Teresa de Borbón, la ‘abuela política’ menos socialité de Almeida que se dedica a la hípica
La mujer ha sido galardonada, en las últimas horas, en la Gala del Deporte de 2025 por su carrera dentro de la hípica

Teresa de Borbón, en una imagen de archivo. | Gtres
Teresa Urquijo, antes de ser mujer de José Luis Martínez-Almeida, ya se codeaba con personas reconocidas dentro del mundo de la jet set. La joven, de 29 años, pertenece a una de las familias más influyentes; por parte paterna es descendiente de Gregorio Marañón y por las raíces de su madre forma parte de los Borbones. Es más, una de las piezas fundamentales de su vida es su abuela, Teresa de Borbón. De ella, además, Teresa ha heredado mucho de sus intereses, como es la hípica, por la que la mujer ha sido galardonada en las últimas horas. Así, la trayectoria de Teresa de Borbón ha sido reconocida en la Gala del Deporte de 2025, que se celebró en el Auditorio Mutua Madrileña, en la capital, y en el que fue galardonada por su labor como jinete.
Desde hace años, la mujer es propietaria de la finca El canto de la cruz, donde Almeida y Teresa celebraron su boda, y que se sitúa en la localidad madrileña de Colmenar Viejo. Esta la heredó de su padre, como cuentan en ¡Hola!, y donde Teresa abuela comenzó a montar a caballo desde que era muy joven. Es más, durante muchos años, organizó un concurso de equitación reconocido tanto nacional como internacionalmente.
Teresa de Borbón, la duquesa de Laserna que nació en Lausana
Teresa nació en la ciudad de Lausana, en Suiza, bañada por el lago Lemán. Su padre fue don Alfonso de Borbón y Borbón, infanta de España y duque de Calabria, y su progenitora, doña Alicia, princesa de Parma. Se casó con Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, en abril de 1961, en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha. Juntos tuvieron ni más ni menos que siete hijos; Rodrigo, Alicia, Alfonso, Beatriz —la madre de Teresa Urquijo—, Fernando, Clara y Delia. De estos, Fernando murió en 2011 en un trágico accidente de coche y Alonso, en 2018, debido a un cáncer.
Tras la muerte de su padre, heredó la yeguada Flor de Lis, una de las crianzas de caballos de pura raza árabe más prestigiosas de España, que su familia había fundado en 1941. Teresa se volcó por completo en esta actividad durante décadas: la crió, organizó concursos de doma, salto y cross, y estuvo muy vinculada a eventos hípicos donde se acercaron personalidades de las casas reales europeas. La relación entre Teresa de Borbón y Teresa Urquijo, su nieta materna, es estrecha y cargada de gestos familiares y simbólicos. Teresa de Borbón acompañó con orgullo el matrimonio de Teresa Urquijo con José Luis Martínez‑Almeida —el alcalde de Madrid— el 6 de abril de 2024, manifestando públicamente su alegría y buenos deseos por la pareja y destacando la importancia de la familia en ese día tan especial.
Su vinculación especial con la hípica
Un detalle significativo de ese vínculo fue que Teresa Urquijo recuperó el vestido de novia original de su abuela para adaptar la tela y crear su propio vestido de boda. La prenda se había usado también en 1995 por la madre de la novia, Beatriz Moreno y Borbón —hija de Teresa—, lo que simboliza una tradición familiar transmitida de generación en generación. Más allá de las celebraciones, Teresa de Borbón ha estado presente en la vida cotidiana de su nieta y su familia. Se le ha visto apoyar y acompañar a Teresa Urquijo en momentos importantes, como la llegada de su primer hijo, mostrando la cercanía y el afecto intergeneracional. Como decíamos, El canto de la cruz, su finca, fue el lugar elegido para celebrar parte de los eventos relacionados con la boda de su nieta, lo que pone de manifiesto también un apoyo material y simbólico muy fuerte de la abuela hacia la nueva etapa vital de Teresa Urquijo.

Sin duda alguna, Teresa de Borbón ha sido mucho más que una figura aristocrática distante: ha trabajado activamente en la gestión de su yeguada, ha mantenido relaciones estrechas con la familia real y ha cultivado un entorno familiar sólido, transmitiendo a su nieta valores de tradición, identidad y cariño familiar. Su relación con Teresa Urquijo va más allá de lo protocolario: es una relación fundamentada en el afecto, el legado familiar y la presencia activa en los hitos más importantes de la vida de su nieta. Además de con Teresa Urquijo, Teresa de Borbón ha desarrollado siempre una relación muy estrecha con sus hijos.
‘El canto de la cruz’, su finca donde Teresa Urquijo celebró su boda
Teresa e Íñigo tuvieron siete hijos, a quienes criaron en El canto de la cruz, un entorno muy vinculado al mundo de la hípica y la tradición nobiliaria española. Todos ellos crecieron entre caballos, cultura y obligaciones familiares, aunque cada uno ha seguido su propio camino con distinto protagonismo público. Rodrigo, el primogénito, en 2020, contrajo matrimonio con Casilda Guerrero‑Burgos y Fernández de Córdoba, que ostenta el título de XXI duquesa de Cardona. Su boda marcó también el momento en que Rodrigo se estableció como cabeza visible de su rama familiar, manteniendo vínculos con otras casas nobiliarias españolas. Alicia es la segunda hija, quien ha sido siempre muy discreta. Se casó en 1994 con José Luis Hernández Eraso, con quien tuvo descendencia.

Por su parte, Alfonso murió en 2018, como ya hemos comentado, y vinculó siempre su carrera profesional a la yeguada. La familia siempre rememoró su memoria con cariño y respeto, y su pérdida fue uno de los momentos más difíciles para sus padres y hermanos. Beatriz, la madre de Teresa, se casó, en 1995, con Lucas Urquijo Fernández de Araoz y posee su propia tienda en el centro de Madrid, una de las más icónicas, dedicada a la encuadernación de libros. Beatriz ha mantenido un perfil discreto, centrado en su familia, aunque su papel ha cobrado mayor visibilidad pública tras la boda de su hija. Por su parte, Fernando murió hace casi quince años, a los 41 años, en un accidente de moto que, sin duda, marcó a su familia.
Siete hijos y dos trágicas muertes que marcaron su presente

Clara, la otra hija de Teresa de Borbón, siempre ha tenido una relación muy estrecha con los valores familiares y la tradición ecuestre. Ha participado activamente en competiciones hípicas y aventuradas, incluso habiendo competido en rallies como el Trophée des Gazelles en Marruecos, donde consiguió un notable rendimiento junto a su compañera. Su vida ha fusionado aventura, deporte y tradición. Delia es la benjamina de los siete hermanos y también ha seguido una vida ligada al mundo social aristocrático. Se casó en 2005 con Álvaro de Ledesma y Sanchiz, V marqués de Arecibo, y continúa ligada tanto a las actividades hípicas como a los compromisos familiares propios de su linaje.
Desde siempre, Teresa ha estado muy vinculada a El canto de la cruz, en Colmenar Viejo, una propiedad de unas 25 hectáreas que ha sido su centro de operaciones durante décadas. Allí dedica gran parte de su tiempo a todo lo relacionado con la cría de caballos de pura raza árabe, actividad por la que es muy reconocida en el mundo ecuestre. En su rutina, nos encontramos con la actividad de supervisar la yeguada de Flor de Lis, la marca ganadera familiar heredada de su padre y considerada una de las más prestigiosas del país. También, se dedica a organizar y supervisar entregamientos y cuidados de los caballos, así como preparar competiciones de doma, salto y concurso completo —aspectos que sigue de cerca pese a su edad. De la misma forma, planifica eventos ecuestres como los Flor de Lis Horse Trials, certámenes que ella misma ayuda a coordinar y en los que participan jinetes de alto nivel.
Incluso ha participado activamente en tareas de campo, como ayudar en el parto de una yegua si era necesario, sin importar la hora ni las circunstancias. Aunque tiene un título nobiliario y relaciones con la alta sociedad, Teresa prefiere una vida práctica y vinculada al campo: se la ve caminando entre los establos, revisando instalaciones, hablando con entrenadores o jinetes, y ocupándose de pequeños y grandes detalles de la finca y los animales. Las actividades sociales y familiares ocupan la mayor parte de su día a día. Dedica tiempo a su familia, especialmente a sus hijos, nietos y bisnietos; su papel como abuela es importante, visible en eventos familiares como bodas y celebraciones. También, participa en actos relacionados con el mundo del caballo, donde es respetada por su experiencia y contribución. Por ejemplo, ha sido homenajeada en la Gala de la Federación Hípica de Madrid por su trayectoria y apoyo al deporte ecuestre en la comunidad.
Una actividad que, sin duda, se contrapone con la de la otra abuela de Teresa Urquijo, Piru Urquijo, quien no se pierde ninguno de los actos sociales de la jet set madrileña.
