Merkel: "No pueden ser las últimas navidades con los abuelos porque hemos desperdiciado la oportunidad de hacer algo"
La canciller alemana afirmó este miércoles que las vacunas que se puedan poner hasta marzo de 2021 no serán suficientes para suponer un «cambio significativo» en el país
Merkel realizó estas declaraciones al intervenir ante el pleno del Bundestag para defender los presupuestos del año que viene, que prevén un endeudamiento nuevo de 180.000 millones de euros para combatir la crisis desatada por el coronavirus.
No obstante, la canciller subrayó que si se puede empezar a vacunar a los grupos vulnerables y al personal sanitario a partir de primeros de año «se habrá ganado mucho».
También habló de una mezcla de sentimientos, por todo lo logrado en apenas diez meses de pandemia -por ejemplo en el ámbito científico-, pero advirtiendo de las grandes dificultades que quedan aún por delante.
Aseguró que se puede ver la «luz al final del túnel» con varias vacunas contra el COVID-19 ya a punto de ser autorizadas en la Unión Europea (UE), pero recordó también que Alemania se encuentra actualmente en la «fase decisiva» de la pandemia, en una segunda ola «mucho más exigente que la primera», y que la experiencia histórica advierte de que las segundas pueden ser «muy dolorosas».
«El numero de contactos es demasiado alto, la reducción de contactos no es suficiente», argumentó Merkel en referencia a las restricciones aprobadas para noviembre, que luego se endurecieron y prolongaron hasta diciembre.
Por eso, en un discurso inusualmente emocional de la canciller, instó a aplicar nuevas restricciones en los próximos días para reducir el número de nuevos contagios y, consecuentemente, el de hospitalizados y muertes por el COVID-19.
«Como las cifras son las que son, tenemos que hacer algo», afirmó la canciller, que reconoció que las restricciones son competencia de los estados federados, pero destacó que ella y el Gobierno central tienen una «responsabilidad especial» a este respecto.
Merkel lleva semanas abogando por un endurecimiento de las restricciones, a lo que se resisten algunos estados federados. Las diferencias entre los «Länder» hacen además difícil la toma de decisiones consensuadas.
La canciller aseguró, en este sentido, que considera que hay que tomarse «en serio» las recomendaciones que difundió este martes la Leopoldina, la Academia de Ciencias de Alemania, que abogó por un confinamiento «duro», cerrando incluso los colegios, para reducir «al mínimo absoluto» los contactos.
«Son recomendaciones acertadas el cierre de comercios, mantener el número de las reuniones al mínimo posible (…), cerrar los colegios -ya sea prolongando las vacaciones hasta el 10 de enero o con clases digitales-,… necesitamos reducir los contactos», explicó.
Agregó que le «duele de verdad en el corazón» ir contra los puestos de comida navideños, pero consideró que estas tradiciones de las fiestas «no son aceptables si el precio a pagar es que la cifra diaria de muertos alcance las 590 personas», como sucedió en las últimas 24 horas en Alemania, una cifra récord.
«No puede ser que ahora antes de navidades tengamos muchos contactos y a continuación sean las últimas navidades con los abuelos porque hemos desperdiciado la oportunidad de hacer algo», argumentó.