Isabel Díaz Ayuso: su infancia entre Madrid y Ávila, y la familia que forjó su carácter
Recuerdos de infancia, la influencia de sus padres y abuelos y algunos episodios ayudan a entender su carácter

La infancia de Isabel Díaz Ayuso | Gtres
Desde su llegada a la presidencia de la Comunidad de Madrid, en 2019, Isabel Díaz Ayuso dio un paso decisivo en su proyección pública. Paralelamente a su trayectoria política, creció el interés por su faceta más personal. A través de distintas entrevistas, la dirigente del Partido Popular ha ido compartiendo recuerdos de su infancia y juventud, etapas que fueron determinantes en la formación de su carácter y de sus valores.
La infancia de Isabel Díaz Ayuso

En una entrevista con la periodista Marta Barroso en la Fundación Universitaria San Pablo CEU, recogida por Lecturas, Ayuso fue preguntada por su niñez: «Yo soy de Madrid, soy de Chamberí. Mi infancia transcurre en un piso de Madrid, de clase media, donde los niños jugábamos en el asfalto y éramos felices también. Fui a un colegio concertado religioso».
Aunque Madrid marcó gran parte de su infancia, no fue el único entorno que influyó en ella. La presidenta recordó también el tiempo que pasó en casa de sus abuelos maternos y su estrecha relación con Sotillo de la Adrada, un pueblo de Ávila, un lugar al que sigue regresando con frecuencia. Sobre esa etapa explicó: «Mis mejores amigos son de allí. Y como soy una apasionada del campo y de los animales, tuve oportunidad de estar largas horas en la calle, de bajar y estar en el prado… Todo muy sano, muy natural», destacando el contraste que vivió entre ambos mundos: «Hice una combinación entre Madrid y Ávila».
La importancia de sus abuelos y la relación con sus padres
Ayuso subrayó la importancia que tuvieron sus abuelos en su educación, educación y valores. Recordó con especial cariño las largas estancias junto a ellos y una forma de crianza más comunitaria. «Me gustaba pasar grandes temporadas con mis abuelos. Antes los niños eran más educados por todos. Por tíos, abuelos, vecinos… Yo tuve la gran oportunidad de pasar largas temporadas con mis abuelos», afirmó. De su abuelo materno destacó especialmente su curiosidad intelectual y su apertura al mundo, ya que «viajaba muchísimo y era muy culto y tenía muchas inquietudes…».

En cuanto a la relación con sus padres, Jesús Díaz y Teresa Ayuso, aseguró que siempre fue buena: «La relación con mis padres era muy buena. Más con mi madre porque mi padre tenía un carácter complicado. Estaba siempre atormentado consigo mismo, con las exigencias», explicó.
Sobre su padre profundizó al describir una personalidad reservada, marcada por la autoexigencia. Tal y como relató, «le costaba mucho expresar sus sentimientos. Desde chiquitín estuvo en un colegio internado, luego se vino a Madrid. En aquellos años, en algunas partes de España, los niños se tenían que hacer adultos pronto. Más o menos es lo que a él le pasaba. No le exigía a los demás. Era lo más honrado que había. Pero duro era como él solo». Por ese motivo, confesó que encontraba mayor cercanía emocional con su madre: «Con mi madre tenía más confianza para confesar mis sueños, mis aspiraciones, mis caídas», recoge el citado medio.
Lo que ha heredado de sus progenitores

Al reflexionar sobre lo que había heredado de cada uno, Ayuso señaló que de su padre aprendió la honradez. «Mi padre era un hombre de no deber un euro a nadie, de tener un respeto absoluto. Era incluso hasta exagerado. Y era muy amable», recordó. De Teresa Ayuso, en cambio, destacó «la templanza, para no ser de grandes pasiones. No ser ni de grandes alegrías ni de grandes dramas es maravilloso, te da una fortaleza que luego con los años viene muy bien».
Finalmente, la presidenta aseguró que su escala de valores es el resultado de una mezcla de influencias familiares, especialmente de sus padres y de sus abuelos. «Me he hecho una mezcla de todos. El amor por la libertad absoluta vino de serie. Pero el respeto a los demás, el estar en familia, el esforzarme mucho y querer sacar las cosas por mí misma», afirmó.
El fallecimiento de su padre y el dolor tras el despectivo de ‘IDA’
El padre de Isabel Díaz Ayuso, Jesús Díaz, falleció en el año 2020, un episodio especialmente doloroso para la presidenta y su familia. Ella misma ha explicado públicamente que su muerte estuvo relacionada con una enfermedad mental, un asunto que siempre ha tratado con especial sensibilidad y respeto.
En Espejo Público, en 2021, Ayuso habló abiertamente del impacto que tuvo esta pérdida y del sufrimiento añadido que le provoca el uso despectivo de las siglas ‘IDA’ en el debate político. En ese contexto, afirmó que «es una falta de respeto para todas las personas que pasan una enfermedad mental. Mi padre falleció de ello y a una familia como la mía no le es agradable».
Desde entonces, la presidenta ha insistido en la necesidad de tratar la salud mental con responsabilidad y empatía, recordando que detrás de cada diagnóstico hay familias y personas que atraviesan situaciones dolorosas.
Estabilidad junto a Alberto González y la maternidad que no llegó
Todo esto ha ido formando el carácter de Isabel Díaz Ayuso, quien, en la actualidad, mantiene desde hace varios años una relación sentimental con Alberto González Amador. Ambos están juntos desde, al menos, 2021. Aunque la presidenta ha optado siempre por preservar su intimidad, la pareja ha sido vista junta en distintos actos, consolidando una relación estable que Ayuso ha descrito en alguna ocasión como un apoyo fundamental en su día a día.

Alberto González Amador tiene tres hijos fruto de una relación anterior, con los que Ayuso mantiene una buena relación. La presidenta ha reiterado en varias entrevistas su respeto por la vida privada de los menores y la importancia de protegerlos del foco mediático.
Durante su relación con Alberto, la presidenta de la Comunidad de Madrid intentó cumplir su sueño de ser madre, pero lamentablemente no fue posible. La propia Ayuso ha hablado abiertamente del aborto espontáneo que sufrió en 2023, cuando estaba embarazada de pocas semanas. Ella misma explicó que llegó a sentirse madre durante ese breve periodo y que la pérdida fue un golpe emocional para ella. Posteriormente, confesó que había sufrido dos abortos.
Este duro momento se unió además a que su pareja se encontraba —y continúa— bajo investigación judicial, una circunstancia que Ayuso ha reconocido que añadió presión personal y mediática a una etapa ya de por sí delicada, y sobre la que siempre ha reclamado respeto y separación entre su vida privada y su responsabilidad política.
