La infancia de Marta Ortega en La Coruña que vivió como una niña «brillante e introvertida»
La hija de Amancio Ortega se crio en un ambiente totalmente normal, en el que la máxima importancia recaía en la familia

Marta Ortega, en una imagen de archivo. | Gtres
Los primeros años de la vida de Marta Ortega, su infancia, estuvieron marcados por su familia. Y es que su padre, Amancio Ortega, siempre tuvo muy claro que, a pesar de su gran dedicación a los negocios, también quería dedicar su tiempo libre a sus hijos, al igual que habían hecho sus progenitores con él. Así, Amancio crio a sus tres hijos, Sandra, Marcos y Marta en un entorno totalmente normal, sin grandes lujos y rodeados de ciudadanos venidos de todas partes del mundo. Esta educación, en un ambiente global, distinto y enriquecido, marcó aquel presente y su futuro.
Marta Ortega Pérez nació el 10 de enero de 1984 en Vigo (Galicia), hija menor de Amancio Ortega, fundador del grupo Inditex, y de Flora Pérez Marcote, que también desarrolló su carrera profesional en el negocio textil familiar. Pocos años después de su nacimiento, la familia se trasladó a La Coruña, la ciudad gallega que sería el escenario principal de su infancia y de gran parte de su vida adulta. Desde muy pequeña, Marta vivió inmersa en un entorno en el que la moda y el comercio formaban parte de la cotidianidad familiar. Su padre estaba construyendo el imperio de Zara y el resto de marcas de Inditex a partir de una tienda modesta en la calle Juan Flórez de La Coruña, abierta en 1975, que con el tiempo se convertiría en el corazón de un gigante internacional.
La infancia de Marta Ortega en La Coruña

La educación de Marta comenzó en La Coruña, donde asistió al colegio Santa María del Mar, un centro concertado con enseñanza religiosa impartida por los Jesuitas. Allí transcurrieron sus primeros años escolares, mezclándose con compañeros de diferentes trasfondos sociales, lo que le permitió mantener una vida relativamente «normal» pese al peso del apellido familiar. Durante su infancia, Marta mostró una personalidad observadora, discreta y con una sensibilidad estética evidente desde temprana edad. Compañeros de colegio la recuerdan como una niña «tan brillante como introvertida», que no buscaba el protagonismo pese a pertenecer a una de las familias más influyentes de Galicia.
Su formación temprana también estuvo marcada por la movilidad y la apertura internacional. Sus padres consideraron importante que aprendiera idiomas y desarrollara una perspectiva global, por lo que, tras completar parte de su educación en A Coruña, Marta cursó el bachillerato en un internado en Suiza. Esta etapa, aunque lejos de casa, fue clave para su crecimiento personal: allí combinó los estudios con actividades como la equitación, una afición que ha seguido cultivando a lo largo de su vida.
Familia, un ambiente internacional y mucha disciplina
La Coruña no fue solo el lugar donde creció escolarizada; también fue el espacio en el que vivió experiencias frecuentes relacionadas con el negocio de su padre. En varias entrevistas ha recordado con cariño cómo los fines de semana acompañaba a Amancio Ortega a las antiguas instalaciones de Inditex en Arteijo, cerca de la ciudad, y cómo esas visitas despertaron su interés por la moda y el mundo del comercio desde muy joven. Además de su educación formal, la presencia de sus abuelos fue una influencia permanente en su vida infantil. La abuela materna, descrita como una mujer trabajadora y con una fuerte personalidad, compartió con Marta muchas experiencias que consolidaron en ella valores como la independencia, la modestia y el trabajo bien hecho.

Como decíamos, a pesar de crecer en el seno de una familia extraordinariamente rica a escala global, Marta Ortega mantuvo durante su infancia y adolescencia un perfil bastante discreto. No le interesaba el foco mediático y prefería pasar desapercibida, tanto en su ciudad como en otros contextos sociales, una actitud que se ha mantenido incluso en la adultez, pese a su posición actual al frente del grupo Inditex. La influencia de los padres de Marta Ortega en su vida fue determinante, tanto en su formación personal como en su futura trayectoria profesional. Amancio Ortega, su padre, fundador del grupo Inditex, y Flora Pérez Marcote, su madre, combinaron la transmisión de valores sólidos con la exposición temprana al mundo empresarial y a la moda, creando un entorno que equilibraba privacidad, disciplina y visión internacional.
Una mentalidad emprendedora y práctica
Por parte de su padre, Marta heredó principalmente una mentalidad emprendedora y práctica. Amancio Ortega, conocido por su discreción y su atención obsesiva al detalle, le mostró desde muy joven la importancia del trabajo constante, la observación minuciosa del mercado y la toma de decisiones estratégicas, aunque siempre de manera indirecta y sin presionarla. Los fines de semana y vacaciones solía llevarla a visitar las instalaciones de Inditex en Arteijo y otras tiendas, donde Marta pudo ver de primera mano cómo funcionaba el negocio, comprendiendo la disciplina y la visión de largo plazo que había convertido a su padre en uno de los empresarios más exitosos del mundo.

La influencia de Flora Pérez Marcote, su madre, fue más emocional y social, centrada en la formación de Marta como persona. Pérez Marcote aportó ejemplos de dedicación, sensibilidad y cercanía con la familia, enseñándole a valorar el trabajo bien hecho y la importancia de la modestia, pese a la riqueza y notoriedad familiar. Además, su madre fomentó que Marta tuviera una educación equilibrada y global, asegurándose de que aprendiera idiomas, desarrollara hobbies como la equitación y cultivara relaciones normales con su entorno, alejándose del foco mediático que rodeaba a su apellido.
Su vida actual conserva mucho de aquella niña «brillante e introvertida»

En su vida actual todavía queda mucho de lo que fue aquella Marta, combinando responsabilidades empresariales de alto nivel, una vida familiar discreta y un estilo de vida ligado a sus intereses personales y a su formación internacional. Desde 2022, Marta ocupó el cargo de presidenta del consejo de administración de Inditex, el grupo textil más grande del mundo, tras asumir progresivamente responsabilidades dentro de la empresa familiar durante años. Este rol la coloca al frente de una de las corporaciones más influyentes del sector de la moda a nivel global, con desafíos estratégicos que incluyen la sostenibilidad, la digitalización y la expansión internacional.
A nivel personal, Marta mantiene un perfil muy reservado. Vive principalmente en Galicia, donde combina la cercanía con su familia con la gestión de sus compromisos empresariales. Se sabe que es madre y que dedica tiempo a su familia, manteniendo la privacidad de su vida personal como una constante, lo que le permite separar claramente el ámbito público de su esfera privada. Su vida cotidiana también refleja sus intereses y aficiones: es conocida su pasión por la equitación y los deportes al aire libre, actividades que cultiva desde su infancia y que le permiten desconectar del estrés corporativo. Asimismo, su formación internacional y su experiencia en distintos países le han proporcionado una visión cosmopolita, que aplica tanto en su estilo de gestión como en su vida personal, priorizando la eficiencia, la discreción y la calidad de vida.
En cuanto a su perfil social y mediático, Marta Ortega evita la exposición pública innecesaria, apareciendo principalmente en eventos institucionales relacionados con Inditex, lanzamientos corporativos o acciones culturales y solidarias patrocinadas por la empresa. Su estilo combina modernidad y sobriedad, reflejando su enfoque profesional y su educación personal, donde prevalece la discreción sobre la notoriedad.
