EE.UU. y Francia quieren aclarar lo que llaman «puntos controvertidos» del acuerdo del 10 de noviembre
Rusia, EE.UU. y Francia celebrarán mañana, miércoles, en Moscú una reunión para despejar todas las dudas sobre el acuerdo suscrito hace una semana por Armenia y Azerbaiyán con mediación rusa para frenar el conflicto en Nagorno Karabaj. La reunión se cerró después de que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, se reuniera en París con su el francés, Jean-Yves Le Drian, y acordaran el encuentro que fue confirmado este martes por el Ministerio de Exteriores ruso.
Tanto EE.UU. como Francia, copresidentes junto a Rusia del Grupo de Minsk de la OSCE para Karabaj, quieren aclarar lo que llaman «puntos controvertidos» del acuerdo del 10 de noviembre. Al tiempo que valoran el papel ruso en el cese de los combates, Francia y EE.UU. quieren conocer todos los detalles sobre el retorno de los desplazados, la división del Karabaj entre armenios y azerbaiyanos y, especialmente, el papel de Turquía.
Rusia ha dejado claro que sólo sus fuerzas de pacificación serán desplegadas en el territorio, escenario de un cruento conflicto desde el 27 de septiembre. En virtud del acuerdo, casi 2.000 pacificadores rusos deben garantizar la paz en el Karabaj, donde ya han comenzado las labores de desminado.
Al respecto, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró haber convencido a Recep Tayyip Erdogan, de que el despliegue de tropas turcas en la línea de separación sería contraproducente para el cumplimiento del acuerdo. Putin aludió a que la presencia de militares turcos en el Karabaj podría dar a Armenia un motivo para renunciar a implementar los puntos del acuerdo.
Además, recordó que Ankara participó desde un principio en los esfuerzos para arreglar el conflicto y que «difícilmente se puede acusar a Turquía de violar el derecho internacional». En principio, la presencia turca debería limitarse a la participación en un centro de observación que estaría situado en territorio azerbaiyano y operaría de manera remota con drones y otros equipos de monitoreo. Con todo, los armenios, enemigos acérrimos de Turquía desde el genocidio de 1,5 millones de armenios a manos del imperio otomano de 1915, no las tienen todas consigo. De hecho, el Parlamento turco ha recibido una moción para el despliegue de pacificadores que se encargarían de supervisar el alto el fuego entre ambos bandos en conflicto desde 1988.
La oposición armenia, que demanda la dimisión del primer ministro, Nikol Pashinián, insistió este martes en revisar el acuerdo, que considera una capitulación en toda regla. El presidente azerbaiyano, Ilhan Alíev, viajó a la zona de seguridad reconquistada por Bakú y puso la primera piedra de la carretera que unirá Fizuli con la histórica ciudad karabají de Shushá. Mientras, el líder karabají, Araik Arutiunián, asistió a una ceremonia similar para la carretera que unirá la capital, Stepanakert, con el corredor de Lachín, que enlazará el territorio con Armenia