El Senado deberá determinar en primer lugar si el proceso de ‘impeachment’ es constitucional con Trump ya fuera de la Casa Blanca
El segundo juicio político, conocido en Estados Unidos como ‘impeachment‘, al expresidente Donald Trump comenzará este martes en un Senado dividido que difícilmente le condenará por su responsabilidad en el asalto al Capitolio.
El proceso comenzará a las una de la tarde hora de Washington (18:00 GMT) en el Senado, donde los cien senadores ejercerán como jurado.
De acuerdo a lo pactado este lunes entre los líderes del Senado, el demócrata Chuck Schumer y el republicano Mitch McConnell, el primer día se dedicará a evaluar si este juicio político es constitucional, algo a lo que los legisladores dedicarán cuatro horas de debate, seguidas de un voto sobre el tema.
Legalidad del proceso
Una mayoría de expertos en la Constitución han opinado que el proceso es legítimo incluso si ya no puede resultar en la destitución de Trump, porque evalúa hechos que se produjeron cuando él todavía era presidente.
«No hay una ‘excepción de enero’ en la Constitución, que permita a los presidentes abusar de su poder en sus últimos días (de mandato) sin rendir cuentas», argumentaron los «fiscales» demócratas en su documento de este lunes.
En una votación parecida a finales de enero, tan solo 5 de los 50 senadores republicanos votaron a favor de la constitucionalidad del proceso, lo que augura una absolución como desenlace final del juicio ya que serían necesarios al menos 17 para condenar a Trump.
Acusación y defensa
Una vez que el Senado decida que el proceso es constitucional, algo para lo que solo necesitará una mayoría simple, el juicio político se retomará el miércoles a las 12:00 (17:00 GMT), cuando empezarán los argumentos de los fiscales y la defensa de Trump.
El «impeachment» se celebrará todos los días siguientes excepto el sábado, por petición de un abogado judío de Trump, y se retomará el domingo, con la perspectiva de terminar la próxima semana a no ser que se convoquen testigos.
Se prevé que el miércoles se dé comienzo a los argumentos de apertura de los «fiscales» del juicio político -que son nueve legisladores demócratas de la Cámara Baja-, que harán su presentación durante un lapso de no más de 16 horas y en un máximo de dos sesiones.
Para la defensa del exmandatario republicano, regirá la misma regla en cuanto a las horas y las sesiones.
El proceso contempla que se pueda votar para llamar testigos o presentar evidencia adicional, aunque ese escenario es ahora incierto ya que alargaría un juicio que demócratas y republicanos quieren zanjar lo más rápido posible.
Un proceso inédito
El proceso pasará a la historia en dos sentidos: porque convertirá a Trump en el primer presidente estadounidense que afronta dos juicios políticos -tras el celebrado hace un año por sus presiones a Ucrania-, y porque nunca antes se había sometido a un «impeachment» a un mandatario cuando ya no está en el poder.
Los abogados de Trump se han aferrado a ese último hecho y lo han convertido en el pilar principal de su defensa, al argumentar que es inconstitucional juzgar políticamente al expresidente cuando ya no está en la Casa Blanca.
«Se está pidiendo al Senado que haga algo patentemente ridículo: juzgar a un ciudadano privado en un proceso diseñado para expulsarle de un cargo que ya no ocupa«, aseguraron este lunes los abogados que representan a Trump, Bruce Castor, David Schoen y Michael van der Veen.
En un largo documento de 78 páginas, los letrados pidieron desestimar el proceso contra Trump por considerarlo puro «teatro político» por parte de los demócratas, y tacharon de «absurda» la acusación de que el expresidente incitó el asalto al Capitolio.
El juicio político volverá a centrar la atención de Washington en Trump menos de tres semanas después de que el expresidente abandonara el poder, pero no lo hará por demasiado tiempo: se espera que el proceso dure apenas una semana o diez días, según las negociaciones previas.
Tanto a los demócratas como a los republicanos les interesa un «impeachment» fugaz: los primeros quieren despacharlo para poder centrarse en las prioridades del nuevo presidente de su partido, Joe Biden; y los segundos temen las consecuencias de un largo debate sobre las polémicas acciones de Trump.