Enrique Fortún sigue los pasos de su novia, Ana Garcés, y deja 'La promesa': «Fue una suerte»
El actor ha dejado de interpretar a Lope y la serie de TVE comenzará una nueva etapa en este 2026

Enrique Fortún y Ana Garcés, en una imagen de archivo. | Gtres
El actor Enrique Fortún deja La promesa. Una noticia que fue confirmada, en la propia serie, el pasado 23 de diciembre, cuando su personaje, Lope, abandonó la trama tras un salto temporal y diversos acontecimientos narrativos, marcando el cierre de una etapa importante para la serie y para el actor. La producción también modificó la cabecera del programa; en la nueva versión estrenada el 24 de diciembre, el nombre e imagen de Fortún ya no aparecían, un cambio que fue una de las primeras pistas visibles de su salida. Además, la noticia fue confirmada por el propio Enrique en sus redes sociales, quien subrayó que se sentía muy afortunado de haber estado en la ficción de TVE desde «el principio».
Una salida que, también, recuerda mucho a la de su novia en la vida real, Ana Garcés, quien fue una de las primeras actrices en aparecer en la serie y que la abandonó hace un tiempo, dejando un vacío casi total en la serie, no solamente a nivel profesional sino, también, en lo personal. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, el personaje de Lope se ha convertido en uno de los mejor valorados y con más carisma y es por eso que la noticia de su marcha ha sorprendido a todos los seguidores de la serie.
La marcha de Enrique Fortún de ‘La promesa’
Durante estos tres años, como decíamos, Lope era un personaje querido por el público; originalmente era un criado en el palacio de los Luján que acabó convirtiéndose en cocinero, con una personalidad temperamental, noble y cargada de matices humanos. A finales de diciembre de 2025, durante la quinta temporada de la serie, se confirmó que Enrique Fortún dejaría definitivamente La promesa. Como decíamos, su personaje, Lope, salió de la trama en el episodio del 23 de diciembre tras un salto temporal y diversos acontecimientos narrativos, marcando el cierre de una etapa importante para la serie y para el actor.
La producción también modificó la cabecera del programa: en la nueva versión estrenada el 24 de diciembre, el nombre e imagen de Fortún ya no aparecían, un cambio que fue una de las primeras pistas visibles de su salida. El propio Enrique Fortún confirmó su salida a través de un mensaje emotivo en sus redes sociales. En él destacó que estos tres años de trabajo diario habían sido más que una experiencia profesional: una segunda casa y una familia. Subrayó lo afortunado que se sentía por haber estado «desde el principio» del proyecto, viendo cómo nacía y crecía la serie. Agradeció expresamente a todos los departamentos implicados —desde producción y guion hasta vestuario y figuración— así como a sus compañeros de reparto, con quienes compartió largas jornadas de rodaje.
«Sentirme parte de este equipo ha sido una suerte»
Fortún resumió su etapa diciendo que «esta etapa se cierra», destacando el vínculo humano construido con el equipo y con los seguidores, a quienes también agradeció su apoyo durante tantos capítulos. La salida de Lope ha generado opiniones diversas entre la audiencia. Para muchos seguidores, su marcha careció de un cierre narrativo claro dentro de la historia, lo que algunos percibieron como una despedida algo abrupta o «por la puerta de atrás» para un personaje que fue uno de los pilares de la producción desde sus inicios. Narrativamente, la trama de la quinta temporada de La promesa introdujo varios cambios importantes, incluidos giros argumentales y nuevos personajes que han tomado más protagonismo, acompañando este ciclo de renovaciones en la ficción.
Con la partida de Lope Ruiz, La promesa entra en un nuevo ciclo narrativo que obliga a la serie a redefinir sus relaciones y conflictos. La ausencia del cocinero y confidente del palacio deja un vacío notable entre los sirvientes: sus camaradas ahora deben asumir responsabilidades que antes compartían con él, y los secretos y chismes que Lope solía filtrar comienzan a acumular tensión sin un mediador que los alivie.
Su novia, Ana Garcés, se despidió en el mes de marzo
El palacio, antes un lugar donde el drama se alternaba con momentos de humor y calidez, empieza a sentirse más pesado y cargado de intrigas. Los guionistas aprovechan esta oportunidad para profundizar en las rivalidades entre los sirvientes y en los conflictos de poder entre los nobles. Un nuevo personaje, quizás un joven aprendiz de cocina o un sirviente con un pasado misterioso, se introduce para ocupar parcialmente el espacio dejado por Lope, aportando frescura y nuevas tramas mientras intenta ganarse la simpatía del público.
Entre los nobles, la ausencia de Lope también genera un efecto indirecto: sus intervenciones, que solían suavizar tensiones o proteger a los más vulnerables, ya no existen. Esto provoca que ciertos personajes tomen decisiones más drásticas, impulsadas por la ambición o los celos, aumentando el dramatismo en la narrativa principal. Al mismo tiempo, las historias de amor y alianzas comienzan a complicarse, creando nuevas líneas argumentales que requieren atención del espectador. Para la audiencia, el cambio es evidente; la serie se siente más intensa, menos ligera, pero también más impredecible. Las redes sociales y los debates entre fans se centran en la adaptación de los personajes a la nueva realidad y en cómo los guionistas manejarán la transición sin perder la conexión emocional con la audiencia.
Como decíamos, la marcha de Ana Garcés también fue especialmente complicada para los seguidores del programa. La actriz interpretaba a Jana Expósito, un personaje que desde el inicio se convirtió en una protagonista central y emocionalmente muy querida. Jana fue uno de los ejes dramáticos de la serie durante más de 500 episodios, conectando con el público por su fuerza, su vulnerabilidad y el recorrido que vivió a lo largo de la trama. La salida de Ana de la serie no fue un despido ni una sorpresa improvisada, sino el resultado de una decisión acordada entre la actriz y el equipo creativo. Tanto Ana como el creador y productor de La Promesa hablaron largo y tendido sobre la evolución del personaje y llegaron a la conclusión de que sería mejor narrar un final definitivo para Jana en ese momento.
Ana explicó posteriormente que, aunque estaba muy feliz con su trabajo en la serie y podría haber seguido mucho más tiempo, sentía que necesitaba un descanso y un punto de inflexión en su carrera y su vida personal tras años de rodaje intenso. También añadió que su contrato se había renovado por temporadas y que había decidido quedase varios meses más para cerrar bien la historia de Jana, como se merecían ella, sus compañeros y los fans. Narrativamente, la despedida de Ana llegó con la muerte de Jana, un giro dramático que impactó profundamente a la audiencia. La escena en la que Jana pierde la vida fue diseñada para dar un cierre potente y significativo al arco del personaje, aunque también generó reacciones intensas entre los espectadores, muchos de los cuales se sintieron conmovidos o incluso enfadados por la forma en que se desarrolló.

Ana Garcés se mostró muy emotiva en sus declaraciones tras esa despedida, admitiendo que fue un momento muy fuerte para ella, tanto profesional como personalmente. Reconoció que lloró al enterarse de cómo iba a terminar su personaje y que fue difícil despedirse de sus compañeros tras tantos episodios juntos. Además de la despedida en pantalla, Ana compartió en redes su gratitud hacia los seguidores y el equipo, mostrando lo significativa que había sido esta etapa en su vida. Afirmó que La promesa había sido uno de los proyectos más importantes y emocionantes de su carrera hasta ese momento.
Dentro del equipo y entre los compañeros también hubo gestos de cariño y reconocimiento hacia su trabajo, reflejando lo intenso que fue el rodaje de esas últimas semanas marcadas por la despedida del personaje. La partida de Ana de La promesa no supuso un adiós al mundo audiovisual: poco después se confirmó que protagonizaría una nueva serie producida por la misma compañía, esta vez para una gran plataforma de streaming, lo que representa un salto importante en su carrera y abre un nuevo capítulo creativo para ella fuera de la telenovela diaria.
Una relación consolidada lejos de las cámaras
La relación entre Ana Garcés y Enrique Fortún es uno de esos casos que empezaron detrás de las cámaras y trascendieron al mundo real. Ambos coincidieron durante años en el rodaje de La promesa, la serie de época de TVE en la que ella interpretaba a Jana Expósito y él a Lope Ruiz. El intenso ritmo de grabación diario —con largas jornadas, escenas emocionantes y una convivencia constante con el mismo equipo— hizo que su relación profesional se convirtiera, con el tiempo, en una conexión personal profunda. Lo que empezó como una buena amistad entre compañeros se fue transformando poco a poco en algo más. Con el paso del tiempo, su complicidad comenzó a notarse no solo en el set, sino también fuera de él: intercambiaban mensajes cariñosos en redes sociales, se enviaban gestos de apoyo público y, aunque nunca hicieron una gran declaración oficial, las pistas eran evidentes para los fans y la prensa.

Cuando Ana dejó La promesa tras la muerte de su personaje, muchos seguidores se dieron cuenta de que la relación entre ellos había crecido más allá del guion. A lo largo de 2025, aparecieron imágenes de ambos paseando juntos por las calles de Madrid, mostrando una complicidad que iba más allá de la amistad. Estas apariciones, además de los gestos mutuos de cariño en eventos y alfombras rojas, reforzaron la impresión de que su vínculo era sentimental y estable. Enrique, que continúa en La promesa, ha hablado públicamente del impacto que tuvo la salida de Ana en el rodaje y en su día a día, destacando el cariño y la admiración profesional que siente por ella. Aunque no siempre han querido hablar abiertamente de su vida privada, sus gestos y palabras han dejado claro que lo que hay entre ellos es una relación afectiva sincera construida con el tiempo y con respeto mutuo.
