La faceta desconocida de la infanta Elena con la repostería: vende el 'bizcocho real' por 4 euros

La infanta Elena ha vuelto a participar en un acto solidario con temática navideña. Unas semanas después de su comentado apoyo al rastrillo de Nuevo Futuro, la hermana del Rey se ha implicado en otra causa social. En esta ocasión, ha participado en el tradicional Mercadillo Solidario de la Fundación Mapfre. El evento se ha celebrado el domingo 14 de diciembre en el Hotel Wellington de Madrid y ha brillado entre la agenda de este fin de semana por la siempre llamativa presencia de la infanta. Allí ha podido dedicar una jornada a la venta de dulces de Navidad y a promover las iniciativas sociales de su empresa.

Ha sido la embajadora no oficial del evento. Su papel activo en el mercadillo como vendedora voluntaria en un puesto de dulces ha generado interés, tráfico de clientes y ventas. Así lo confirman las imágenes del día. El puesto en el que la infanta de 61 años participó de voluntaria vendió galletas de tres chocolates, roscón de reyes -uno con nata y otro sin ella-, tarros de miel, croissants y un bizcocho casero. La prensa se ha fijado en este último postre, ya que estaba cocinado por la propia Elena y era uno de los mejor vendidos de toda la mesa. También ha llamado la atención por su título de «bizcocho real», que alude directamente a sus relaciones familiares con la Casa Real, y a su precio de 4 euros por ración.

«Alguno es mío, sí»

En declaraciones a Europa Press, la infanta Elena ha comentado que «todos los años hacemos este mercadillo y cada año hacemos la donación a una asociación, este año va a Guerreros Púrpura». Esta asociación está dedicada a mejorar la calidad de vida de menores con enfermedades neurológicas y metabólicas. Además, ha animado a pensar «en la gente que no tiene» y a ayudar con lo que se pueda. Muy sonriente, ha invitado a los reporteros a probar algunos de los dulces que había en su puesto. «Alguno es mío, sí», ha confirmado cuando le han preguntado. Se ha despedido deseando a todos una «feliz Navidad».

Hasta ahora no se conocía la faceta cocinera de la infanta Elena. Parece que tiene mano para el llamado bizcocho ‘real’ y, tras esta noticia, surge la duda de si tiene otras recetas estrella. Lo que sí se ha comprobado este día es que sigue comprometida con la empresa aseguradora como directora de Proyectos Sociales de la Fundación Mapfre. Este puesto le permite impulsar programas sociales y culturales y seguir de cerca la evolución de las causas que más le interesan de forma personal. En otros eventos se ha implicado con la educación infantil o con algunos tipos de enfermedades raras que necesitan de investigación, por nombrar alguna causa.

La infanta Elena, repostera y embajadora

La hija mayor de los reyes Juan Carlos y Sofía tiene una intensa actividad pública como embajadora de proyectos sociales. La semana pasada viajó a Las Palmas para conocer y dar a conocer, con la Asociación Down Las Palmas, el balance del programa de integración Juntos Somos Capaces. Este proyecto ha facilitado que 400 personas con discapacidad intelectual en Canarias consiguieran un trabajo. En su viaje, estuvo arropada por el personal y los usuarios de la asociación, recorrió su taller de joyería y decoración navideña, el salón de actos, los despachos y el espacio donde realizan teatro baile y yoga. La entidad colabora con la Fundación Mapfre desde hace siete años.

@vanitatis La infanta Elena sorprendía a todos en la firma de las biografías de su padre, Juan Carlos I. Apareció inesperadamente y se acercó a saludar a la escritora de 'Reconciliación', Laurence Debray. #infantaelena #reconciliacion ♬ sonido original – vanitatis.com

La crónica social también registra otros planes más personales de la infanta, alejados de su faceta de voluntaria y de repostera ocasional. La última vez que se la vio en público fue, precisamente, en la presentación en Madrid de las memorias de su padre, a cargo de su biógrafa, Laurence Debray. En aquel acto, la tía de la princesa Leonor acudió acompañada de sus primas, María Zurita y Simoneta Gómez Acebo, mostrando todo su apoyo al libro de su padre y a la escritora francesa.