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En medio de dudas en el panorama internacional, Al-Ásad arrasa en las elecciones sirias y se hace con un cuarto mandato

Estas elecciones han otorgado a al-Ásad un cuarto mandato de siete años que, de acuerdo con la Constitución, deberá ser el último

En medio de dudas en el panorama internacional, Al-Ásad arrasa en las elecciones sirias y se hace con un cuarto mandato

Estas elecciones han otorgado a al-Ásad un cuarto mandato de siete años que, de acuerdo con la Constitución, deberá ser el último

El mandatario sirio, Bashar al-Ásad, ha arrasado con el 95,1 % de los votos en los polémicos comicios presidenciales, haciéndose con una cuarta legislatura de siete años y afianzándose en el poder después de retomar la mayor parte del territorio del país en los últimos años de conflicto armado.

Como se esperaba, tras más de dos décadas al frente de Siria, Al-Ásad barrió a sus poco conocidos contrincantes Mahmud Marai, un líder de la oposición interna tolerada por Damasco, y Abdulá Salloum Abdulá, un exviceministro de Asuntos Parlamentarios que se presentó como candidato independiente.

El dirigente obtuvo 13.540.869 votos y dejó a Marai y Abdulá las migajas: 470.276 y 213.968 apoyos, respectivamente.

Los resultados, que se hicieron públicos unas 24 horas después del cierre de colegios, no han sido una sorpresa para la oposición en el exilio ni una serie de países que habían rechazado reiteradamente esta cita electoral por considerarla un instrumento para revalidar a al-Ásad.

«Estoy contento y honrado de anunciar la victoria de Bashar Hafez al-Ásad para la posición de presidente de la República Árabe de Siria», anunció desde el hemiciclo a última hora del jueves el presidente del Parlamento, Hamuda al Sabag.

En un discurso inicialmente previsto para media tarde y que se produjo tras varias horas de demora, Al Sabag detalló que 14,24 millones de votantes participaron en los comicios, del total de algo más de 18 millones de personas llamadas a las urnas dentro y fuera del país.

El cuarto mandato

Las elecciones fueron celebradas el 20 de mayo en el exterior y el miércoles en los territorios sirios bajo el control de Damasco, donde la jornada se prolongó durante más de 17 horas ante la «gran afluencia» de votantes en los colegios, de acuerdo con la Comité Judicial Supremo para las Elecciones.

Millones de sirios se quedaron fueran del proceso electoral en el noroeste del país, en manos de grupos opositores y facciones yihadistas.

Ajenas al plan de paz para una solución política en Siria auspiciado por la ONU desde 2015, estas elecciones han otorgado a al-Ásad un cuarto mandato de siete años que, de acuerdo con la Constitución, deberá ser el último.

El presidente se mantendrá al frente de una nación sumida en una grave crisis económica y lastrada por la escasez de productos básicos como combustible y pan, una situación de la que el Gobierno culpa a la última oleada de sanciones impuestas por Estados Unidos contra al-Ásad y su entorno.

Según datos de la ONU, más del 80 % de los sirios viven por debajo del umbral de la pobreza; más de 11 millones de una población de algo más de 17 millones necesitan ayuda humanitaria; el 60 % no puede permitirse una comida al día y 6,2 millones están desplazados en el país, además de casi otros tantos que han huido de él.

En el plano militar y tras una década de guerra, las fuerzas leales a al-Ásad controlan la mayor parte del territorio a excepción de algunas áreas en el norte, mientras que los últimos frentes de batalla se mantienen en relativa calma desde hace meses.

Los inicios y las reformas

Oltalmólogo de profesión, al-Ásad tomó el relevo al frente de la jefatura de Estado de manos de su padre, Hafez, quien gobernó Siria desde el golpe de Estado de 1970 hasta su muerte en 2000.

Tras rebajarse la edad mínima de los candidatos presidenciales dictada por la Constitución, Bashar al-Ásad fue aceptado en referéndum como mandatario y asumió el poder poco después del fallecimiento de su progenitor. En 2007, volvió a ser refrendado en una nueva consulta popular.

El sistema político fue objeto de un importante giro tras el estallido de las revueltas contra el Ejecutivo de al-Ásad en 2011, a las que el dirigente respondió concediendo una serie de reformas para permitir la formación de nuevos partidos y la elección del presidente por sufragio.

Los últimos comicios en 2014 se celebraron por primera vez en décadas con más de un candidato, pero como se esperaba también entonces, Bashar al-Ásad arrasó con una contundente mayoría.

Unas elecciones marcadas por las críticas de Occidente

Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, miembros permanentes del Consejo, criticaron duramente los comicios, que ven simplemente como una maniobra del líder sirio y que, consideran, no ayudarán en nada a resolver el conflicto en el país.

«Si las elecciones en curso fuesen libres y justas, estaríamos celebrando la democracia en acción, pero lamentablemente no lo son. Las elecciones de hoy en Siria son un insulto a la democracia y a los sirios», señaló en nombre de Estados Unidos el embajador Richard Mills, que calificó los comicios como una «farsa».

Los países occidentales subrayaron que las elecciones van en contra del proceso impulsado por la ONU en base a una resolución del propio Consejo de Seguridad, que busca un acuerdo para una nueva Constitución y luego la convocatoria de elecciones libres.

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