Turquía, Pakistán, Irán, Jordania, Kuwait encabezan las protestas de Estados musulmanes que denuncian de manera muy agria la nueva política de Emmanuel Macron contra la barbarie islamista, atizando el boicot contra los productos franceses en Oriente Medio.
Más de cuatrocientas agencias de viajes de Kuwait han decidido boicotear el turismo musulmán de todos los países del Golfo hacia París y la Costa Azul, anulando todas las reservas previstas para las próximas semanas. En Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) se multiplican las protestas y llamamientos al boicot de los productos agroalimentario franceses. La Universidad de Qatar ha decidido «aplazar sine sine» una semana cultural francesa, en señal de protesta diplomática.
Turquía y Pakistán fueron los primeros países institucionalmente musulmanes que protestaron y organizaron manifestaciones de protestas tras la nueva publicación de las legendarias caricaturas de Mahoma, coincidiendo con el inicio del proceso de los cómplices de la matanza del mes de enero del 2015, en la redacción del semanario «Charlie Hebdo».
El portavoz de una facción islamista de la diáspora palestina ha declarado a varias cadenas de radio y tv francesas: «Somos muchos de millones de musulmanes, en todo el plantea, que protestamos contra las ofensas y blasfemias contra Mahoma». Declaración acompañada de gritos, alaridos y puños en alto, amenazantes.
Respuesta de Francia
Francia reclamó este domingo que cesen de forma inmediata los llamamientos al boicot de sus productos que han proliferado en países de mayoría musulmana de Oriente Medio.
En un comunicado, el Ministerio francés de Exteriores pidió que se ponga fin a esos actos de boicot que se han producido en los últimos días, y que afectan en particular a productos alimentarios, insistiendo en que están «instrumentalizados por una minoría radical».
Una portavoz del ministerio señaló que toda su red diplomática se ha movilizado para explicar la posición francesa, en particular sobre la cuestión de las «libertades fundamentales y el rechazo del odio».
También para pedir a las autoridades de esos países que se desolidaricen de los llamamientos al boicot y de cualquier ataque contra Francia, que acompañen a las empresas francesas y garanticen la seguridad de los franceses en sus territorios.
El departamento de Exteriores hizo hincapié en que se han desnaturalizado las posiciones defendidas por Francia «en favor de la libertad de consciencia, de la libertad de expresión, de la libertad de religión y del rechazo de cualquier llamamiento al odio».
Una alusión directa a dos discursos recientes de Macron, empezando por el que pronunció el 2 de octubre para presentar su proyecto de ley contra lo que llama «separatismos», y que sobre todo pretende combatir el integrismo islámico en todos los ámbitos de la vida social.
El jefe del Estado, que repitió entonces que Francia «no renunciará a las caricaturas», ha anunciado un reforzamiento del dispositivo represivo. Su Gobierno ha procedido al cierre de una mezquita y ha tramitado la disolución de asociaciones a las que se reprochan sus posiciones integristas.
Todo eso ha dado lugar a una virulenta reacción del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que este domingo ha repetido sus cargas contra Macron como el sábado, cuando dijo que el presidente francés necesita «terapia mental» porque a su parecer «no entiende la libertad religiosa» y actúa «contra millones» de musulmanes.
El jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian, replicó este domingo subrayando que «ese comportamiento es inadmisible, sobre todo de un país aliado» y anunció que se ha llamado a consultas al embajador francés en Turquía, que volvía hoy mismo a París.
Le Drian se quejó de la «propaganda odiosa y calumniosa» contra Francia y de los «insultos directos» contra Macron y recordó que Turquía no ha mostrado oficialmente ningún signo de solidaridad con Francia ni de condena del atentado contra Samuel Paty.