Piratería en África: la tiranía del océano
Somalia y el golfo de Guinea son los principales focos de piratería en el continente africano.
Somalia y el golfo de Guinea son los principales focos de piratería en el continente africano
La piratería marítima es un crimen ancestral que sigue muy presente en pleno siglo XXI y que presenta una gran amenaza para la seguridad marítima internacional. A pesar de que en Occidente es un fenómeno prácticamente inexistente, muchos países en vías de desarrollo la padecen de forma persistente.
El continente africano no es el que más sufre la piratería en sus costas: Asia, y en concreto, el sudeste asiático, sigue estando a la cabeza (y con mucha diferencia) en números de incidentes anuales. En Asia son comunes los asaltos nocturnos a buques ya anclados en puertos, llevados a cabo por un grupo reducido de asaltantes armados con machetes, cuchillos y en menor medida, armas automáticas, que suelen cometer robos oportunistas de bajo nivel. Por el contrario, en África los ataques suceden lejos de la costa y la violencia empleada, el lucro obtenido y la conexión de esta actividad con el crimen organizado han hecho saltar la voz de alarma alrededor del planeta.
Piratería en Somalia
Los piratas en Somalia operan en dos regiones diferentes: el golfo de Adén y la costa Este. Suelen utilizar dos embarcaciones rígidas (similares a las utilizadas por los pescadores y denominadas ‘skiffs’), con unos cinco piratas en cada una de ellas armados con fusiles AK47 y lanzadores de granadas. En ocasiones ambos barcos están apoyados por otra embarcación de mayor porte, que les proporciona agua, víveres y combustible.
Los piratas se mantienen al acecho, simulando ser pescadores, hasta que encuentran una víctima. Normalmente, suelen ser mercantes con poca velocidad y con un franco bordo fácil para el abordaje. Una vez elegida la víctima, se lanzan a por ella. Se sitúan en las proximidades de la embarcación y disparan una o varias RPG (granadas propulsadas por un cohete). Después abren fuego con los fusiles, intimidando y sorprendiendo a la tripulación del buque víctima. Una vez al costado de la embarcación, la asaltan empleando escalas de aluminio a las que colocan unos garfios en el extremo para facilitar su enganche. Ya a bordo, y después de unos cuantos tiros más, se paraliza a la tripulación, quedando el barco en manos de los piratas. El siguiente paso consiste en navegar con el barco secuestrado hasta uno de los puertos o campamentos piratas.
Una vez allí, comienzan las negociaciones para el pago del rescate, así como una auténtica operación de protección y logística de la presa capturada. Se estima que, entre treinta y cincuenta piratas, con sus correspondientes relevos y apoyos, custodian el buque secuestrado, no sólo para protegerlo de sus dueños, que podrían intentar su liberación, sino también contra otros clanes de piratas.
Generalmente, los contactos para conseguir un rescate los lleva a cabo un negociador local que sigue las instrucciones de otros negociadores a nivel superior.
Una vez alcanzado el acuerdo, que suele durar entre una semana y tres meses (a veces se prolonga hasta seis meses), es necesario realizar el pago del rescate. Parece ser que éste se realiza siempre en mano. Para ello, los armadores (o dueños del barco) necesitan alquilar por un lado, una embarcación en un puerto más o menos cercano y por otro lado, una empresa de seguridad para que transporte el dinero al lugar donde se encuentra el buque capturado y efectuar el pago. Posteriormente se produce la liberación.
Piratería en el Golfo Guinea
La piratería marítima en el golfo de Guinea presenta ciertas particularidades respecto a la somalí. El objetivo principal del secuestro es la obtención ilícita de petróleo. La industria petrolera es la más próspera e importante de la región y, de hecho, el petróleo es el verdadero sostén de las economías de la zona. Por lo que la mayoría de las embarcaciones secuestradas en este lugar son buques petrolíferos.
Los piratas del golfo de Guinea suelen ir fuertemente armados y destacan por la violencia en sus operaciones. Aunque su objetivo sea el cargamento del buque, para conseguirlo son frecuentes los secuestros de buques y de los miembros de la tripulación, que en ocasiones son vendidos a traficantes de seres humanos.
La gravedad de la piratería adquiere una mayor magnitud debido a la colaboración con los grupos terroristas que tratan de expandirse en el Sahel hacia el oeste, y por una creciente vinculación con las redes internacionales que han implantado en la región un verdadero centro neurálgico de operaciones relacionadas con el tráfico de drogas y de seres humanos hacia Occidente.
El Golfo de Guinea se mantiene como el principal foco de ataques relacionados con piratería marítima del mundo. En los últimos 10 años, estos delitos han aumentado de forma continuada en la región, una tendencia contraria a lo que ocurre en otras áreas como el Golfo de Adén en la costa de Somalia.