El texto quedará listo para entrar en vigor una vez supere los trámites restantes en la Cámara de los Lores y reciba el asentimiento oficial de la reina Isabel II, en las próximas horas
Un día antes del límite para evitar un Brexit sin acuerdo, la Cámara de los Comunes británica aprobó este miércoles con holgada mayoría -521 votos frente a 73- los términos del tratado que regirá a partir del 1 de enero la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea.
El documento, que Londres y Bruselas lograron cerrar en Nochebuena tras nueve meses de tensas negociaciones, ha recibido ya la firma del primer ministro británico, Boris Johnson, así como de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo Europeo, Charles Michel.
Lo ajustado de los plazos ha obligado a tramitar en una sola jornada la ley que transfiere al cuerpo legal británico los compromisos adquiridos con Bruselas, un procedimiento de urgencia que el Parlamento del Reino Unido ha utilizado en escasas ocasiones.
El texto quedará listo para entrar en vigor una vez supere los trámites restantes en la Cámara de los Lores y reciba el asentimiento oficial de la reina Isabel II, en las próximas horas.
También fueron necesarios arreglos especiales para que los Ejecutivos de ambos lados del canal de la Mancha pudieran estampar sus rubricas a tiempo. Los 1.246 folios del tratado llegaron a primera hora de la tarde al Reino Unido a bordo de un avión militar de la Real Fuerza Aérea británica (RAF, en inglés) y le fueron entregados a Johnson en su despacho de Downing Street.
Consenso entre los dos grandes partidos
La mayoría absoluta conservadora con la que cuenta el jefe de Gobierno en los Comunes y el respaldo al acuerdo por parte del Partido Laborista, el primero de la oposición, apagaron cualquier posibilidad de una revuelta parlamentaria en contra del texto.
El líder laborista, Keir Starmer, declaró ante los diputados que el acuerdo contiene «muchos fallos», pero advirtió de que las consecuencias de un Brexit no negociado serían inasumibles para el Reino Unido y ordenó a los suyos que votaran a favor.
Con todo, más de treinta laboristas, muchos de ellos afines al anterior líder, Jeremy Corbyn, decidieron abstenerse.
Respaldaron asimismo los términos del pacto los diputados de la facción más euroescéptica del Partido Conservador, un grupo especialmente combativo en favor de una relación lo más alejada posible de la UE, que el año pasado obstruyó el acuerdo de salida del bloque que había negociado la entonces jefa de Gobierno, Theresa May.
En esta ocasión, con su peso político menguado por la mayoría absoluta de Johnson, los euroescépticos concluyeron que el pacto sobre la futura relación con la UE salvaguarda de manera convincente la «soberanía» del Reino Unido.
Escoceses y norirlandeses, en contra
La oposición más relevante al acuerdo fue la de 44 diputados del Partido Nacionalista Escocés (SNP, en inglés), que se ha opuesto con vehemencia al Brexit desde el referéndum de 2016.
Su portavoz en los Comunes, Ian Blackford, sostuvo que el mejor acuerdo posible es el que estará en vigor hasta las 23.00 horas GMT de mañana jueves, por el cual el Reino Unido tiene acceso completo al mercado único y forma parte de la unión aduanera comunitaria.
También votaron en contra, aunque por distintos motivos, los ocho parlamentarios del Partido Democrático Unionista norirlandés (DUP).
Aunque favorable a la ruptura con la UE, esa formación rechaza los arreglos acordados para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas, que establecen nuevos controles aduaneros entre el Úlster y la isla de Gran Bretaña.
UN REINO UNIDO EN CONTROL DE SU «DESTINO NACIONAL»
Al abrir el debate parlamentario, Johnson celebró que el acuerdo permitirá al Reino Unido recuperar el control de sus leyes y su «destino nacional».
«Al rubricar este pacto, cumplimos el deseo soberano de los ciudadanos británicos de vivir bajo su propias leyes, redactadas por su propio Parlamento elegido», afirmó el primer ministro en un mensaje en Twitter poco después de estampar su firma en el acuerdo.
«El propósito central de esta ley es lograr algo que los británicos siempre habían sentido que era posible, aunque se les había dicho que era imposible», defendió Johnson, quien recalcó que el Reino Unido y sus 27 países vecinos continuarán unidos por «la amistad, el comercio, la historia, los intereses y los valores» comunes.