Sudán se suma a Emiratos Árabes Unidos y Baréin y establecerá relaciones diplomáticas con Israel, anunció hoy el presidente de EE.UU., Donald Trump. Su administración medió e impulsó los pactos con estos tres países, que cambian el marco de relaciones y el tradicional aislamiento regional del Estado judío
«Los líderes acordaron la normalización de las relaciones entre Sudán e Israel y poner fin al estado de beligerancia entre sus naciones», señaló un comunicado difundido hoy por la Casa Blanca, que agregó que esta decisión «contribuirá a la seguridad regional y habilitará nuevas oportunidades para los pueblos de Sudán, Israel, Oriente Medio y África».
La importancia de esta medida radica en su carácter regional. No solo por ser Sudán el tercer estado árabe en anunciar el establecimiento de lazos diplomáticos con Israel en poco más de dos meses, sino por la enemistad que había marcado el vínculo entre ambos países hasta ahora, a diferencia de los fuertes lazos extraoficiales que existían desde hace años con los Estados del Golfo Pérsico.
En un comunicado posterior al anuncio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hizo referencia a la recordada cumbre de la Liga Árabe en Jartum tras finalizar la Guerra de los Seis Días en 1967, en la que los asistentes se comprometieron a no firmar la paz con Israel, no reconocerlo y no establecer negociaciones.
«Hoy Jartum dice sí a la paz con Israel, sí al reconocimiento de Israel y a la normalización con Israel», remarcó y describió este acuerdo como el comienzo de «una nueva era» de paz con los países árabes.
Según el comunicado de la Casa Blanca, delegaciones israelíes y sudanesas se reunirán en la próximas semanas para «negociar acuerdos de cooperación» en áreas como tecnología, agricultura, aviación y migración, entre otras, mientras que Israel y Estados Unidos «se comprometieron a trabajar» para fortalecer la democracia en Sudán, así como la lucha contra el terrorismo y el extremismo.
Considerando la velocidad con la que avanza el establecimiento de lazos con Emiratos y Baréin, incluyendo intercambios de delegaciones y firmas de nuevos acuerdos de cooperación prácticamente a diario, y el anuncio hoy por parte de Netanyahu de que «los cielos de Sudán ya están abiertos hoy para Israel», resulta probable que este nuevo vínculo diplomático progrese también rápidamente.
Tras haber incorporado a un nuevo socio regional, muchos en Israel consideran que el gran objetivo es la normalización con Arabia Saudí, gran potencia de Oriente Medio, y que, según dijo hoy un oficial de Defensa israelí a un medio local, «pronto saldrá del armario».
Minutos antes del anuncio hoy del acuerdo con Sudán, Trump firmó una orden ejecutiva para sacar a Jartum de la lista de países patrocinadores del terrorismo, una medida que durante los últimos meses muchos analistas destacaron era condición para la normalización con Israel.
El primer ministro sudanés, Abdalá Hamdok, agradeció rápidamente esta medida pero ni él ni el resto de su Gobierno han hecho hasta el momento declaraciones respecto al acuerdo.
Fuentes gubernamentales en Jartum sí reconocieron, aunque de manera extraoficial, que una delegación mixta israelí y estadounidense visitó el país el miércoles y mantuvo reuniones para abordar, entre otras cosas, los detalles del acuerdo anunciado hoy.
Tal como había sucedido tras la normalización con Emiratos y con Baréin, el liderazgo palestino, tanto en Gaza (Hamás) como en Cisjordania (Al Fath), expresó un fuerte rechazo.
Un «pecado político», dijo un portavoz del movimiento islamista Hamás en Gaza, que agregó que esta medida responde a intereses políticos nacionales de Trump y Netanyahu.
Por su parte, la Organización para la Liberación de Palestina denunció lo que considera una nueva violación de la Iniciativa de Paz Árabe y advirtió que «tomará las decisiones necesarias» para proteger los intereses de su pueblo.