Decenas de organizaciones, personalidades y activistas latinoamericanos han expresado su preocupación por la creciente tensión en el Sahara Occidental y han exhortado a que se celebre un referendo de autodeterminación para el pueblo saharaui a fin de alcanzar la paz en el noroeste de África
Pablo de la Vega, portavoz de la Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui, indicó este jueves en Quito que más de un centenar y medio de personalidades y asociaciones de la sociedad civil han suscrito un documento en el que además, exigen el retiro de las tropas marroquíes de la zona de Guerguerat.
Entre las personalidades, dijo, destacan las adhesiones del premio Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel, defensores de derechos humanos como la dominicana Annalisa Melandri, la panameña Gloria Esther Castillo, la colombiana Lizeth Estrada y el diplomático ecuatoriano Horacio Sevilla.
Asimismo, el cineasta chileno Marco Enríquez Ominami, la brasileña Moara Crivelentey el venezolano Rafael Ramírez, así como representantes de asociaciones sociales de Ecuador, México, Chile, Argentina, Colombia, Brasil, Nicaragua, Panamá, Uruguay, Venezuela, Bolivia y República Dominicana.
Todos ellos, «expresan su profunda preocupación ante los recientes acontecimientos ocurridos (..) en la denominada Franja de Amortiguación en Guerguerat», donde «las Fuerzas Militares marroquíes llevaron a cabo un brutal ataque el viernes 13 de noviembre a decenas de manifestantes civiles saharauis que se encontraban protestando pacíficamente por la existencia de esa brecha ilegal abierta en el ‘muro militar'», dice un texto difundido por el Servicio de Prensa del Sahara, fechado en Quito.
De la Vega comentó que el argumento básico del pronunciamiento del colectivo de solidaridad internacional es que se haga viable el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui a través de un referendo, ya aprobado por Naciones Unidas en 1991.
Asimismo, dijo que se ha pedido al Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, que delegue a un enviado especial suyo para que observe la situación en la zona, una acción que si se aplicaba a tiempo hubiera evitado «situaciones tan críticas como la actual».
CRECIENTE TENSIÓN
La tensión en el Sahara estalló el pasado viernes cuando el Ejército marroquí intervino para desalojar a un grupo de manifestantes saharauís que llevaban tres semanas bloqueando el paso de Guerguerat, una franja de 5 kilómetros entre la aduana marroquí y la frontera mauritana, donde paralizaron el tráfico comercial.
La República Árabe Saharauí Democrática (RASD), reconocida por Ecuador y otra veintena de países latinoamericanos y caribeños, muchos de los cuales cancelaron o congelaron después sus relaciones, respondió a esta acción militar con la ruptura del acuerdo de alto el fuego, firmado en noviembre de 1991 y declaró la guerra a Marruecos.
Este país minimiza por ahora esos combates calificándolos de hostigamientos sin ningún alcance ni «daños materiales o humanos».
El Frente Polisario y la RASD enviaron este jueves «un mensaje urgente» a los países y entidades públicas y privadas en el que les piden que dejen de realizar cualquier tipo de actividad en el territorio saharaui ya que éste, desde su perspectiva, se encuentra «actualmente en situación de guerra abierta».