Conseguir la inmunidad de grupo de forma natural no se puede alcanzar «salvo que estemos dispuestos a pagar un precio extremadamente importante en vidas humanas»
Las autoridades sanitarias de Bélgica estiman que entre un 10 y un 20 % de la población belga tendrá anticuerpos de Sars-CoV-2 tras la segunda oleada actual, una proporción que ayudará a ralentizar la transmisión del virus pero que hace imposible alcanzar la inmunidad de grupo sin las vacunas.
«Varios modelos estiman que si fuéramos hacia una inmunidad de grupo puramente por la vía natural en nuestro país habría que contabilizar al menos 60.000 muertos», es decir, 4,3 veces más que los 13.891 decesos por Covid que lleva registrados Bélgica, declaró este viernes en conferencia de prensa el portavoz francófono del comité técnico contra el coronavirus, Yves van Laethem.
Los expertos belgas se basan en distintos estudios, como la seroprevalencia observada mes a mes en donantes de sangre, para proyectar que el porcentaje de ciudadanos con anticuerpos al final de la segunda oleada pueda situarse entre el 10 y el 20%, aunque con una distribución desigual por el territorio, en función de las zonas más o menos afectadas por la primera y la segunda oleada.
«La única opción por lo tanto es esperar a una buena vacuna, limitando los contactos y respetando las medidas», agregó Van Laethem.
No obstante, la horquilla de seroprevalencia de hasta un 20% sí que podrá «desempeñar un papel en la ralentización de la transmisión del virus, porque esas personas están, al menos parcialmente y durante un tiempo, protegidos».
Pero está «muy lejos de la inmunidad que nos gustaría tener globalmente en la comunidad para alcanzar la inmunidad de grupo», que se estima «a entre el 60 y el 70% de personas con anticuerpos», agregó el virólogo, quien explicó que, en todo caso, la «inmunidad de grupo no quiere decir que hará desaparecer, por sí misma, el virus».
«La erradicación total de un virus requiere, para empezar, que el único reservorio sea humano, y sabemos que hay un reservorio animal», así que, de una u otra manera, será necesaria la vacuna, como en el caso de la viruela en el pasado o, como se espera ocurra pronto con la poliomielitis a nivel mundial.
En un país como Bélgica, relativamente frío, con alta densidad de población y una pirámide demográfica envejecida, es imposible de alcanzar de manera natural «tanto desde el punto de vista ético como desde el de la supervivencia del sistema sanitario».
En cuanto a la situación epidemiológica actual, Bélgica presenta una incidencia acumulada de 1.232 nuevos casos por 100.000 personas en los últimos 14 días, todavía de los más altos de Europa, pero sigue mejorando sus datos de coronavirus, con una caída semanal de los contagios del 48 % y del 25 % en las hospitalizaciones.
Las muertes siguen creciendo, al 21 % semanal, aunque cada vez a menor ritmo y las autoridades esperan que ese dato también se estabilice o empiece a descender en lo que queda de semana.
Bélgica, que a finales de octubre llegó a ser el país más afectado de Europa por el coronavirus, ha ido ampliando las restricciones desde hace más de un mes, hasta llegar hace dos semanas a la situación actual, con toque de queda nocturno, teletrabajo obligatorio, mascarilla en lugares públicos, limitación de contactos sociales y cierre de ocio, cultura, deporte y comercios no esenciales. El próximo lunes reabrirán los colegios, tras dos semanas de vacaciones de noviembre, ampliadas por la covid.