Las viudas del Califato
Con apenas 15 años decidieron abandonar a su familia para viajar a Siria y unirse al Estado Islámico. Allí se casaron e incluso tuvieron hijos, pero ahora quieren volver a sus países
Atrapadas en una delgada línea entre el bien y el mal. Entre la inocencia y la complicidad. Entre la ignorancia y la mentira. Son las mujeres extranjeras, viudas de los muyahadines del Estado Islámico, unas 300 mujeres con centenares de niños, que sobrevivieron a la destrucción del Califato creado por los extremistas entre Siria e Irak.
Todas estas viudas del Califato fueron encontradas en túneles, casas de seguridad y entre los escombros de las ciudades que iban liberando las fuerzas iraquíes y sirias prooccidentales tras los bombardeos estadounidenses. La mayoría de ellas fueron trasladadas a una prisión de Bagdad. Una alemana ya fue sentenciada a muerte y una francesa a cadena perpetua.
A las viudas de los denominado “mártires de la yihad” se les conoce como “viudas negras”, un nombre que se originó por un grupo de terroristas mujeres suicidas procedente de Chechenia. Se dieron a conocer con la toma de rehenes en 2002 y su nombre se debe a que la mayoría eran viudas de combatientes chechenos.
La revuelta vestida de Primavera Árabe que arrancó en 2011 contra el régimen del presidente Bashar Al Assad fue mutando en un avispero con cientos de yihadistas. En ese marco emerge con fuerza el nombre de Estado Islámico de Irak y al Sham (ISIS), que pasa de ser la marca de Al Qaeda en la zona a ir por libre y aplicar la sharia (Ley Islámica) en los territorios bajo su control.
Su objetivo no era solo derrocar al Gobierno proiraní y chií de Siria sino también establecer un territorio propio en el que convocar a los musulmanes de todo el mundo, que acuden a su llamada. En lo que se refiere a las mujeres, dicho llamamiento oculta entre otras cosas una necesidad de paliar un elevado número de combatientes extranjeros solteros, a los que incluso se les provee de mujeres cautivas no musulmanas con las que pueden mantener relaciones sexuales con o sin consentimiento, por decreto islámico, según los expertos.
La viuda blanca
Se trata de Sally Anne Jones, integrante del grupo terrorista Daesh y conocida como la «Viuda blanca». Nacida al sureste de Inglaterra, en el condado de Kent, Jones era un importante miembro del grupo terrorista y tenía como función principal reclutar combatientes. Logró que cientos de mujeres occidentales se afiliaran a Daesh. Se describía a sí misma como la «líder de un batallón de mujeres yihadistas». Además, incitaba a través de las redes sociales a cometer atentados en diferentes puntos de Reino Unido. Era una de las terroristas más buscadas por los servicios de inteligencia mundiales. Según los medios de comunicación ingleses, habría muerto a los 50 años de edad, en un ataque con drones en la localidad siria de Raqqa.
La viuda más temida de Siria
La mujer más buscada de Francia es la más temida de Siria. Hayat Boumeddiene, la viuda del terrorista Amedy Coulibaly, se convirtió en una ‘figura de culto’ al ser la viuda de un “mártir” del Islam. Su marido Amedy llevó a cabo la masacre de cuatro rehenes en un supermercado judío de París en enero de 2015, además del asesinato de un policía. Aunque no está claro qué conocimiento tuvo ella de los ataques, su huida a Siria pocos días antes de que se produjeran los atentados provocó desde el primer momento las sospechas de los servicios de inteligencia. Una llamada telefónica en la frontera siria la sitúa a ella en el país mediterráneo junto a las filas del Estado Islámico. Actualmente se encuentra en busca y captura.
Las dos viudas de Al Bagdhadi
Al Bagdhadi tenía cuatro esposas, el máximo que permite la sharia. Según las fuentes estadounidenses, dos le habían acompañado hasta su último escondrijo en la provincia siria de Idlib y perecieron en la operación. Las otras dos sortearon la muerte, pero se enfrentaron a la detención. Una de ellas, cuyo nombre ha sido identificado como Nur y que sería hija de uno de sus colaboradores, fue detenida en el verano de 2019 y su interrogatorio proporcionó a la CIA valiosa información.
Españolas en el corazón de la yihad
Asia tenía 20 años cuando se escapó de su casa en Ceuta para reunirse con uno de los yihadistas más sanguinarios en Siria. Su regalo de bodas fue un cinturón de explosivos. Se convirtió en la madre del primer bebé español nacido en el Califato de Estado Islámico. Enviudó, se casó otra vez, volvió a enviudar, tuvo otro hijo y fue detenida por el Ejército Libre de Siria.
El viaje de Asia empieza en la soledad de su habitación, delante de una pantalla de ordenador. La joven consume los mensajes que llegan desde Siria. A través de Internet establece contacto con un joven marroquí llamado Mohamed Hamdouch, aunque su nombre de guerra es ‘Kokito de Castillejos’. Debe su mote a su lugar de nacimiento, la localidad de Castillejos, a tan solo siete kilómetros de Ceuta. Se trata de un yihadista especialmente sanguinario y con ganas de notoriedad que posa ante las cámaras con varias cabezas cortadas de militares sirios.
Allí en Siria, Asia conoció a Fátima otra española, de 18 años, que estaba casada con un terrorista marroquí llamado Mourad Kadi. Ambos terroristas y maridos de las españolas murieron en noviembre de 2015. Para cumplir con el compromiso que había adquirido con el Califato, Asia tuvo que volver a casarse con otro marroquí llamado Mohamed Ahatim Ouahabi Halawa. Pero este yihadista también murió en Siria el 24 de mayo de 2016. Su amiga Fátima también se casó de nuevo con otro terrorista llamado Abu Saber.
Las dos jóvenes emprendieron la huida empujadas por la presión que llegaba desde los campos de batalla. Las filas yihadistas de Estado Islámico acumulaban derrotas y el proyecto de Abu Bakr Al Baghdadi se tambaleaba. Asia, Fátima, los dos niños pequeños y el marido de la segunda se trasladaron a la localidad de Al Bab. Allí contactaron con unos traficantes de personas que les ofrecieron llevarlos a Turquía con una identidad falsa a cambio de 1.100 dólares. Sin embargo, a muy pocos kilómetros de Turquía, fueron interceptadas por miembros del Ejército Libre de Siria, que asesinaron al marido de Fátima y ellas permanecieron 20 días retenidas. Finalmente decidieron abandonarlas en territorio turco.
Siete meses después fueron arrestadas por las autoridades otomanas y enviadas en avión a España tras dar aviso al Ministerio del Interior. Nada más llegar, ingresaron en prisión. Fueron condenadas en 2020 a cuatro años de prisión por integración en una organización terrorista.
Esta sentencia de cuatro años de cárcel supone el final del viaje de Asia y Fátima al corazón del proyecto de terror que impulsó la mayor organización terrorista de la historia. Como ellas, otras mujeres españolas viajaron a Siria y otros lugares en conflicto atraídas por las promesas de Daesh.