La nueva vida de Kristin Cabot, la mujer pillada en la 'kiss cam': «El precio que elegí pagar»
La exdirectora de Recursos Humanos de Astronomer ha concedido su primera entrevista desde el concierto de julio

Andy Byron y Kristin Cabot, los implicados en el Coldplaygate. | | Redes sociales
Kristin Cabot lleva cinco meses gestionando el huracán mediático que se formó sobre ella en verano. Recuerda aquel 16 de julio de 2025 como el día que todo empezó, cuando se volvió viral en TikTok por bailar en brazos de su jefe en el concierto de Coldplay. No era algo apropiado, como reconoce ella misma, pues Andy Byron era el director ejecutivo de Astronomer y ella era la directora de recursos humanos en la misma compañía. La grabación llegó a los 100 millones de visualizaciones en la plataforma antes de que pudieran siquiera hablar con su junta directiva. Esa misma noche ambos entendieron que ese momento íntimo, una «mala decisión», había cambiado sus vidas. Así lo cuenta Cabot en una entrevista a The New York Times, la primera conversación que ofrece a los medios desde el escándalo.
Los días siguientes al concierto fue denunciada y amenazada por desconocidos que ni siquiera estuvieron presentes con ella en el Estadio Gillette en Foxborough, en Massachusetts. Durante semanas recibió 500 o 600 llamadas diarias. Los paparazzi acampaban frente a su casa y los coches circulaban lentamente por su cuadra, «como un desfile», recuerda a la revista. Recibió amenazas de muerte: «No 900. Eso salió en la revista People. Recibí 50 o 60». También se llevó las críticas públicas de celebridades, como Whoopi Goldberg o Gwyneth Paltrow, y de la mascota deportiva de los Philadelphia Phillies.

Kristin Cabot se defiende
Krinstin Cabot, de 53 años, reconoce que es la protagonista principal del llamado Coldplaygate. Su compañero de concierto y antiguo jefe no ha aceptado responder a la llamada del mismo medio, así como la empresa, que también se ha mantenido ajena a este primer contacto. Durante semanas, Cabot había estado debatiendo, sola y con familiares y amigos, si debía hablar de lo sucedido. Cualquier intento de corregir la historia ponía en riesgo la nueva tranquilidad de la familia, pero, al mismo tiempo, se negaba a aceptar la historia que habían contado sobre ella. Contrató un asesor de comunicaciones que le ha animado a repasar en público los hechos de aquella noche, para despejar rumores y falsedades.
La estadounidense asegura que no tenía ninguna relación sexual con su jefe. Antes de esa noche, ni siquiera se habían besado. «Tomé una mala decisión, me eché un par de High Noons, bailé y me comporté inapropiadamente con mi jefe. Y no es nada. Asumí la responsabilidad y renuncié a mi carrera por ello. Ese es el precio que elegí pagar», dice. «Quiero que mis hijos sepan que uno puede cometer errores y meter la pata de verdad. Pero no tienen por qué amenazarlos con matarlos por ellos», reconoce sobre la respuesta que ha recibido durante estos cinco meses en el foco mediático.
Andy Byron, su jefe y amigo
Cabot define la relación con Andy Byron como un amor a primera vista profesional. Ella entró en Astronomer en 2024, entrevistada por Byron, y desde el primer momento «encajaban a la perfección». Tenían en común un instinto competitivo e «hiperprofesional» que a ambos les condicionaba en sus respectivas vidas familiares. Cabot y Byron hablaban a diario, a veces hasta tres veces al día, por asuntos estrictamente de la empresa. Luego llegaron las confidencias y se contaron que cada uno estaba pasando por un proceso de separación conyugal. Cabot no niega que desarrolló unos «sentimientos profundos» por su jefe, pero que no se permitió ahondar en ellos. «No me dejé llevar demasiado porque él es mi jefe», defiende.
En este punto de su relación profesional y de sus situaciones personales, en julio aceptaron ir con unos amigos al concierto de Coldplay. Kristin Cabot quería distraerse un miércoles de verano y, como su separación era reciente, le pidió a su amigo y jefe que fuera su acompañante. Le ofreció el plan a su jefe y amigo: «Hacía siglos que no salía. Quería ponerme un atuendo bonito y salir a bailar, reír y pasar una noche genial. Y así fue». Un par de cócteles de tequila después y Cabot y Byron parecían una pareja romántica en la zona vip del estadio, tal y como explica ella misma. Reconoce que «pensé: ‘Lo tengo todo bajo control. Puedo enamorarme. Puedo con ello’».
De la «alegría» al terror
Kristin explica que esa noche fue la primera y única vez que se besaron. Byron bailaba detrás de Cabot cuando ella le tomó las manos y la rodeó con sus brazos. Luego vieron su imagen en las pantallas del estadio y la «alegría, alegría, alegría» se convirtió en terror. Cabot se llevó las manos a la cara y se soltó de los brazos de Byron. Byron se agachó. Su cabeza se fue a dos pensamientos diferentes: por un lado, «Andy es mi jefe», y por otro lado, su marido Andrew Cabot estaba en algún lugar del estadio. Kristin había recibido el aviso a través de un amigo de que su futuro exmarido estaría en el concierto.
«Estaba tan avergonzada y horrorizada», se lastima. «Soy la jefa de Recursos Humanos y él el director ejecutivo. Es un cliché y una lástima». Cabot y Byron regresaron corriendo al bar y se quedaron «sentados con la cabeza entre las manos, pensando: ‘¿Qué acaba de pasar?’». Incluso antes de salir del estadio, empezaron a hablar sobre cómo gestionar su transgresión pública. Estaban redactando de forma conjunta una nota para informar a la junta directiva, pero su vídeo abrazados ya estaba sumando visitas en TikTok. También recuerda pensar que «ahora no solo Andrew y la junta se van a enterar de esto».
@latinus_us Captan al CEO de Astronomer, Andy Byron, en concierto junto a su directora de productos, Kristin Cabot. #Latinus #InformaciónParaTi ♬ original sound – Latinus
«Todos cometemos errores»
La junta de Astronomer realizó una investigación desde la comprensión y la cautela. «Todos cometemos errores. Pero comprenda que tenemos que tomar distancia, hablar de esto y resolverlo», dijeron. La empresa le pidió a Cabot que volviera a su puesto, pero ella misma no podía imaginar cómo podría ser jefa de Recursos Humanos siendo «el hazmerreír de la gente». Negoció su renuncia, que se anunció el 24 de julio. Se marchó a la montaña con su perro y un vino orgánico en busca de desconexión. El aislamiento no duró mucho, pues en algún momento de ese fin de semana Cabot fue víctima de una filtración de información personal y su teléfono se llenó de mensajes. Andy Byron renunció a su cargo esa misma semana.
Desde finales de julio, Kristin Cabot y su familia han vivido una nueva realidad como personajes públicos. No sólo ella, sino que su familia e hijos están señalados en las redes sociales y en los ambientes públicos. Afirma que, hasta el momento, «sus hijos se resisten a que los vean con ella». Cuenta anécdotas incómodas que ha vivido en estos meses por su imagen pública, como cuando una mujer la llamó «repugnante» a la cara mientras repostaba de gasolina su coche o cuando un fotógrafo la siguió a ella y a su hija en una piscina pública. «¿Por favor, podemos irnos?», le dijo entonces su hija entre lágrimas. Todos en la familia empezaron a temer los espacios públicos y los eventos sociales, cuenta el periódico.
La nueva vida pública de los Cabot
La relación entre Kristin y Andy es mínima desde septiembre. Durante el verano se sirvieron de apoyo mutuo, compartiendo entre ellos su experiencia con la virilidad, la separación y la falta de trabajo. Llegado el otoño se reunieron y acordaron que «hablar entre ellos iba a dificultarles a todos seguir adelante y sanar». Kristin Cabot ha recibido el apoyo de su exmarido, que aceptó el divorcio y emitió un comunicado que le dejó en buen lugar ante la prensa. «Ha sido un caballero», dice sobre Andrew. Los hijos de la pareja recibieron terapia, volvieron al colegio y fueron tratados con amabilidad. Ahora Cabot reconoce que ha vuelto a salir de casa, para jugar al tenis o para ir de compras. Ve lejos el regreso a la vida laboral. Sobre todo porque ha perdido muchos apoyos en la oficina y en sus círculos de toda la vida.
