4 de febrero: Día Mundial contra el Cáncer
Hay días que te cambian la vida. Ese tipo de días que recuerdas durante el resto de tu vida y que, pese a que pasen los años parece que fuera ayer. Ese día en el que después de unas cuantas pruebas, un médico se sienta delante de ti y te dice eso que conoces, pero nunca quieres escuchar, o simplemente nunca piensas que te vaya a tocar. Te encuentras con esa orilla llena de rocas que te hacen entender que en la vida no todo es bonito y que también existen los obstáculos, o peor, que también existen los precipicios.
Todos conocemos a alguien con cáncer pero que hasta que no te toca en tu propia casa no sabes realmente lo que es ni lo que implica. Nadie sabe cuánto duele ni lo cerca que se está de rendirse ante el gigante, de romperse a cada instante ante la cruda realidad. Ver como todos tus planes se desvanecen. El médico se convierte en una persona más de tu familia y el hospital en tu segundo hogar. Nadas a contracorriente día tras día buscando ese deseado y bonito final.
Quimio, Radio (o ambas), TAC y vuelta a empezar. Coraje, paciencia y sobre todo esperanza; porque la esperanza siempre se planta en el lugar donde más duele para que así crezca bien fuerte y florezca cuando creas que ya no está. Un día, de repente, te despiertas por la mañana y ves la almohada llena de pelo. Conforme pasa el tiempo vas descubriendo que ese es el menor de los efectos. El cáncer es duro, es muy duro. Es sentir miedo constante por ese futuro incierto, y en algunos casos anunciado. Son lágrimas cada noche y sonrisas fingidas por el día; y en algunos casos es esa tan temida despedida que tanto marca la vida. A veces Dios da las peores batallas a sus mejores guerreros, esa gente que no se da nunca la vuelta pese a que no vean el final del túnel. Pero el cáncer no es solo eso. También es valentía, coraje y amor. Las situaciones complicadas sacan lo mejor del ser humano porque, pase lo que pase, el alma nunca se despeina. Aprendes a valorar las cosas cotidianas, a aprovechar cada momento como si fuera el último y a ver que la vida aunque tenga color gris, sigue siendo bonita.
Hoy es día 4 de febrero, Día Mundial contra el Cáncer. Es triste que exista un día contra el cáncer porque eso significa que muchas personas siguen sufriendo la enfermedad. Todo pasa por algo y de todos modos si todo pasa, también es por algo. A pesar de que las historias no tengan siempre un final feliz. “La vida seguirá”, decía mi padre, y efectivamente sigue, pero un poco más triste desde que no está.
Por aquellos que lloraron, por aquellos que se desesperaron. Por aquellos que resistieron, por aquellos que lucharon. Por aquellos que sonrieron, por aquellos que no miraron atrás. Por todos aquellos que les apoyaron y, sobre todo, por aquellos que lo superaron, que intentan sobrevivir cada día y por los que nos cuidan desde el cielo, como Javier y Romualdo.
