Con casi un 80% de la población inmunizada, Gibraltar es uno de los primeros territorios del mundo en poder ensayar un cierto regreso a la normalidad y en dejar atrás las restricciones. Tras eliminar el toque de queda, a partir de este domingo permite pasear sin mascarilla.
En contexto: el fin de obligatoriedad de la mascarilla es la medida más esperada de las que se aplican estos últimos días en la desescalada que vive Gibraltar, donde el jueves quedó eliminado el toque de queda. Desde ese mismo día, los restaurantes pueden abrir hasta las dos de la madrugada.
Es un paso más de la Operación Libertad, como ha bautizado el Gobierno de la colonia británica el proceso que se inició con la vacunación contra el COVID-19 y que ahora permite a la colonia británica, con 34.000 habitantes, dar pasos hacia la normalidad.
El principal responsable de esta relajación de medidas es el alto ritmo de vacunación. De los casi 34.000 habitantes gibraltareños, 27.662 han recibido las dos dosis con las que se considera que se alcanza la inmunidad. Otros 3.432 han recibido la primera dosis.
Su población «flotante», los casi 15.000 trabajadores transfronterizos que tiene Gibraltar, de los cuales más de 9.000 son españoles, también avanza hacia la inmunidad. Según fuentes del Peñón, 2.371 de ellos han recibido ya las dos dosis y 4.107 solo la primera.
Ese casi 80% de inmunización alcanzada ya en Gibraltar contrasta con el 5,3% que tiene la vecina provincia de Cádiz, según los datos de este último viernes de la Junta de Andalucía. Al otro lado de la Verja, el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, solicitó un control más exhaustivo de las fronteras.
Los ocho municipios de la comarca gaditana del Campo de Gibraltar, la más próxima al Peñón, están en nivel de alerta 2 y mantienen las restricciones de aforo y horarios, así como el obligado uso de la mascarilla y el toque de queda a las 23.00 horas impuesto por las autoridades sanitarias autonómicas.