Según los datos oficiales la pandemia se ha cobrado la vida de 1.018 venezolanos mientras que solo en casos de «resistencia a la autoridad» hubo 4.231 fallecidos en 2020
Venezuela fue el país con más muertes violentas de América Latina en 2020, pese a que hubo una reducción del número de homicidios, informó este martes la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). En una rueda de prensa virtual en la que fue presentado el informe, el director del OVV Roberto Briceño-León aseguró que, en 2020, hubo 11.891 personas que fallecieron por causas violentas, lo que implica una tasa de 45,6 por cada cien mil habitantes.
Eso implica una reducción con respecto a los datos publicados por la ONG en 2019, cuando hubo 16.506 muertes por causas violentas, lo que arrojó una cifra de 60,3 por cada cien mil habitantes.
Por eso, Briceño-León aseguró que, en 2020, «Venezuela ha sido azotada por dos epidemias: la del COVID-19 y la epidemia de la violencia».
«La epidemia de la violencia resultó once veces más letal que la epidemia de COVID-19″, afirmó acerca de la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus y que, según datos oficiales, se ha cobrado la vida de 1.018 venezolanos.
Entre las muertes violentas, hubo 4.231 personas que fallecieron en casos de «resistencia a la autoridad», 4.153 homicidios y 3.507 muertes que están en averiguación que, según aclaró el director del OVV, son «muertes claramente violentas» a juicio de la ONG.
Frente a esos datos, aseguró que 2020 «fue un año muy atípico en muchos aspectos» que ha llevado a «reconsiderar muchas interpretaciones sobre la dinámica de la criminalidad».
Venezuela registró 45.6 muertes violentas por cada 100 mil habitantes durante los últimos 12 meses, de acuerdo al informe presentado por el Observatorio Venezuela de Violencia el pasado martes. #TVV #TVVNoticias pic.twitter.com/80gNT05HMd
— TVV Noticias (@TVVnoticias) January 3, 2021
«Epidemia de violencia policial»
Briceño-León también denunció que hay una «epidemia de violencia policial», puesto que desde 2016 ha habido «un aumento sostenido de la letalidad policial» y, desde entonces, «cada año hay más víctimas por haberse resistido a la autoridad que los homicidios de cualquier otro tipo».
El director de la ONG mostró los datos de que disponen y que recogen que, en 2016, «por cada cien homicidios hubo 28 personas que fallecieron en actuaciones policiales que calificaron como muertes por haber resistido a la autoridad».
La cifra creció a 34 en actuaciones policiales por cada cien homicidios en 2017, 72 en 2018 y 88 en 2019.
En 2020, por primera vez hubo más muertos a manos de policías que por los delincuentes: 101 casos provocados por los agentes, por cada 100 homicidios delincuenciales.
El 90 % de las víctimas de la resistencia a la autoridad tenía entre 18 y 40 años.
De las 4.231 «víctimas de la letalidad policial», 82 tenía entre 12 y 17 años, así como tres niños menores de 11 años que «supuestamente murieron por haber resistido a la autoridad».
La mitad de los muertos «cayeron en acciones de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).
En el caso de la PNB, el 82 % de las víctimas las ocasionó las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), un cuerpo cuya disolución ha pedido la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En el 12 % de los casos, fueron funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), un cuerpo policial adscrito a las Fuerzas Armadas, y en el 20 % a los grupos de policía de cada estado.
Esas cifras muestran que hubo cuatro veces más muertes por resistencia a la autoridad que por el COVID-19.
Debilitamiento de las bandas
La OVV también observó que en 2020 hubo un debilitamiento de las bandas pequeñas y un fortalecimiento de las grandes, dedicadas al crimen organizado.
«Ese proceso estuvo acompañado de una disminución del delito depredador, del robo, hurto y secuestro de las bandas pequeñas», observó la organización, según explicó su director, quien subrayó que, en «Venezuela, el delito está dolarizado», así como casi el 70 % de las transacciones cotidianas.
En paralelo, ha habido un «incremento del delito de extorsión aplicado a las pocas actividades económicas activas y con acceso a moneda extranjera en las bandas grandes».
La destrucción de la actividad económica y la dolarización «ha llevado al crimen organizado a concentrarse en los nichos económicos que puedan sobrevivir y que tienen acceso a moneda extranjera», agrega el informe.
En el debilitamiento del crimen, Briceño-León explicó que, «ciertamente, hay menos delincuentes porque han emigrado», pero destacó que no se puede reducir el impacto que ha tenido la letalidad policial en las bandas.
También ha habido una «incidencia de las medidas de cuarentena en la reducción de los delitos menores o contra la propiedad».
«En su conjunto, tanto en Venezuela como en América Latina ha podido observarse una reducción de los delitos que se cometen en las calles, en el espacio público, mientras se incrementaron los delitos que ocurren en el espacio privado», sostiene el informe leído por Briceño-León.
Sin embargo y pese a esa situación en la región, el director de la OVV explicó que Venezuela permanece como el país con mayor número de muertes violentas en América Latina «a pesar de la reducción tan importante» que han reportado este año de las distintas tasas de muertes violentas.