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Inés Madrigal, primer bebé robado que fue a juicio, encuentra a su familia biológica

La afectada por la trama organizada critica la falta de colaboración del Estado y las desfasadas tecnologías del país para asociar datos genéticos

Inés Madrigal, primer bebé robado que fue a juicio, encuentra a su familia biológica

Inés Madrigal, la mujer de 50 años que hizo historia al conseguir que su caso como bebé robado llegara a juicio, ha comunicado este jueves con alivio que ha encontrado a su familia: «Tengo el puzzle de mi vida completo». En ese puzzle se encuentra una madre soltera –se llamaba Pilar y murió en 2013 a los 73 años– y cuatro hermanos –tres hombres y una mujer, todos residentes en España–. El hallazgo de Madrigal se produjo 32 años después a raíz de una coincidencia: uno de sus primos –llamado Aitor– figuraba en la base de datos de una compañía norteamericana especializada en tests genéticos. Al cruzarse los datos, dio positivo. El primo reconoció, según palabras de Madrigal, que la familia biológica la llevaba buscando desde hace años: «Sabían de mi existencia y han hecho todo lo posible por encontrarme». El reencuentro puede dar un vuelco al caso de Madrigal después de que ella haya trasladado a la Fiscalía que, según sus parientes, no fue robada sino entregada en adopción voluntariamente.

Una de las acusaciones más fuertes que ha lanzado Madrigal ha ido dirigida contra la base de datos de ADN españolas, que contaba también con la información genética de uno de sus hermanos biológicos –llamado Fran–. Estas no detectaron en ningún momento el parentesco entre uno y otro, de acuerdo con la afectada, que lo atribuye a una tecnología obsoleta. «Esto es dramático», ha lamentado. «El encuentro ha sido posible gracias a un banco de ADN norteamericano, mucho más avanzado que ninguno de los que tenemos en España. Ni siquiera el banco de ADN del Instituto Nacional de Toxicología hubiera servido para que mi hermano y yo nos hubiéramos encontrado». Tuvo que tirar del hilo a raíz del encuentro fortuito con su primo Aitor para llegar hasta su familia «de verdad».

«Ahora sé de dónde soy y de dónde vengo», ha continuado Madrigal, dentro de un anuncio que ha celebrado en la sede de la fundación Entredós, añadiendo que cree que su madre sabía que iban a apartarla de sus brazos y que el ginecólogo Eduardo Vela está detrás de la trama: «Conmigo el doctor Vela pagó un favor». La lucha por conocer la verdad ha alcanzado, pues, una de sus metas principales. En una entrevista con The Objective que tuvo lugar en junio de 2018, Madrigal anticipó que moriría sin saber quién es su madre biológica. Se equivocó. Esta mañana le ha dedicado palabras de amor y agradecimiento: «Ella fue tan generosa conmigo que me dio la vida sabiendo que sería el último instante de contacto entre nosotras. Tiempo después se casó y tuvo cuatro hijos maravillosos, pero nunca se olvidó de mí. Cuando pudo se lo contó a sus hijos, que me buscaron y me encontraron». Madrigal ha dicho que han sido tanto los datos que ha obtenido que ha descubierto que comparte sangre madrileña y vasca, algo que –ha bromeado– «explica muchas cosas».

Eso sí, Madrigal recrimina a Vela que no le haya ahorrado el tiempo y sufrimiento de esta angustiosa búsqueda. Hay que recordar que el proceso judicial comenzó en 2011, cuando la madre biológica seguía con vida. La afectada interpreta que hay dos razones por las que el ginecólogo ocultó lo ocurrido. «Primero, para no exponerse públicamente a una recriminación social por el trafico de bebés en el que participó activamente, como él mismo ha reconocido», ha puntualizado. «Segundo, porque no se acordaba de mí porque fuimos tantos los bebes que pasamos por sus manos que yo fui simplemente una mas o una menos, según se mire».

Inés Madrigal se crio con una mujer que cuidaba niños en un convento y que era estéril. El doctor Vela, que le prometió un bebé, le sugirió que empleara cojines para fingir un embarazo. La mujer se negó y aceptó la niña de todos modos. Los testigos que se sorprendieron ante la concepción sin embarazo y las pruebas biológicas de la cuidadora fueron fundamentales para que se abriera el juicio, pionero en España. «Llevo 32 años buscando la verdad y por fin la he encontrado», ha manifestado, esperanzada con que su ejemplo anime a todos los afectados por la trama, tanto madres y padres como hijos robados, a seguir investigando: «Podrían estar en las bases de datos existentes creyendo que no hay ningún familiar buscándolos y los tienen mucho más cerca de lo que creen».

Luego ha añadido un matiz: «Tal vez en la misma base de datos». Por eso ha denunciado el «abandono» de las autoridades «a las miles de personas que están buscando algún ser querido». «Nunca hemos tenido ninguna ayuda para encontrarlos», ha sentenciado. «Y parece que ni la justicia ni los distintos gobiernos han tenido interés alguno en ayudarnos. Así que pido una vez más que se cree un banco de datos oficial con las ultimas tecnologías que permita que gente como mis hermanos o yo podamos encontrarnos. Es tercermundista que en España necesitemos empresas de Estados Unidos para algo tan sencillo«. Dice Madrigal que su caso no es el único de bebés robados que se ha resuelto gracias a esta compañía: con el suyo, van seis este año.

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