El duque de Alba, a por todas con su patrimonio: cuadros de Goya y pisos turísticos de gran valor
Carlos Fitz-James Stuart está en el foco de la polémica después de que sus inquilinos se quejaran tras dejar sus pisos

El duque de Alba, en una imagen de archivo. | Gtres
Carlos Fitz-James Stuart, el duque de Alba, se ha visto salpicado, en las últimas horas, por la polémica. El hijo mayor de la ya fallecida Cayetana Fitz-James Stuart, ha sido noticia después de que las decenas de personas que viven de alquiler en los cinco bloques que posee, muy cerca del Palacio de Liria, hayan puesto el grito en el cielo después de que se les notificara que tendrán que abandonar sus viviendas. Lo hacen, según sus propias palabras, porque el propio duque de Alba tiene pensado destinar los edificios para alquiler turístico, algo que ha negado, en todo momento, Carlos a través de su portavoz.
Como ha desvelado el diario El País, los ocupantes de estas casas han recibido varias cartas, firmadas por la empresa Bala Investment, que es la encargada de gestionar los edificios, en las que se les anuncia que tienen que marcharse y que, además, deben hacerlo de forma ordenada. Los bloques se encuentran en la calle Manuel y en la calle duque de Liria, en el centro de Madrid, a pocos metros de la Plaza Mayor. Son muchos los años en los que los inquilinos viven allí, concretamente antes de que falleciera la duquesa de Alba, y su relación con otros vecino siempre ha sido «excelente» como confirman en EFE.
La polémica con el duque de Alba

Como decíamos, ha sido la empresa encargada de gestionar el edificio quienes les han informado que deben irse, aunque eso sí, siempre bajo el paraguas de que se trata de una decisión motivada por la rehabilitación de las casas. Esto, como apuntan, acarreará unas obras, por lo que no podrá haber nadie viviendo allí. Aún así, los inquilinos siguen pensando que esto es una excusa y que, en realidad, lo que quieren es darle otro uso al inmueble. Lo cierto es que esta decisión no sería extraña para la familia de Alba, ya que, hace un año, ya llevaron a cabo esta misma operación en otros bloques, que actualmente se usan como pisos turísticos.
«Confirmamos el inicio de un proceso de no renovación de contratos de alquiler en un conjunto de propiedades pertenecientes a D. Carlos Fitz James cercanas al Palacio de Liria. Esta decisión se enmarca en un firme compromiso con la actualización y preservación de estos edificios históricos», explica en un comunicado un portavoz del duque de Alba. Además, siguen haciendo hincapié en que el diálogo con los inquilinos «se está gestionando de forma individualizada, transparente y con plena voluntad de ayuda, adaptando las soluciones a cada casuística particular». «Hemos puesto especial atención en considerar y apoyar todas las situaciones familiares, reafirmando en todo caso nuestra disposición a que este proceso de rehabilitación de los edificios se realice con la mayor sensibilidad hacia quienes han residido en ellos», apuntan.
Varios pisos de alquiler y un gran patrimonio heredado de su madre
El proyecto «se centra exclusivamente en esta necesidad de rehabilitación motivada por el estado actual de los edificios. No se ha tomado ninguna decisión sobre el futuro uso o destino final de las propiedades una vez concluidos los trabajos de modernización». Hay que tener en cuenta que el duque de Alba posee un impresionante patrimonio, en el que estos edificios forman parte de la multitud de propiedades que le dejó su madre en su herencia. Como decíamos, la Casa de Alba es una de las familias nobiliarias más antiguas y ricas de España. Su patrimonio no es solo dinero, sino bienes artísticos, palacios, castillos, terrenos y títulos, acumulados y conservados durante generaciones. Gran parte del valor patrimonial se encuentra en edificaciones históricas que han sido propiedad de la familia durante siglos.

Entre ellos, nos encontramos con el Palacio de Liria de Madrid, la residencia principal en la capital y sede de importantes colecciones de arte. El Palacio de Dueñas, en Sevilla, es una joya de arquitectura andaluza con jardines históricos, al igual que el Palacio de Monterrey, en Salamanca, que se trata de un edificio renacentista, y que también forman parte del multitudinario patrimonio del duque. Además, heredó varios castillos gallegos como el Castro Calderas, Moeche y Andrade que ilustran su casa nobiliaria. Además existe un panteón familiar en el monasterio de la Inmaculada de Loeches (Madrid), que también forma parte del legado histórico. Sin duda alguna, una parte esencial del patrimonio es cultural e intangible.
La familia ha acumulado colecciones artísticas de enorme valor, con obras de maestros europeos que han sido mostradas en exposiciones internacionales. En el Palacio de Liria existen bibliotecas y archivos históricos que contienen miles de ejemplares antiguos, manuscritos y documentos con valor incalculable. La colección incluye obras de artistas como Goya, Sorolla, Zuloaga y otros grandes nombres; piezas que no solo tienen valor económico, sino importancia cultural e histórica. Esta parte del patrimonio no siempre puede ser valorada en términos monetarios, pero su significado cultural es enorme, y gran parte está gestionado por la Fundación Casa de Alba para su conservación y difusión.
Lo que dejó la duquesa de Alba
Además, la Casa de Alba también posee un extenso patrimonio territorial. Antes de su reparto entre los herederos se estimaban miles de hectáreas de fincas agrícolas y forestales distribuidas en varias provincias. Terrenos de este tipo no solo aportan valor por superficie, sino por su uso productivo —en agricultura, ganadería, etc.— y potencial inmobiliario. Aunque tras la muerte de Cayetana Fitz‑James Stuart el reparto del patrimonio se realizó entre los herederos, estos activos siguen formando parte de la riqueza familiar global y generan ingresos y responsabilidades de gestión. La denominada Fundación Casa de Alba, constituida en 1975, centraliza la gestión de la mayor parte del patrimonio histórico e institucional, con el objetivo de conservarlo y abrirlo al público cuando es posible.

Por otro lado, la parte personal y dividible del patrimonio de la fallecida duquesa de Alba —que ascendía aproximadamente a 1.000 millones de euros— fue repartida entre sus hijos conforme a la legislación de sucesiones, en tres partes: legítima, de mejora y de libre disposición. Además de bienes materiales, la Casa de Alba posee 51 títulos nobiliarios, récord en España, incluidos duque de Alba, duque de Berwick, duque de Liria y Jérica, entre otros. Aunque estos títulos no tienen valor económico directo, aportan prestigio histórico, social y simbólico que refuerza el concepto de patrimonio intangible de la familia. A nivel global, su valor es de unos 3.000 millones de euros, incluyendo palacios históricos, castillos, terrenos de gran extensión, colecciones de arte, bibliotecas y archivos de siglos de antigüedad.
