décadas. Esta afición se ha expresado tanto en momentos cotidianos como en ocasiones oficiales, y ha sido recogida en imágenes públicas y recuerdos de la Casa Real.
La especial sensibilidad de la Familia Real con los animales
Durante alrededor de 25 años, Juan Carlos I llegó a tener un pequeño criadero de perros de raza golden retriever en el Palacio de la Zarzuela. Era conocido que algunos de estos animales competían en concursos caninos y ganaban con frecuencia, lo que generaba bromas entre otros criadores. Parte de las camadas se vendían, pero otros cachorros se regalaban como muestra de cariño o como obsequio a amigos cercanos y diplomáticos. Además de los golden retriever, también se recuerdan otros perros que formaron parte de la familia o de la vida cotidiana en Zarzuela: un pastor alemán llamado Arky, que acompañaba a Juan Carlos a menudo, y otros ejemplares que se les veía en actos informales sobre todo en sus años de veraneo en Mallorca.

Según la propia reina Sofía comentó en alguna ocasión, en el jardín del Palacio de La Zarzuela existe un pequeño cementerio donde están enterrados todos los perros que han pertenecido a la Familia Real en los últimos cincuenta años. Cada placa lleva el nombre de un animal querido, lo que refleja un cariño y respeto profundos por estas mascotas. También, la reina Sofía, al igual que su hermana Irene, es conocida por su sensibilidad animalista. A lo largo de los años ha demostrado un afecto especial por los perros, incluso participando en actos públicos relacionados con animales y ONG que trabajan con canes. Aunque ha habido anécdotas mediáticas sobre la política con mascotas en el Palacio, no se duda del vínculo afectivo de la reina con sus perros y del lugar especial que ocupan en su día a día.
Esta sensibilidad, como decíamos, también se le ha transmitido a Felipe, Leonor y Sofía. Uno de los perros más conocidos de la familia real actual es Jan, un labrador retriever de color negro que ha estado muy vinculado especialmente a la infanta Sofía y también a su hermana, la princesa Leonor. Jan se volvió especialmente mediático durante la despedida de Sofía cuando se marchó a estudiar a Gales, apareciendo en las fotografías oficiales junto a la joven mientras la acompañaba y la consolaba antes de partir. Además, Jan ha pasado por alguna intervención veterinaria —es decir, una cirugía menor— por un problema de salud que fue atendido con éxito, mostrando que la familia real cuida a sus animales con dedicación profesional.

Otro perro muy querido en Zarzuela es Sara —de la princesa Leonor—, también de raza labrador retriever pero de color marrón. Fue regalo de los reyes Felipe VI y Letizia para la princesa Leonor con motivo de su Primera Comunión en 2015, lo que la convierte en uno de los primeros y más simbólicos compañeros de juego de Leonor durante su infancia. Aunque Sara no ha tenido tanta presencia mediática como Jan en años recientes, figura en diversos relatos y publicaciones de la Casa Real como parte del ambiente familiar en el que crecieron ambas hermanas. Los dos labradores —Jan y Sara— forman parte de un gusto familiar que proviene de generaciones anteriores: la familia real española ha tenido mascotas desde hace décadas, y el amor por los perros se ha transmitido entre padres e hijos.
La felicitación navideña de los Eméritos con el paso de los años
Desde que Juan Carlos I y la reina Sofía ejercieron juntos como monarcas, y especialmente tras su abdicación en 2014, han mantenido la costumbre de enviar una felicitación navideña propia cada año, separada de la que envían el rey Felipe VI y la reina Letizia. Durante su reinado, Juan Carlos y Sofía enviaron postales navideñas como parte de su papel institucional junto a la familia real. Estas felicitaciones solían incluir mensajes de buenos deseos en español e inglés, acompañadas de fotografías o imágenes simbólicas relacionadas con la Navidad, combinando tradición y cercanía. Tras la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014, tanto él como la reina Sofía continuaron enviando sus propias felicitaciones separadas de las de Felipe VI y Letizia.
Desde el 2014 hasta el 2017, las postales incluyeron repeticiones de motivos religiosos o navideños clásicos, como pinturas tradicionales vinculadas a la Natividad. La elección de imágenes culturales destacaba el valor histórico y espiritual de la celebración, manteniendo un tono más institucional y artístico que las tarjetas familiares. En 2018 se produjo un cambio en esta tradición: en lugar de elegir siempre una obra de arte navideña, Juan Carlos y Sofía optaron por una fotografía personal tomada en el 80.º cumpleaños de la madre del Rey, lo que supuso un giro hacia una imagen más íntima y humana de la pareja. En 2019, repitieron esta fórmula con una foto de ambos tomada en Sangenjo (La Coruña) el verano anterior, reflejando una imagen más cercana y menos formal que las tradicionales representaciones artísticas.

Para la temporada de Navidad de 2024, los eméritos volvieron a escoger una obra de carácter religioso y artístico: la pintura La Adoración de los Pastores de Bartolomé Esteban Murillo, del siglo XVII y conservada en el Museo del Prado. Esta imagen subrayó el carácter espiritual de las fiestas y mantuvo la tradición de lejos de las fotografías familiares. El mensaje impreso llevaba el saludo habitual de «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo» acompañado de las firmas manuscritas de ambos.
