Un monje budista se prende fuego en una manifestación en Corea del Sur
Fuentes del Hospital Universitario Nacional de Seúl han informado que el monje sufrió quemaduras de tercer grado en todo su cuerpo y graves daños a los órganos vitales. Cuando los servicios sanitarios llegaron al lugar de los hechos estaba inconsciente y era incapaz de respirar por su cuenta. Antes de prenderse fuego, el monje había escrito en su cuaderno que la expresidenta Park Geun Hye, destituida por por delitos de corrupción, era una «traidora», considerando insuficiente el acuerdo sobre las víctimas realizado entre ambos países en 2015, y que esperaba que su muerte no fuera en vano. Aunque Tokio y Seúl anunciaron hace dos años un acuerdo para lidiar con las repercusiones de las esclavitud sexual sufrida por las mujeres surcoreanas en la II Guerra Mundial, la polémica sobre las víctimas volvió a resurgir tras las quejas por parte del gobierno japonés por la colocación de una estatua de bronce que homenajea a las esclavas sexuales frente al consulado japonés en la ciudad surcoreana de Busan.
Un monje budista de 64 años se encuentra en estado crítico como consecuencia de las graves quemaduras provocadas por las llamas tras prenderse fuego a sí mismo durante una concentración en el centro de Seúl. El monje se autoinmoló como acto de protesta contra la esclavitud sexual a la que fueron sometidas cientos de miles de mujeres surcoreanas por Japón durante la II Guerra Mundial.
Fuentes del Hospital Universitario Nacional de Seúl han informado que el monje sufrió quemaduras de tercer grado en todo su cuerpo y graves daños a los órganos vitales. Cuando los servicios sanitarios llegaron al lugar de los hechos estaba inconsciente y era incapaz de respirar por su cuenta. Antes de prenderse fuego, el monje había escrito en su cuaderno que la expresidenta Park Geun Hye, destituida por por delitos de corrupción, era una «traidora», considerando insuficiente el acuerdo sobre las víctimas realizado entre ambos países en 2015, y que esperaba que su muerte no fuera en vano. Aunque Tokio y Seúl anunciaron hace dos años un acuerdo para lidiar con las repercusiones de las esclavitud sexual sufrida por las mujeres surcoreanas en la II Guerra Mundial, la polémica sobre las víctimas volvió a resurgir tras las quejas por parte del gobierno japonés por la colocación de una estatua de bronce que homenajea a las esclavas sexuales frente al consulado japonés en la ciudad surcoreana de Busan.