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Marta Ortega pone de moda el nombre de su hija: más de 100 niñas se llaman así en Galicia

La empresaria, con el nombre de sus vástagos, ha querido siempre hacer una especie de homenaje a su familia

Marta Ortega pone de moda el nombre de su hija: más de 100 niñas se llaman así en Galicia

Marta Ortega, junto a su marido, en una foto de archivo. | Gtres

Marta Ortega es una de las mujeres más importantes de nuestro país. La empresaria se ha labrado un gran presente y futuro en el mundo textil de una forma muy discreta. Y es que, al igual que hizo su padre en su momento, siempre se ha apoyado en su familia, pero intentando mantener cierta separación entre su vida profesional y la personal. Y es que, para Marta, contar con su progenitor, con su madre, con sus tíos y con su marido, Carlos Torretta, es algo fundamental en su día a día, al igual que lo es ser siempre muy reservada y proteger ese espacio que, sin duda alguna, hace referencia a su espacio más personal.

Como decíamos, ha cultivado un perfil discreto, muy ligado a la cultura, la moda y la creatividad, con una clara sensibilidad estética que ha marcado su manera de entender la empresa. También, cuenta con una faceta muy importante como madre. Su primer hijo nació de su primer matrimonio, con el jinete Sergio Álvarez, mientras que luego fue madre hasta en dos ocasiones más con el hijo del reconocido diseñador. Aunque su existencia es conocida, apenas se difunden detalles sobre ellos, y esto no es casual: Marta Ortega ha manifestado en varias ocasiones, de forma indirecta, su deseo de que sus hijos crezcan al margen del foco mediático y sin el peso de una exposición prematura.

Marta Ortega y el nombre de su hija mediana

Marta Ortega, junto a su marido. | Gtres

De los pocos datos que tenemos sobre sus tres hijos sabemos su nombre. A su primogénito le nombró como su padre, Amancio, haciendo un claro homenaje a su progenitor. Mientras que con la mediana se saltó esa regla y le puso Matilda, un nombre que, sin ninguna duda, está más de moda que nunca. Matilda representa precisamente esa voluntad de normalidad dentro de una familia asociada a una de las mayores fortunas del mundo. No se la presenta como heredera ni como figura pública, sino como una niña cuya vida debe desarrollarse con intimidad, educación y libertad para elegir su propio camino en el futuro. Esta actitud encaja con la manera en que Marta Ortega entiende el legado: más que una cuestión de nombres o títulos, se trata de valores como el trabajo, la discreción y el respeto por la vida personal.

El nombre Matilda posee una profundidad histórica y simbólica que va mucho más allá de su aparente sencillez. Su origen se remonta a las lenguas germánicas medievales, donde la combinación de maht —poder, fuerza— y hild —batalla— daba lugar a un nombre que evocaba la idea de una mujer fuerte, capaz de enfrentarse a la adversidad y de ejercer liderazgo. En una época en la que los nombres tenían un valor casi descriptivo del carácter deseado para quien lo portaba, Matilda representaba valentía, firmeza y autoridad.

Un nombre que está muy de moda en España

A lo largo de la historia europea, el nombre fue llevado por reinas, nobles y figuras de peso político, lo que contribuyó a consolidar su prestigio. Con el paso del tiempo, fue adaptándose a las distintas lenguas: Matilde en español, Mathilde en francés, Mathilda o Matilda en el ámbito anglosajón. En España, y particularmente en Galicia, la forma tradicional Matilde se integró plenamente en el siglo XIX y buena parte del XX, convirtiéndose en un nombre habitual entre abuelas y bisabuelas. Esto explica que hoy existan en Galicia alrededor de 1.700 mujeres llamadas Matilde, con una edad media alta que refleja su arraigo en generaciones pasadas.

Marta Ortega fundación arte
Marta Ortega, junto a su marido, han tenido dos hijos. | Gtres

La variante Matilda, sin embargo, tiene una presencia mucho más reciente y minoritaria. En Galicia se registran más de cien personas con este nombre, y la mayoría son niñas o mujeres jóvenes. Este dato no es casual; responde a un cambio en las tendencias de denominación, en las que muchas familias buscan nombres con una sonoridad internacional, menos frecuente y con un aire contemporáneo, pero que al mismo tiempo mantengan raíces históricas sólidas. Matilda cumple perfectamente con ese equilibrio entre tradición y modernidad.

Destaca por su rareza y su sonoridad elegante

Desde el punto de vista cultural, Matilda transmite una imagen de elegancia sobria y carácter fuerte. No es un nombre excesivamente dulce ni infantil, sino que suena firme, estructurado y atemporal, lo que hace que envejezca bien con el paso de los años. Además, su relativa rareza en Galicia le aporta un matiz distintivo: quien se llama Matilda no suele compartir nombre con muchas personas de su entorno, lo que refuerza su singularidad. Así, Matilda es hoy un nombre poco común pero reconocible en Galicia: no figura entre los más elegidos para recién nacidas, pero destaca precisamente por su rareza, su sonoridad elegante y su significado fuerte. Frente a la tradición de Matilde, Matilda representa una elección más contemporánea, con un aire internacional y distintivo, que combina historia, carácter y singularidad.

Marta Ortega tiene dos hijos con Roberto Torretta. | Gtres

Para su hijo pequeño, sí que es cierto que Marta eligió un nombre mucho más tradicional; Manuel, aunque en honor a su abuelo materno, a quien la empresaria estaba muy unida y murió hace unos años. De esta forma, Marta volvió a dejar claro la importancia de su familia en su vida. Su padre, Amancio Ortega, ha sido una figura clave, no solo por ser el fundador de Inditex, sino por el modo en que ha entendido siempre el éxito. Desde pequeña, Marta estuvo expuesta a una visión del emprendimiento basada en el esfuerzo diario, la cercanía al producto y el conocimiento directo del negocio. En la familia nunca se fomentó una relación distante con la empresa ni una posición cómoda desde arriba: por el contrario, se transmitió la idea de que para comprender y liderar era necesario empezar desde abajo. Este planteamiento influyó directamente en el camino que Marta eligió, trabajando durante años en tiendas y departamentos creativos antes de asumir responsabilidades mayores.

La importante carga familiar en la elección de los nombres

La cultura familiar también ha sido determinante en su manera de relacionarse con el poder y la exposición pública. A pesar de pertenecer a una de las familias más ricas del mundo, Marta Ortega ha heredado esa inclinación casi instintiva hacia la discreción. La familia Ortega ha evitado históricamente el protagonismo mediático, y Marta ha interiorizado esa actitud, construyendo una imagen pública sobria, medida y centrada en el trabajo más que en la notoriedad personal. Esta influencia se percibe claramente en su rechazo al exceso de declaraciones, a la sobreexposición y al uso de su vida privada como herramienta de comunicación.

En el ámbito interno, la familia ha funcionado también como un marco de exigencia. Lejos de facilitarle un camino automático hacia la presidencia, el entorno familiar ha reforzado la idea de que la legitimidad se gana con preparación, criterio propio y compromiso real. Esto explica por qué Marta Ortega ha desarrollado una voz propia dentro de Inditex, especialmente en áreas como la imagen de marca, la creatividad y la cultura visual, donde ha podido imprimir una sensibilidad personal sin romper con la esencia heredada.

Amancio junto a su hija Marta. | Gtres

Como madre, Marta reproduce muchos de los patrones aprendidos en su familia. La protección extrema de la intimidad de su hija y el deseo de ofrecerle una vida lo más normal posible reflejan la misma filosofía con la que ella fue criada; una infancia alejada del ruido, con límites claros entre lo público y lo privado, y con libertad para construir una identidad propia sin etiquetas impuestas por el apellido.

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